(CL/InfoCatólica) El documento recoge una pregunta formulada por el papa Francisco:
«Como cristianos, además de indignarnos, alzar la voz y arremangarnos para ser constructores de paz y favorecer el diálogo, ¿qué podemos hacer?».
Violencia en Tierra Santa y otros conflictos
El manifiesto expresa dolor por la situación en Gaza, donde la población palestina es descrita como «víctima de una auténtica masacre» y de una «violencia inaceptable», según recoge una declaración de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) del 24 de septiembre de 2025. Comunión y Liberación manifiesta también su preocupación por los rehenes aún en poder de Hamás, así como por el conjunto de afectados por el conflicto.
Además, se advierte sobre la gravedad de la situación en Ucrania y en países vecinos a Rusia, así como en otras zonas del mundo afectadas por guerras y persecuciones.
El manifiesto cita palabras del papa León XIV en su discurso del pasado 26 de junio a los participantes en la sesión plenaria de la Reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO):
«Estamos asistiendo a la imposición de la ley del más fuerte, en virtud de la cual se legitiman los propios intereses», y alerta sobre la pérdida de fuerza del derecho internacional y humanitario, sustituido por la lógica del uso de la fuerza. El pontífice cuestiona asimismo la idea de que las acciones bélicas puedan generar paz: «¿Cómo se puede seguir traicionando los deseos de paz de los pueblos con la falsa propaganda del rearme...?».
Ante este panorama, CL insta a respaldar cualquier iniciativa diplomática que contribuya a reabrir espacios de diálogo y negociación, subrayando que «la paz merece todo esfuerzo posible».
La paz como tarea cotidiana
El manifiesto reconoce el deseo universal de justicia y paz, aunque advierte del riesgo de que ese anhelo se limite a buenas intenciones «con perspectivas confusas y fácilmente manipulables». En este sentido, se afirma que la paz no puede imponerse mediante ideologías o violencia, sino que debe construirse «día a día, comenzando desde abajo».
En palabras de don Luigi Giussani, fundador del movimiento, se recuerda que «las fuerzas que mueven la historia son las mismas que hacen feliz al hombre». CL subraya que solo en un entorno pacífico pueden florecer la libertad y la fecundidad personal, incluso en los ámbitos cotidianos como la familia o el trabajo.
El manifiesto propone educarse en el reconocimiento de un horizonte común, compartido por toda la humanidad, como fundamento para la construcción de una paz duradera.
Oración, unidad y testimonio
En respuesta a la pregunta del Papa en el mencionado discurso, Comunión y Liberación señala que la oración es la primera forma de compromiso. Recuerda la invitación del pontífice a rezar el Rosario diariamente durante el mes de octubre y a convertir cada noticia trágica en una súplica dirigida a Dios.
En este contexto, CL ha participado en la vigilia de oración del 22 de septiembre junto a otros movimientos y comunidades eclesiales, y prevé sumarse al rezo del Rosario convocado por el Papa para el 11 de octubre en la plaza de San Pedro.
El manifiesto destaca también el valor del testimonio, citando nuevamente al papa León XIV: «Miremos a Jesús, que nos llama a sanar las heridas de la historia con la sola mansedumbre de su cruz gloriosa». En particular, se menciona el caso de los religiosos que han decidido permanecer en Gaza pese a las órdenes de evacuación, asumiendo los riesgos derivados de la situación. Esta permanencia, señala el documento, responde al deseo de «seguir cuidando de los que sufren y no están en condiciones de huir», conforme a una declaración conjunta de los Patriarcados greco-ortodoxo y latino de Jerusalén del pasado 26 de agosto.
Finalmente, CL anima a los cristianos a colaborar en la construcción de la paz desde sus propios entornos, a través del servicio al bien común, incluso cuando ello implique asumir posiciones impopulares. En palabras del manifiesto, esta actitud «introduce una novedad, una esperanza que todos necesitamos».







