(NCRegister/InfoCatólica) Se han alzado voces críticas contra el cardenal Stephen Chow Sau‑yan, obispo de Hong Kong, por afirmar que el territorio administrado por China está libre de persecución religiosa y que Pekín desea preservar intacta la libertad religiosa. Sus declaraciones contrastan con múltiples informes que indican lo contrario.
Durante una conferencia en la diócesis australiana de Parramatta, en el marco de unas jornadas organizadas por el controvertido obispo Vincent Long Văn Nguyễn, el cardenal invitó a los presentes a «venir a Hong Kong y ver por vosotros mismos» que no hay persecución religiosa.
Afirmó que «Pekín quiere mantener intacta la libertad religiosa en Hong Kong, porque Hong Kong es importante para China», según recogió el semanario católico The Catholic Weekly. Añadió que el acuerdo provisional entre China y la Santa Sede sobre el nombramiento de obispos es muy complejo y que no debe juzgarse desde una visión «dualista».
El cardenal Chow defendió que el gobierno chino muestra interés en comprender a la Iglesia y que se encuentra bien informado. También apeló a reconocer la humanidad de los comunistas, afirmando que «anhelan amor» y «respeto», aunque reconoció no compartir su ideología atea.
Además, relativizó las dificultades vividas por su predecesor, el cardenal Joseph Zen Ze‑kiun, de 93 años, condenado en 2022 por no registrar un fondo destinado a ayudar a manifestantes pro-democracia. Chow sostuvo que no fue tratado con la dureza que la prensa occidental sugiere: «Ni un solo día estuvo preso, ni un solo día bajo arresto domiciliario», dijo.
Contradicciones con la realidad jurídica y eclesial
Sin embargo, las declaraciones del cardenal Chow contrastan con los informes sobre el aumento de las restricciones a la Iglesia y a las libertades civiles en Hong Kong. Bajo la ley de seguridad nacional de 2020 y nuevas leyes vigentes desde 2025, se han impuesto severas limitaciones tanto a la población como a las instituciones religiosas.
Entre estas medidas, se contempla la obligación de los sacerdotes a romper el sigilo sacramental si una confesión incluye un supuesto «delito de traición». El incumplimiento puede acarrear penas de hasta 14 años de prisión.
También se ha denunciado que sacerdotes católicos y pastores protestantes han sido amenazados por predicar homilías consideradas «sediciosas». Asimismo, el contenido formativo en escuelas religiosas ha sido modificado —con participación de la diócesis de Hong Kong— para adaptarse a los principios del socialismo y diluir el papel del Papa. Este proceso es parte del programa estatal de sinización religiosa.
Desde la entrada en vigor de la ley de seguridad, las autoridades han detenido a numerosos activistas prodemocracia, incluido el empresario católico Jimmy Lai, acusado de colusión con fuerzas extranjeras y publicación de contenidos sediciosos. Lleva en prisión desde 2020 y afrontó un juicio de 156 días entre 2023 y 2025. Alega su inocencia y se espera sentencia próximamente.
Estas medidas han sido motivo de preocupación para organismos como la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF), que ha alertado sobre el deterioro de la libertad religiosa en el territorio.
Silencio forzado y presión política
Defensores de la libertad religiosa sostienen que, aunque el cardenal Zen no ha sido encarcelado, se encuentra silenciado por el Partido Comunista y por las restricciones legales vigentes. Tampoco puede criticar públicamente al régimen. Su pasaporte continúa confiscado.
Una fuente eclesial de Hong Kong declaró al National Catholic Register: «Está claro que Stephen Chow ahora habla con valentía. Sabe que el cardenal Zen no puede pronunciarse, y por eso se expresa así».
Frente a las declaraciones del cardenal, Steven Mosher, presidente del Population Research Institute y experto en China, calificó como «absurda» la idea de que el gobierno chino quiera proteger la libertad religiosa en Hong Kong por el valor estratégico del territorio.
Mosher recordó que, hace décadas, muchos en Hong Kong confiaban en que China respetaría el acuerdo sino-británico durante cincuenta años. «El Partido Comunista lo rompió hace una década, alegando que era un documento histórico sin vigencia», afirmó. «Quienes confiaron entonces estaban equivocados, y el cardenal también lo está ahora».
A su juicio, «los muros se están cerrando sobre la Iglesia en Hong Kong más lentamente que en la China continental, pero se están cerrando».
Llamamiento al Papa León XIV
Nina Shea, investigadora del Hudson Institute, señaló que, al igual que el cardenal Zen, el cardenal Chow no está libre para criticar al Partido Comunista. «Todo lo que diga sobre sus políticas debe tomarse con cautela», advirtió.
Señaló que ni él ni otros miembros de la jerarquía pueden pronunciarse sobre la persecución a Jimmy Lai ni sobre la represión que sufren obispos y sacerdotes en China continental. «Los medios de comunicación estatales han amenazado con cerrar escuelas católicas si Zen y otros líderes no se someten a las directrices del partido», explicó. «Están prácticamente secuestrados por estas amenazas».
En un artículo publicado en Catholic World Report, el teólogo George Weigel criticó al cardenal Chow por no actuar ante la persecución de católicos en Hong Kong. A diferencia del cardenal Zen, escribió Weigel, Chow ha hecho «prácticamente nada por el preso político más emblemático del catolicismo del siglo XXI ni por su familia».
Weigel concluyó preguntándose qué pensaría san Agustín de Hipona —quien en su sermón Sobre los pastores advirtió contra los pastores negligentes— ante las palabras y omisiones del actual obispo de Hong Kong.
Shea añadió que el hecho de que las principales voces católicas estén silenciadas «hace aún más urgente que el Papa alce la suya en favor de quienes sufren persecución». También instó al Papa León XIV a «resistir firmemente» las presiones de la iglesia oficial china —integrada en el Departamento del Frente Unido del Partido Comunista— que busca la colaboración de la Iglesia en Hong Kong para reinterpretar las Escrituras bajo criterios políticos.