(InfoCatólica) Las seis vidrieras contemporáneas diseñadas por la artista Claire Tabouret para sustituir las históricas ventanas de Viollet-le-Duc en la catedral de Notre-Dame están generando una intensa controversia en Francia, gracias a Dios. El proyecto, impulsado por el presidente Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron, forma parte de la reconstrucción de la catedral tras el devastador incendio de abril de 2019.
Una petición con 300.000 firmas en contra
La revista Tribune de l'art ha lanzado una petición que ya ha recogido 300.000 firmas contra las vidrieras de la artista figurativa francesa de 44 años, ganadora junto al laboratorio de vidrios Simon-Marq del concurso público convocado por Macron para «modernizar» Notre-Dame. Aunque las vidrieras aún no han sido instaladas, los modelos a escala real, bocetos y trabajos preparatorios se exponen desde el miércoles en el Grand Palais de París, en el marco de una muestra titulada «D'un seul souffle».
Según la presentación oficial de la exposición, las obras están «inspiradas en Pentecostés, símbolo de unidad y armonía, y realizadas en monotipo, enriquecidas con plantillas para los rosetones y motivos decorativos. Estos proyectos respetan así la luz neutra del edificio y crean una transición suave con las vidrieras de Viollet-le-Duc, proponiendo colores vivos y equilibrados».
Críticas por la temática migratoria y de género
Sin embargo, para la Commission nationale du patrimoine et de l'architecture, dependiente del Ministerio de Cultura, los historiadores del arte y otras asociaciones de defensa del patrimonio, no se trata de «una transición suave», sino de una ruptura brutal con la historia y el estilo de la catedral gótica parisina.
En estas vidrieras multiculturales e inclusivas que se instalarán en la catedral gótica parisina, el tema de la inmigración es central. La analista y ex consejera departamental gaullista Carène Tardy ha denunciado que se trata de «seis vidrieras que representan a los migrantes de hoy y exploran la identidad fluida, el deseo y la performatividad de género. Una elección presidencial que promueve los temas centrales de la artista y que constituye una ruptura brusca con 850 años de armonía gótica y espiritual».
Batalla legal por la conservación del patrimonio
Solo Macron y la diócesis de París, que han respaldado el proyecto que ha costado 4 millones de euros a los contribuyentes franceses, parecen entusiastas del trabajo de Tabouret. Sites & Monuments, histórica asociación de defensa del patrimonio, junto con un donante privado, Jean-David Jumeau-Lafond, presentaron un recurso en enero para anular o rescindir la licitación pública para la creación de vidrieras contemporáneas.
El recurso se basaba en que el campo de acción del ente público, según la ley del 29 de julio de 2019 sobre la restauración de Notre-Dame, se limita a la «conservación» y «restauración» de la catedral, y nada más. En la operación que involucra a Tabouret no se trata ni de una restauración (las vidrieras originales de Viollet-le-Duc, clasificadas como monumentos históricos, no fueron dañadas por el fuego e incluso fueron limpiadas) ni de una conservación.
Controversia jurídica sobre la Carta de Venecia
A finales de noviembre, el Tribunal Administrativo de París decidió rechazar el recurso, argumentando que los términos «conservación» y «restauración» «no implican un retorno al último estado visual conocido antes del incendio (...) y no excluyen la posibilidad de un enfoque arquitectónico, como previsto en la licitación para la realización e instalación de vidrieras contemporáneas».
Los conceptos de «conservación» y «restauración» están definidos por la Carta Internacional para la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios, firmada en Venecia en 1964 y adoptada al año siguiente por Icomos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios. Sin embargo, según los jueces del Tribunal Administrativo, la ley del 29 de julio de 2019 sobre la restauración de Notre-Dame no hace «referencia explícita a la Carta de Venecia».
Tribune de l'art califica esta afirmación como «falsa», recordando que durante los debates parlamentarios sobre la ley de julio de 2019, la Carta de Venecia, ratificada por Francia, fue citada de manera muy clara por los legisladores. La diputada Anne Brugnera, relatora del proyecto de ley durante la sesión de la Asamblea Nacional del 16 de julio de 2019, precisó que no era necesario «invocar el respeto de la Carta de Venecia y que la aplicación de la Convención sobre el patrimonio mundial de la Unesco no es útil. Nuestro país, habiendo firmado estos textos, los aplicará». Una posición que fue además avalada por el entonces ministro de Cultura Franck Riester.
El tribunal administrativo tampoco tuvo en cuenta las declaraciones de la ex ministra de Cultura Roselyne Bachelot, quien en noviembre de 2020 había afirmado que «las vidrieras son parte integrante del monumento» y «Francia ha firmado la Convención de Venecia de 1964 que hace absolutamente imposible cualquier remoción de dichas vidrieras y su sustitución con obras modernas. Esto es para mí inadmisible y contrario a las convenciones que hemos firmado».
