(AsiaNews/InfoCatólica) En algunas partes de Occidente los fieles encuentran excusas para no asistir a los Oficios en Semana Santa, en otras los fieles, sacerdotes y obispos son perseguidos por ello.
En vísperas de la Semana Santa volvieron a arrestar a Mons. Pietro Shao Zhumin, de 61 años, obispo de la iglsia clandestina (la que siempre ha sido fiel) de Wenzhou, en la provincia china de Zhejiang. El prelado, junto con su secretario P. Jiang Xu Nian, fueron nuevamente detenidos ayer por la tarde por las autoridades de la Oficina para la Seguridad Nacional y no se sabe dónde se encuentran. Ha pasado poco más de un mes después del último episodio análogo ocurrido el 7 de marzo, cuando el obispo Shao fue retenido durante una semana.
Según informa AsiaNews, el objetivo es siempre el mismo: impedir que el prelado presida las inminentes celebraciones litúrgicas solemnes de la Semana Santa en Wenzhou, donde, además de Mons. Shao, hay numerosos sacerdotes que se niegan a registrarse en los organismos «oficiales» de los católicos chinos controlados por la Asociación Patriótica. En Navidad las autoridades locales habían reaccionado duramente a la celebración con la que Mons. Shao había inaugurado el Jubileo en la diócesis de Wenzhou, a la que asistieron cerca de 200 fieles. En los últimos años es muy frecuente que agentes de civil de la Oficina para los Asuntos Religiosos y de la Oficina para la Seguridad Nacional se hagan presentes en las iglesias los domingos y durante la semana para investigar, impedir que los sacerdotes no registrados celebren la Misa y prohibir que niños y adolescentes entren en las iglesias.
Mons. Shao fue nombrado en 2007 por Benedicto XVI como obispo coadjutor para suceder a Mons. Vincenzo Zhu Wei-Fang, quien falleció en septiembre de 2016. Como se negó a adherirse a la Asociación Patriótica, las autoridades consideran que la sede está «vacante» y apoyan como referente de la comunidad católica local al P. Ma Xianshi, un sacerdote «patriótico».
Aunque esto vuelve a incumplir el Acuerdo entre China y la Santa Sede, vuelto a renovar, no ha trascendido ninguna objeción por parte del Cardenal Parolin.