Destrozan la imagen del Niño Jesús en la iglesia católica de San Patricio en Edimburgo

Profanación en Nochebuena

Destrozan la imagen del Niño Jesús en la iglesia católica de San Patricio en Edimburgo

Un grave acto de violencia y profanación tuvo lugar en la iglesia de San Patricio, en Edimburgo, cuando la imagen del Niño Jesús fue arrancada del altar y destrozada en plena víspera de Navidad, causando profunda consternación entre los fieles.

(InfoCatólica) En la víspera de la solemnidad del Nacimiento de Nuestro Señor, la iglesia católica de San Patricio en Edimburgo fue escenario de un lamentable acto de violencia que terminó con la profanación y destrucción de la imagen del Niño Jesús situada en el altar. El templo se encontraba abierto para la oración de los fieles que acudían a prepararse espiritualmente para la celebración de la Misa de Medianoche.

Según relató el sacerdote responsable de la parroquia, una joven conocida por la comunidad y que atravesaba un episodio de inestabilidad mental se acercó al altar, tomó la imagen del Niño Jesús y comenzó a arrojarla violentamente contra el suelo, hasta destrozarla. Poco después, otro hombre presente reaccionó de manera agresiva, participando en el disturbio y arrojando finalmente la imagen a un contenedor de basura dentro del propio templo.

Los sacerdotes y fieles que intervinieron encontraron fragmentos de la escultura esparcidos por el santuario, así como manchas de sangre y objetos sagrados desplazados o dañados, incluidos elementos situados cerca del belén. La escena causó una profunda conmoción entre quienes se encontraban en la iglesia, especialmente por producirse en una noche dedicada a la contemplación del misterio del Dios hecho Niño.

La policía fue alertada de inmediato y acudió al lugar para controlar la situación y separar a las personas implicadas. El sacerdote describió un ambiente de gran tensión, especialmente por la actitud hostil mostrada por uno de los agresores hacia el clero y el interior del templo.

Tras los hechos, la parroquia de San Patricio hizo un llamamiento a la oración reparadora, invitando a los fieles a ofrecer actos de desagravio por la profanación sufrida y a rezar tanto por la comunidad herida como por las personas implicadas en el incidente. La respuesta de los fieles ha sido de dolor, pero también de firmeza en la fe y confianza en la misericordia de Dios.

Las autoridades indicaron que el incidente está siendo investigado y que, por el momento, no se considera que haya sido un ataque organizado contra la comunidad católica en su conjunto. Sin embargo, para los fieles, el impacto espiritual del suceso es profundo, al tratarse de un atentado contra un signo central de la fe cristiana en el tiempo de Navidad.

La imagen del Niño Jesús representa para los católicos el misterio de la Encarnación, el amor de Dios que se hace pequeño, vulnerable y cercano para la salvación del mundo. Su destrucción en el interior de un templo no es un simple acto vandálico, sino una herida simbólica que llama a una respuesta de fe más intensa, de oración perseverante y de defensa serena pero firme de lo sagrado en una sociedad cada vez más secularizada.

5 comentarios

Charo Burgos
No entiendo como los feligreses que estaban entonces allí consintieron que hicieran tanto destrozo, y más teniendo en cuenta que conocían a la loca autora de los hechos...
27/12/25 3:10 PM
Juan Mariner
Demoniaco.
27/12/25 5:14 PM
Manuel Carlos Ordás de Aranda
Por mucho menos de lo que ocurrió en Edimburgo, Jesús expulsó a latigazo limpio del templo de Jerusalén a los mercaderes. Si algún día se reaccionara de forma semejante frente a estos villanos, quizás alguno se lo pensaría mejor antes de actuar así.
27/12/25 10:14 PM
Javier
Demoníaco o no, lo cierto es que hay que estar —por decirlo suavemente— profundamente desorientado para protagonizar un acto de este tipo. Resulta difícil imaginar algo similar en un templo budista, hindú o musulmán. No se trata de ideologías ni de creencias personales, sino de una cuestión elemental de respeto, decencia y convivencia.

Con demasiada frecuencia se olvida que la Navidad es una celebración propia del cristianismo, que conmemora el nacimiento de Jesucristo. No existe un equivalente en otras religiones, ni pretende imponerse fuera de su ámbito. Sin embargo, para muchos, la Navidad se ha reducido a una fecha más en el calendario, vaciada de significado, convertida en mero consumo o rutina social.

Es una verdadera pena, porque cuando se pierde el sentido de lo que se celebra, también se pierde el vínculo con la historia, la tradición y los valores que han dado forma a nuestra cultura. Quienes viven la Navidad únicamente como una fiesta más corren el riesgo de quedar a la deriva, desconectados de un legado que, les guste o no, forma parte esencial de nuestra civilización.
27/12/25 10:31 PM
Marta de Jesús
Si realmente tiene problemas mentales o responde a un ataque demoníaco, la víctima es la misma de siempre, Jesús. El mundo dividido ante Cristo. Aunque destrocen imágenes, no podrán destruir la Fe que evocan. Ninguna novedad hasta Su Vuelta Gloriosa.

Dios nos perdone y nos permita restaurar la ofensa. El regalo recibido en la Cruz no debe ser excusa para no tratar de evitar las ofensas, según Dios nos vaya Agraciando.
28/12/25 1:28 AM

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