(KNA/InfoCatólica) «¿Cómo podría yo decidir quién merece una bendición y quién no?», plantea Angelika Böhm, trabajadora eclesiástica de la diócesis de Rottenburg-Stuttgart y miembro del movimiento feminista liberal Maria 2.0. Para ella, bendecir significa transmitir la fuerza divina, sin excluir a nadie. «Pido la bendición de Dios para toda persona que esté ante mí y la desee», explica.
Böhm lleva tres décadas ejerciendo como asesora pastoral en Ravensburg. Divorciada y madre de dos hijos adultos, tiene el encargo de acompañar a personas que se sienten apartadas de la Iglesia o que la han abandonado, pero que conservan un profundo anhelo espiritual. En la unidad pastoral Ravensburg Oeste, que agrupa cinco parroquias con unos 5.000 católicos, ya existían celebraciones de bendición impulsadas por el anterior párroco, Reinhold Hübschle, quien también ofrecía bendiciones a parejas del mismo sexo.
Ante el creciente interés por este tipo de celebraciones, el equipo pastoral decidió habilitar un espacio propio en la iglesia de San Isidoro, en Eggartskirch, una de las comunidades más pequeñas de la diócesis, con 56 feligreses. Situada entre la casa y el granero parroquial, la iglesia es un lugar muy solicitado para bautizos y bodas. Para evitar su disolución dentro de la reestructuración diocesana, se propuso convertirla en una «iglesia de la bendición».
La iniciativa fue acogida favorablemente por la diócesis, que apoyó económicamente el proyecto. El granero anexo se acondicionó como espacio para eventos y puede alquilarse para celebraciones. Hace un año, Eggartskirch fue inaugurada oficialmente como iglesia de la bendición. Böhm y un equipo de voluntarios se encargan de su gestión y programación pastoral.
Entre las celebraciones que allí se ofrecen figuran bendiciones para parejas que desean renovar sus votos, personas divorciadas, familias o quienes atraviesan dificultades personales. También se prevén ceremonias en momentos significativos, como el inicio del curso escolar o antes de la cosecha. «Aquí cualquiera puede recibir una bendición y formular su propio deseo», explica Böhm.
La asesora pastoral relata que ha acompañado a parejas en situaciones delicadas, como enfermedades graves o crisis de relación. Aunque hasta ahora no ha recibido solicitudes de parejas homosexuales, asegura que también las acogería.
Bendiciones de niños en vez de bautizos
Además de celebraciones para adultos, organiza actos de bendición para niños y recién nacidos. Algunas familias optan por estas ceremonias en lugar del bautismo tradicional, buscando una experiencia más participativa. En una de ellas, recuerda Böhm, los familiares prepararon una ceremonia con lecturas y símbolos, lo que dio lugar a un momento especialmente emotivo.
La teóloga invita a los participantes a colaborar en la preparación de las celebraciones, adaptando los textos y gestos a cada situación. Emplea objetos simbólicos —como flores secas o piedras— que los asistentes pueden tomar como recuerdo. Böhm destaca la importancia de crear un entorno en el que las personas expresen afecto y gratitud.
«Soy trabajadora eclesiástica, no oradora libre», aclara la asesora pastoral, quien actúa por encargo de la diócesis y dentro de un marco litúrgico. Todas sus celebraciones comienzan con la señal de la cruz e incluyen lectura bíblica, oración y bendición final. Considera que disponer de un lugar estable para ello, como la iglesia de Eggartskirch, facilita ese encuentro espiritual.
«Solo por el hecho de estar ahí e intentar decir algo bueno a la gente», comenta. «Con mis celebraciones de bendición quiero animar a las personas a fijarse en lo bueno y lo recibido en su vida. Y asegurarles: Dios va contigo».






