Iniciativa navideña lleva los nombres de 123.000 personas a la Gruta de Belén

Peregrinación lleva la esperanza

Iniciativa navideña lleva los nombres de 123.000 personas a la Gruta de Belén

Tras una caminata de dos horas, peregrinos llegan a Belén a las 4:30 a.m., listos para presenciar la emotiva colocación de la lista de nombres en la Gruta del Nacimiento.

(GaudiumPress/InfoCatólica) A pesar de los disturbios en Oriente Medio, los monjes pertenecientes a la Abadía germanoparlante de la Dormición, ubicada en Jerusalén, llevaron a cabo una peregrinación a la Gruta de la Natividad en Belén durante la Nochebuena.

El propósito de la peregrinación navideña consistió en colocar en la gruta de Belén un pergamino que contenía los nombres de alrededor de 123,000 personas. Esta iniciativa se denominó «Llevo tu nombre en la Noche Santa a Belén».

Usualmente, más de 300 personas se suman a la procesión, pero debido a la situación de conflicto armado en la región, la cantidad de participantes este año se limitó a aproximadamente 60 personas que se unieron a los monjes durante la noche.

La travesía de diez kilómetros desde Jerusalén hasta Belén tuvo una duración de aproximadamente dos horas. Los peregrinos arribaron a Belén alrededor de las 4:30 de la madrugada. Posteriormente, los monjes colocaron la lista de nombres en la gruta que alberga el Nacimiento del Niño Jesús.

 Los nombres consignados en la lista fueron proporcionados por individuos y benefactores que respaldan la iniciativa de establecer el centro de encuentro «Beit Noah» para jóvenes y personas con discapacidades en las cercanías del Mar de Galilea, además de otros proyectos similares dentro de la ciudad de Belén.

La iniciativa «Llevo tu nombre en la Nochebuena a Belén» ha evolucionado en una tradición, y este año estuvo particularmente marcada por las adversidades derivadas de la violencia del conflicto en la región. Los monjes trasladan los nombres de individuos de diversas naciones y lenguas a la gruta de Belén como un gesto de solidaridad y plegaria.

Efectivamente, en el marco bíblico, el nombre adquiere una significativa importancia al representar la esencia misma de la persona. Para aquellos con creencias religiosas, llamar a alguien por su nombre establece una conexión personal. En consecuencia, esta tradición, más allá de su simbolismo, se convierte en un acto de fe y esperanza en la posibilidad de que Dios entre en la vida de cada individuo mencionado en la lista.

 

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