Mons. Aguer denuncia la deriva de la Iglesia y el cese del obispo de Arecibo: «Un buen obispo misercordiado»

La Iglesia se adhiere a los principios de un Nuevo Orden Mundial

Mons. Aguer denuncia la deriva de la Iglesia y el cese del obispo de Arecibo: «Un buen obispo misercordiado»

Mons. Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata, no ha dudado en calificar a Mons. Daniel Fernández Torres, cesado hoy por el Papa como obispo de Arecibo, como víctima del avance implacable del progresismo que impone la Santa Sede y asegura que su caso es un «ejemplo clarísimo de cómo la Iglesia marcha al revés de lo que debe ser su misión»

(InfoCatólica) Con motivo del cese de Mons. Daniel Fernández Torres como obispo de Arecibo, Mons. Aguer ha envidado un comunicado mostrando su pesar y cercanía con el obispo:

Un buen obispo «misericordiado»

Avanza implacable el progresismo que impone la Santa Sede, sin importarle que hace víctimas a hombres de Dios, cuya acción lleva a florecer la Iglesia. El obispo de Arecibo, Puerto Rico, Monseñor Daniel Fernández Torres, ha sido depuesto de su diócesis por defender la objeción de conciencia, ante la ridícula «obligación moral» de vacunarse, impuesta por la Santa Sede.

La Iglesia actual ya no se ocupa ni de Dios, ni del mandato de Cristo de evangelizar, sino solamente de imponer «nuevos paradigmas», y de adherir a los principios de un Nuevo orden Mundial, ajeno a la ley natural, y a la revelación cristiana. El caso de Mons. Fernández Torres es un ejemplo clarísimo de cómo la Iglesia marcha al revés de lo que debe ser su misión. No importa si la diócesis de Arecibo florecía en vocaciones, y el ejercicio pleno de lo que ha de ser la misión de la Iglesia. Un falso concepto de «sinodalidad» obliga a los buenos obispos a plegarse a los disparates que deciden las conferencias episcopales, o los grupúsculos oficialistas que adhieren a las nuevas posiciones de Roma.

Hace un par de años fui invitado por Mons. Daniel a predicar los Ejercicios Espirituales al clero de la diócesis. Pude, entonces, comprobar cómo florece una Iglesia particular cuando su obispo es un hombre de Dios, fiel a la gran Tradición eclesial. Pero eso a Roma no le interesa. Como nunca, la centralidad romana es impuesta en nombre de la «unidad». Estas posiciones nos hacen añorar la libertad que los grandes Papas sostenían, apoyando al episcopado que se empeñaba en el crecimiento de la Iglesia, y en la evangelización de los que aún estaban afuera de ella.

Por medio de estas líneas, deseo asegurar a Mons. Fernández Torres, a su vicario general, y al clero de esa querida diócesis, mi cercanía espiritual, y mi oración. Rezo, también, para que esta medida injusta, y draconiana, no lleve a la destrucción de tantas iniciativas verdaderamente católicas que allí surgieron y se desarrollaron. Quiera Dios que los demás obispos de Puerto Rico adviertan que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5, 29), aunque estos hombres vivan en el Vaticano.

+ Héctor Aguer
Arzobispo emérito de La Plata
Buenos Aires, miércoles 9 de marzo de 2022.

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