(InfoCatólica) Desde Jerusalén, Pizzaballa admitió que el texto de las Bienaventuranzas «resuena casi como una contradicción» ante «el clima de odio» generado por la violencia. «Estamos desolados, profundamente heridos», señaló, antes de lamentar que «hemos dejado el campo libre a muchos extremistas de ambos bandos».
El cardenal subrayó, sin embargo, la presencia de «muchas personas mansas» —israelíes, palestinos, judíos, cristianos y musulmanes— que trabajan por la justicia «pagando también un precio personal». Recordó que, en sus 35 años en Tierra Santa, «nunca había visto un momento tan duro».
Pizzaballa pidió «seguir haciendo justicia» y «hacer la verdad con amor hacia todos». Llamó a prepararse «para cuando el lenguaje de la fuerza fracase» y «este castillo de violencia se derrumbe», a fin de aportar «la fuerza de la mansedumbre» y reconstruir «poco a poco el futuro» sobre «la tierra que Dios nos ha dado».







