Jérôme Lejeune y la defensa de la vida

Jérôme Lejeune y la defensa de la vida

«Más impresionantes y más honrosos aún que los títulos que recibió son aquellos de los que fue privado en castigo a su rechazo de los horrores contemporáneos. No podía soportar la matanza de los inocentes. El aborto le causaba horror.»

El 21 de enero de 2021 el Papa Francisco reconoció como venerable a Jérôme Lejeune por «haber vivido las virtudes de manera heroica». En el actual debate acerca de ampliar el crimen abominable del aborto (ver Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et spes, 51) este gran científico y padre de la genética moderna ilumina desde la ciencia la verdad del embrión y del feto humanos.

Jérôme Lejeune nació el 13 de junio de 1926 en Francia. Siendo un joven científico descubre la primera anomalía cromosómica: el síndrome de Down. Este solo hecho le habría valido recibir el premio Nobel.

Pero, como dijo un luterano, el científico Pierre Chaunu cuando supo de su muerte,

«más impresionantes y más honrosos aún que los títulos que recibió son aquellos de los que fue privado en castigo a su rechazo de los horrores contemporáneos. No podía soportar la matanza de los inocentes. El aborto le causaba horror. Creía, antes incluso de tener la prueba irrefutable, que un embrión humano es ya un hombre, y que su eliminación es un homicidio; que esta libertad que se toma el fuerte sobre el débil amenaza la supervivencia de la especie y, lo que es más grave aún, de su alma. Era un sabio inmenso, más aún un médico, un médico cristiano y un santo».

La legalización del homicidio del aborto solo puede ser defendida a base de mentiras y engaños, falsificando encuestas y recurriendo a espurios estudios científicos.

Es aberrante afirmar que quien ha sido engendrado en el vientre de la madre no es niño ni niña, no es hijo ni hija, no es guagua ni es persona humana. Hemos escuchado decir recientemente que solo se comienza a ser persona en el momento de nacer. La consecuencia de esta afirmación es obvia: lo que se quiere es legalizar el aborto libre, sin causales, hasta los nueve meses de gestación.

Cualquier madre y padre sabe que esto no es así. La madre sabe que quien crece en ella es alguien, es su hijo. Basta con ingresar a internet y ver la imagen de un niño en gestación para darse cuenta de que se está ante una persona.

Cuando se escucha a los promotores del aborto, es casi imposible no pensar en estas palabras de Jesús: «Ustedes son de su padre el diablo y quieren cumplir los deseos de su padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44).

Jérôme Lejeune no recibió el premio Nobel ni los honores del mundo, pero a cambio de su fidelidad a la verdad y a la fe recibió lo único que vale realmente la pena: el premio de la vida eterna.

+ Francisco Javier
Obispo de Villarrica

 

 

6 comentarios

pedro de Madrid
Como priva del Premio Nobel el socialcomunismo masón a los verdaderos científicos católicos al estar infiltrados en todos los resortes del poder. Premio Nobel en decadencia
4/02/21 6:34 PM
Cesar alonso
MUCHISSIMAS GRACIAS MONSEÑOR. QUE EL BUEN DIOS LE GUARDE
5/02/21 1:38 AM
Fernando Ares
genial información...
6/02/21 2:32 AM
ALFREDO MEYER
Excelcelente información, no la conocía
7/02/21 11:40 AM
Francisco José Dacoba Fernández
Facebook me niega el derecho de publicar este artículo, diciendo que puede ser ofensivo para otras personas. No cabe duda que la riqueza excesiva no proviene de Dios sino del Maligno.
7/02/21 4:48 PM
AntonioFM
Enhorabuena D. Francisco Javier

Si todos los obispos fueran tan claros y valientes no pasarían las cosas que están pasando y las iglesias estarían llenas
9/02/21 8:21 AM

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