(LifeSite/InfoCatólica) El médico australiano Jereth Kok ha sido hallado culpable de mala conducta profesional, no por negligencia médica, sino por opiniones personales expresadas en redes sociales, entre ellas críticas al aborto, a la ideología LGBT y a las políticas gubernamentales sobre la COVID-19.
El 25 de julio, el Tribunal Civil y Administrativo de Victoria (VCAT, por sus siglas en inglés) ratificó la suspensión que pesaba sobre él desde hacía más de seis años. La decisión se basó en 54 de un total de 85 publicaciones realizadas por el doctor a lo largo de doce años, las cuales fueron consideradas como ejemplos de «mala conducta» según la Ley Nacional australiana.
Según un comunicado de la Human Rights Law Alliance (HRLA), el grupo legal que representó a Kok, esta resolución «establece un precedente preocupante para la libertad de expresión en Australia, especialmente para los profesionales que mantienen convicciones cristianas o conservadoras».
«Confirma que organismos reguladores como AHPRA y la Junta Médica tienen amplios poderes para sancionar a los profesionales no solo por su desempeño clínico, sino también por expresar opiniones sociales o morales impopulares, incluso en el ámbito privado», afirmó HRLA.
«Esto representa un cambio profundamente alarmante en el alcance regulador sobre la expresión personal», añadió la organización. «Para los profesionales cristianos —y en general para cualquiera que sostenga ideas alejadas del consenso progresista— las implicaciones son serias».
La organización australiana Family First condenó la decisión del tribunal, calificándola de «injusticia flagrante y ataque intimidante contra la libertad de expresión».
«El Dr. Kok no ha causado daño a ningún paciente. Su único ‘crimen’ ha sido expresar sus ideas en internet —muchas de ellas de carácter satírico o cristiano—, y por ello ha sido castigado con la pérdida de su carrera médica», declaró Lyle Shelton, director nacional de Family First.
«Esto no es justicia, no es propio de Australia», prosiguió Shelton. «El ‘ministerio de la verdad’ en Victoria está imponiendo conformidad ideológica y reprimiendo la disidencia».
Shelton subrayó que algunas de las publicaciones clave para el fallo del tribunal fueron un artículo satírico del medio Babylon Bee y un comentario cristiano sobre el transgenerismo. «Eso demuestra hasta qué punto el poder judicial y político en Victoria ha perdido el rumbo», afirmó.
«Las leyes contra la libertad de expresión, disfrazadas de ‘antidiscriminación’ y ‘antivilipendio’, están presentes en todos los estados y territorios. Se trata de un problema nacional», denunció Shelton. «Son leyes contrarias al espíritu australiano porque aplastan la libertad de expresión y permiten que activistas con sentimientos heridos utilicen el sistema legal como arma de forma injusta».
El comentarista cristiano Mark Powell añadió: «El gobierno no tiene ningún derecho a limitar la posibilidad de que los profesionales expresen sus opiniones políticas o religiosas, especialmente en su esfera privada».
«Quizá el VCAT debería plantearse cambiar su nombre por el de ‘Ministerio de la Verdad’, dado su papel de vigilante de la libertad de expresión y su persecución de los supuestos crímenes de pensamiento o ‘doble discurso’», afirmó Powell. «Y, por desgracia, probablemente aún no hayamos alcanzado el clímax de nuestro momento orwelliano».
