Obispos de Haití aseguran que su país vive una «situación caótica y catastrófica que no muestra signos de desaceleración»

El país caribeño no levanta cabeza

Obispos de Haití aseguran que su país vive una «situación caótica y catastrófica que no muestra signos de desaceleración»

«Como pastores, no podemos permanecer indiferentes ante los trágicos acontecimientos de los últimos meses», escribe la Conferencia Episcopal de Haití en su mensaje de Navidad, publicado en sus canales sociales y dirigido a todos los religiosos, fieles laicos y personas de buena voluntad del país.

(Vatican.news/InfoCatólica) La Iglesia en Haití, reafirmando su voluntad de apoyar a sus hijos en sus angustias y esperanzas, lanza un llamamiento urgente al mundo para que acuda en ayuda de un país sumido en el caos político, económico y social, especialmente tras el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio.

Ayuda para «curar esta herida»

En este tiempo de Navidad, que nos lleva a abrirnos «a nuevos horizontes, a un ideal de vida más grande y más noble» y a salir de la indiferencia, la Iglesia se pregunta si la situación de Haití no debería llevar hoy a «quienes tienen responsabilidades en la comunidad internacional a trabajar incansablemente para ayudar a curar esta herida y promover el respeto de los derechos universales». Esta petición se hace también extensiva a los políticos locales: «¿No están también más preocupados que nunca por esta situación caótica y catastrófica que no muestra signos de desaceleración?».

El país, uno de los más pobres del mundo, vive desde hace años una situación de inestabilidad política, agravada recientemente por el asesinato del presidente y la violencia desenfrenada. Las bandas y las organizaciones criminales abundan en varias regiones. Los secuestros se han convertido en una importante fuente de ingresos.

A estos trágicos sucesos se sumó el terremoto del 14 de agosto, que devastó la comunidad costera de Los Cayos, en el sur de la isla, dejando 2.200 muertos y más de 50.000 viviendas destruidas, y una tormenta tropical. En este dramático contexto -escriben los obispos-, muchos compatriotas se ven obligados a abandonar el país, con la esperanza de encontrar la prosperidad en otro lugar, pero a menudo son víctimas de malos tratos y discriminación.

Despertar moral y patriótico

Ante el preocupante y continuo deterioro de la situación, los obispos piden «una toma de conciencia personal y colectiva», así como un «despertar moral y patriótico» para luchar contra las fuerzas del mal que generan atrocidades y sufrimiento en todas partes. Expresan su solidaridad con el dolor de quienes son víctimas de secuestros, violaciones y violencias de todo tipo, y confían a la misericordia de Dios las almas de los hermanos y hermanas inocentes que han caído bajo el fuego de los grupos armados. «Con toda nuestra fuerza, condenamos estos actos fratricidas -afirman- y pedimos que se restablezca la verdad, el orden y la justicia junto con la autoridad del Estado».

Recordando, por último, las palabras del Papa Francisco, pronunciadas durante el rezo del Ángelus el 31 de octubre, en la Plaza de San Pedro, cuando pidió «a los líderes de las naciones que apoyen a este país, que no lo dejen solo», en este momento de duras pruebas, gran sufrimiento y dolor, instan a los actores políticos, sociales y económicos a encontrar una solución definitiva y duradera a la crisis que atraviesa el país; a los grupos armados y a quienes los apoyan para que depongan las armas y contribuyan a la reconstrucción de un mundo más justo, humano y solidario; a todos los ciudadanos para que dejen de poner sus pequeños intereses por encima de los intereses de la nación.

 

3 comentarios

Maximiliano
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda. /
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta./
Eleva el pensamiento,
al Cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe./
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante./
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
"Todo se pasa"./
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda./
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia./
"Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza"./
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene./
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta./
Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta. ( Santa Teresa de Jesús )
29/12/21 12:57 PM
GUILLERMO
Vivo en República Dominicana. Es el país que comparte la isla llamada Hispaniola con Haití.
La "comunidad internacional" estuvo metida en Haití desde enero de 2010, cuando el terrible terremoto prácticamente destruyó Puerto Príncipe, la capital del país.
Hace pocos años salieron los últimos "cascos azules" de la ONU. Dejaron lo mismo que encontraron; el dinero (varios miles de millones de dólares) que entró fue despilfarrado en corrupción, en una política de dar peces en vez de enseñar a pescar y en no construir. Si se construyó algo no fue ni un solo hospital para que las haitianas embarazadas den a luz decentemente. Prueba de ello es que tienen que cruzar la frontera a República Dominicana a dar a luz en un hospital.
La "comunidad internacional" también destruyó el ejército y la policía del país. Lo dejaron sin las instituciones que, luego del asesinato del presidente Moise el verano pasado, mantendrían el orden.
Es el país más pobre de América por su singular historia: el resultado de la única revuelta exitosa de esclavos de la historia de la humanidad. Los esclavos africanos empezaron la revuelta contra sus "dueños" franceses, y ganaron en 1804, pero pasaron de ser esclavos sin ningún tipo de derecho ni educación, a ser ciudadanos dueños de un país “libre”. Un país con una sociedad culturalmente basada en un racismo cargado de odio, en costumbres heredadas de los diversos territorios africanos en los que fueron capturados por los traf
29/12/21 10:53 PM
GUILLERMO
Aquí pongo el texto que no cupo del mensaje de arriba:

traficantes de esclavos del siglo XVIII, y en un nivel de occidentalización nulo, aparte de evangelización parcial por la iglesia católica, que ha hecho lo que ha podido.
Si “la comunidad internacional” dejara en paz a los haitianos, serían lo que eran en los años 60 y 70. Un país pobre, sí. Liderado por dictadores, sí. Pero ordenado, vivible, con una economía turística conocida mundialmente y lejos de ser el auténtico infierno en el que lo han estado dejando convertirse desde hace 6 meses sin mover un dedo. Quizá el peor daño que la "comunidad internacional" les ha hecho es imponerles vivir en democracia tipo occidental, que ha sido un auténtico fracaso. Son hijos de Dios con iguales derechos que nosotros, pero cada día que pasa la pesadilla que están viviendo empeora a ojos vistas. Y cuando la “comunidad internacional” no quiere ver, definitivamente no ve.
30/12/21 4:30 PM

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