(CNA/InfoCatólica) En los últimos años, la violencia contra lugares de culto y creyentes ha crecido de forma preocupante en Europa, América del Sur y América del Norte. Según el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) de 2023, Francia registró cerca de mil ataques contra iglesias y Grecia más de seiscientos actos de vandalismo. También se observaron incrementos en España, Italia y Estados Unidos, donde los ataques incluyen interrupciones de misas y agresiones a sacerdotes.
«Estos ataques reflejan un clima de hostilidad ideológica hacia la religión», afirmó José Luis Bazán, autor del informe y asesor de la COMECE. Según explicó, los incidentes ya no son aislados, sino parte de una tendencia global que afecta a Europa, el mundo anglosajón y América Latina, con especial incidencia en Chile y Argentina.
Bazán destacó que muchos de estos ataques son coordinados, especialmente en fechas como el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, con agresiones y pintadas contra templos por parte de grupos feministas radicales. En España se han registrado consignas ofensivas en templos, como en la concatedral de Logroño.
También recordó el caso del artista Abel Azcona, que profanó formas consagradas para una «performance», un hecho que llegó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el cual «no comprendió el valor sagrado de la Eucaristía para los católicos».
El jurista denunció además que la mayoría de estos ataques quedan impunes, ya que se cometen en iglesias aisladas y sin vigilancia, lo que muestra la vulnerabilidad del patrimonio religioso europeo.
Persecución suave y presión sobre la conciencia
El informe advierte también de una forma más sutil de hostigamiento: la «persecución suave», que restringe la libertad de conciencia. Bazán explicó que, aunque en Occidente se puede practicar la fe abiertamente, surgen presiones en la vida profesional y social.
Citó ejemplos como el de médicos o profesores que sufren discriminación por mantener posturas coherentes con la fe católica. En España, señaló, la posible creación de un registro de médicos objetores podría tener consecuencias laborales.
Autocensura y censura indirecta
Bazán alertó asimismo sobre la «autocensura», cada vez más frecuente, cuando los creyentes evitan expresar sus convicciones por miedo a represalias. Denunció que muchas plataformas digitales aplican políticas de moderación restrictivas, ejerciendo una censura indirecta que limita la libertad de expresión religiosa.
«Muchos cristianos se encuentran frente a un muro invisible», concluyó. «No siempre es el Estado quien lo levanta, sino una combinación de fuerzas públicas y privadas que dificulta vivir la fe con libertad».






