(Zenit/InfoCatólica) En el sexto distrito de Teherán, una nueva estación de metro ha sido dedicada a la Santa Virgen María, situada cerca de la catedral de San Sarkis (Sergio), uno de los templos más importantes del cristianismo armenio en Irán. La iniciativa, impulsada por las autoridades municipales, ha sido interpretada como un gesto de apertura hacia la diversidad religiosa del país, de mayoría musulmana chií.
Los cristianos representan menos del 1 % de los cerca de 92 millones de habitantes de Irán. La Constitución reconoce oficialmente su existencia y les permite practicar su fe, aunque se prohíbe el proselitismo. La mayoría pertenece a las comunidades armenia y asiria, presentes en la región desde hace siglos y poseedoras de iglesias, escuelas e instituciones culturales propias.
Las comunidades cristianas de Teherán recibieron con gratitud la designación de la estación, situada a escasos metros de la catedral de San Sarkis, construida entre 1964 y 1970 por la Hermandad de San Sergio y restaurada en 2006. Este templo continúa siendo el principal centro espiritual para los fieles armenios de la capital.
La tradición musulmana chií también venera a María (Maryam), madre del profeta Isa (Jesús), lo que facilita que su nombre aparezca en un espacio público sin suscitar polémica. La decisión se interpreta como un signo de respeto del Gobierno iraní hacia las religiones abrahámicas presentes en el país.
Medios iraníes destacaron la inauguración de la estación como un gesto de reconocimiento de la pluralidad religiosa y cultural de Irán. Sin embargo, los cristianos continúan viviendo bajo vigilancia y con limitaciones en el ejercicio público de su fe.
El cristianismo en territorio iraní tiene raíces muy antiguas. Nació en el contexto del zoroastrismo persa y comenzó a expandirse a partir del siglo II. Según la tradición, la Iglesia de Persia fue fundada por el apóstol Tomás. Las guerras entre los imperios romano y persa propiciaron el desplazamiento de comunidades cristianas hacia el interior de Persia, donde establecieron sus propias estructuras eclesiales.
A lo largo de los siglos, estas comunidades se diferenciaron de Roma y adoptaron corrientes teológicas como el nestorianismo y el monofisismo, en parte para expresar su lealtad al poder persa frente al Imperio bizantino. Las Iglesias armenia y asiria, con una identidad cultural y lingüística muy definida, reúnen hoy a unos 200.000 fieles concentrados principalmente en Teherán e Isfahán.
La comunidad armenia, llegada en su mayoría en el siglo XVII durante el reinado de Shah Abbas I, desempeñó un papel decisivo en la vida económica y cultural de Persia. Los artesanos y comerciantes armenios de Isfahán fundaron en 1641 la primera imprenta del país, símbolo de la apertura cultural de aquella época.
Durante la monarquía de Reza Pahlaví (1941-1979), los armenios gozaron de mayor libertad religiosa y educativa. La revolución islámica de 1979 modificó esa situación, provocando la emigración de unas 50.000 personas. En la actualidad, se calcula que la población cristiana armenia en Irán oscila entre 150.000 y 200.000 fieles, aunque la comunidad muestra signos de envejecimiento y disminución.
La inauguración de la estación Santa Virgen María representa, según las comunidades locales, un gesto de reconocimiento y convivencia en una sociedad donde la fe cristiana, aunque minoritaria, ha dejado una huella profunda en la historia espiritual y cultural de Irán.







