(Infocatólica) Aunque Díaz-Canel figurará como presidente de gobierno y jefe de estado, Raúl Castro seguirá llevando de facto las riendas del poder, al mantenerse hasta 2021 como secretario general del Partido Comunista de Cuba, el único autorizado.
Miguel Díaz-Canel, que mañana viernes cumplirá 58 años, es también el primer presidente de Cuba nacido después de la revolución de 1959. Su trayectoria ha sido siempre ascendente dentro del aparato del Partido Comunista, desde las juventudes comunistas en su provincia natal de Villa Clara hasta el Buró Político. Graduado en ingeniería electrónica, ha sido ministro de Educación Superior, vicepresidente del Consejo de Ministros y hasta ahora era primer vicepresidente.
La oposición al régimen comunista asegura que nada cambia: «El totalitarismo es unanimidad. La dictadura intenta disfrazar su despotismo designando herederos», resumió Rosa María Payá, líder de Cuba Decide, plataforma que también denunció que parte de la oposición permanecía sitiada por la policía política.
Situación sociopolítica, económica y religiosa en Cuba
El 20 de enero de este año tres sacerdotes católicos enviaron una carta al presidente cubano Raúl Castro con el propósito de pedir el «derecho» de «elegir en libertad», porque «en Cuba hay votaciones, no elecciones». Los sacerdotes enviaron la carta a Castro al cumplirse 20 años de la Misa que San Juan Pablo II celebró en Santiago de Cuba. Recordaron que en 2015 Castro anunció que dejaría el cargo en el 2018.
Los sacerdotes denunciaron el «estilo totalitario» del Partido Comunista, único partido político autorizado a existir. No se permite al pueblo «alzar una voz diferente». «Antes bien, toda voz diferente que ha intentado hacerse oír ha sido silenciada», señalaron.
«Tenemos una legalidad supeditada a un poder, la ausencia de un ‘Estado de Derecho’. Se hace imprescindible la clara distinción e independencia de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial», expresaron.
A esto «se suma la falta de libertad religiosa. La Iglesia es tolerada, pero no deja de ser vigilada y controlada. Se reduce la plena libertad religiosa con una controlada libertad de permisos de culto. Los cristianos pueden reunirse a compartir su fe, pero no les es permitido construir un templo». Los sacerdotes indicaron que «la Iglesia puede hacer procesiones e incluso misas públicas, pero siempre a condición de un permiso expreso de las autoridades que, de no otorgarlo, no permite apelación ni da explicación» y que «los laicos son censurados cuando intentan aplicar a la práctica política y social su fe»
Además está el control de los medios de comunicación social y la inexistencia de una educación alternativa. «La Iglesia puede alzar su voz en los templos, pero no tiene acceso libre a los medios masivos de comunicación y, en los escasos momentos en que esto ocurre, es siempre bajo censura» y los niños cubanos asisten «a un solo modelo de escuela, a una sola ideología, a la enseñanza de un único modo de pensar», señalaron.
Asimismo están las carencias materiales, producto del «desamparo económico que vive este pueblo, obligado por las circunstancias a mendigar la ayuda de familiares que lograron marchar al extranjero o a los extranjeros que nos visitan». «¿Por qué se invita a que vengan extranjeros a invertir con su dinero y no se permite invertir a los cubanos en igualdad de oportunidades? Los cubanos tienen derecho a participar como inversores en la economía y en las negociaciones de nuestra patria», expresaron.
Los sacerdotes afirmaron que los cubanos quieren un país «donde se respete más la vida desde su concepción hasta la muerte natural», donde se fortalezca la familia, «se cuide el matrimonio entre un hombre y una mujer»; y se garanticen los ingresos económicos que permitan a la población vivir dignamente.
En marzo de 2018 Protestante digital informaba del recrudecimiento del acoso policial a líderes religiosos evangélicos.
Tras la muerte del dictador cubano Fidel Castro en 2016, quien traspasó las riendas del Partido Comunista a su hermano, varias de las terribles consecuencias de su dictadura que pudieron constatar los medios de comunicación fueron la elevada tasa de abortos en Cuba, así como el acelerado envejecimiento de la población y la pobreza de muchos ancianos.