(InfoCatólica) El cardenal emérito de Hong Kong, Joseph Zen, ha publicado en su blog un artículo condenando el un acto protagonizado por personas LGBTQ+ en la Basílica de San Pedro, en el marco del Año Jubilar. Los participantes accedieron a la Puerta Santa portando objetos con los colores del arcoíris, vistiendo ropa con lemas identificativos y mostrando gestos afectivos entre personas del mismo sexo.
A juicio del purpurado, se trató de «una protesta» y no de una «peregrinación jubilar», ya que, según subraya, no incluyó los elementos tradicionales como la renovación de votos bautismales, la confesión de los pecados o el compromiso de enmienda. «Fue un grave insulto a la fe católica y a la dignidad de la Basílica de San Pedro, y, a su vez, una grave ofensa a Dios», escribe.
Zen manifiesta su incomprensión ante la posibilidad de que el Vaticano hubiera tenido conocimiento previo de la acción y no emitiera condena pública tras su realización. No obstante, en su texto también hace un llamamiento a la caridad hacia las personas con atracción por el mismo sexo, a quienes reconoce como «hermanos y hermanas» que enfrentan «una dificultad adicional en las relaciones interpersonales».
Dirigiéndose especialmente a los católicos con orientación homosexual, el cardenal afirma que, conforme a la Escritura y la Tradición, ciertas conductas no se ajustan al plan divino. Destaca que «la verdadera manera de amarles» consiste en ayudarles a vivir una vida casta mediante la gracia, la oración y los sacramentos.
Además el cardenal informa del apoyo de cuatro prelados —Athanasius Schneider (Kazajistán), Marian Eleganti (Suiza), Robert Mutsaerts (Países Bajos) y Joseph Strickland (Estados Unidos)— a una declaración que insta a pedir perdón a Dios y a hacer penitencia por lo que califican como «acto blasfemo».
Zen concluye sugiriendo a los fieles católicos que, tras las vacaciones del Festival del Medio Otoño, se reúnan en pequeños grupos durante tres días para recitar lecturas propuestas, practicar alguna forma de abnegación o realizar una obra de caridad, todo ello como penitencia ofrecida a Dios.
Acto de reparación
Acto de reparación por la profanación del Año Jubilar y de la Basílica de San Pedro por parte de activistas «LGBTQ+»
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, volved vuestra mirada misericordiosa hacia nosotros, pobres pecadores, que ofrecemos a vuestra Divina Majestad este acto de reparación por la abominación perpetrada en la Ciudad Eterna, durante este Año Jubilar, por aquellos que, «pervirtiendo la gracia de nuestro Señor Dios en libertinaje» (Judas 4), utilizaron —¡ay! con el permiso de las autoridades de la Santa Sede— la iglesia del Gesù, la Puerta Santa y la Basílica de San Pedro como plataforma para proclamar con orgullo la legitimación de la sodomía, la fornicación y otros pecados contra el Sexto Mandamiento de vuestra Santa Ley. Se atrevieron, además, a mostrar «apariencia de piedad, pero negando su eficacia» (2 Tim. 3, 5).
Afligidos, clamamos a Vos con las palabras del salmo:
«Acuérdate, Señor, de tu congregación,
la que adquiriste desde antiguo.
Del cetro de tu heredad, que redimiste:
del monte Sion, donde habitaste.
Alza tus manos contra su orgullo hasta el fin:
mira qué cosas ha hecho el enemigo perversamente en el santuario.
Los que te odian se han jactado en medio de tu solemnidad.
Han puesto sus estandartes por señales.
Han profanado la morada de tu nombre en la tierra.
¿Hasta cuándo, oh Dios, te afrentará el enemigo?
¿Ha de ultrajar el adversario perpetuamente tu nombre?
No dejes que el humilde vuelva confuso:
los pobres y necesitados alabarán tu nombre» (Sal. 73, 2-4.7.10.21).Aunque pobres pecadores, ofrecemos, en unión con los actos de desagravio del Inmaculado Corazón de María, de todos los Santos y de todos los fieles piadosos en la tierra, la satisfacción que Vos ofrecisteis una vez a vuestro Eterno Padre en la Cruz, y que renováis cada día en nuestros altares, en reparación y expiación:
Por quienes abusaron del Año Jubilar, de la iglesia del Gesù, de la Puerta Santa y de la Basílica de San Pedro, utilizándolos como plataforma para proclamar la legitimación de la sodomía, la fornicación y otros pecados contra el Sexto Mandamiento de vuestra Santa Ley. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por la complicidad de las autoridades de la Santa Sede en tal abominación. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por los grupos de presión ideológicos, dentro y fuera de la Iglesia, que abogan por la legitimación de la sodomía, la fornicación y otros pecados contra el Sexto Mandamiento de vuestra Santa Ley. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por el descarado llamamiento de cardenales, obispos, sacerdotes y laicos a cambiar la enseñanza inmutable de la Iglesia Católica, expresada en el Catecismo, con el fin de legitimar la sodomía, la fornicación y otros pecados contra el Sexto Mandamiento de vuestra Santa Ley. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por los miembros del clero que, abusando de su cargo y pervirtiendo la verdadera finalidad del cuidado pastoral, apoyan la legitimación de la sodomía, la fornicación y otros pecados contra el Sexto Mandamiento de vuestra Santa Ley. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por los miembros del clero que, bajo el pretexto del acompañamiento pastoral, niegan a las personas la verdad perenne de vuestros Santos Mandamientos y evitan llamar al arrepentimiento saludable a los que yerran, confirmándolos en el error y el vicio, y exponiéndolos al peligro de la condenación eterna. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por los miembros del clero que animan a quienes viven abiertamente el estilo de vida «LGBTQ+» a recibir la Sagrada Comunión, llevándolos así a comer y beber su propia condenación (cf. 1 Cor. 11, 29).
Por todos los que, orgullosos e impenitentes, os ofenden con un estilo de vida de sodomía y fornicación. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!Por todos los que denigran la bondad y la belleza de la creación del matrimonio y de los dos sexos —varón y mujer— abogando por la legitimación moral y legal de las uniones del mismo sexo y del llamado «matrimonio» homosexual. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por todos los que blasfeman afirmando que fuisteis Vos quien creó la atracción entre personas del mismo sexo. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Por los miembros del clero que blasfeman vuestro Santo Nombre, vuestros Mandamientos y el sacramento del matrimonio, instituido divinamente, al impartir bendiciones a parejas del mismo sexo y a otras parejas en uniones extramatrimoniales. ¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Oh Señor, os suplicamos también que concedáis con misericordia vuestra luz y la gracia de la conversión a nuestros pobres hermanos y hermanas que, cegados por el error y esclavizados por el vicio, pretenden imponer su propia voluntad a vuestra Santa Voluntad, exigiendo con impudicia que la Iglesia cambie las verdades inmutables y divinamente reveladas de vuestros Mandamientos. Conceded, os lo suplicamos, que vuelvan al abrazo de vuestra Santa Voluntad.
Oh Señor, derramad vuestro Espíritu de verdad y de contrición sobre los pastores y las ovejas de vuestro redil, para que os teman, caminen en todos vuestros caminos y os amen (cf. Dt. 10, 12). Que el mundo llegue a comprender, en las palabras y obras de vuestra Iglesia, vuestra verdad liberadora: «¡Cuán gloriosa es la generación casta! Su recuerdo es inmortal, porque es conocido tanto por Dios como por los hombres» (Sab. 4, 1).
Oh Señor, mirad con misericordia a vuestra Iglesia afligida, que ha sido públicamente humillada mediante el abuso del Año Jubilar, de la Puerta Santa y de la Basílica de San Pedro. Aceptad benignamente este acto de reparación, y mirad las lágrimas de la Virgen María, Inmaculada y Dolorosa, la sangre de innumerables mártires —en especial de los martirizados por la castidad— y los sufrimientos, suspiros, oraciones y actos de amorosa reparación de tantas almas católicas. Oh Señor, haced que vuestra Iglesia vuelva a resplandecer: católica, libre y casta.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal — ten misericordia de nosotros.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal — ten misericordia de nosotros.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal — ten misericordia de nosotros. Amén.Pittsburgh, 4 de octubre de 2025
Los participantes de la Catholic Identity Conference 2025







