(Asia news/InfoCatólica) El desastre ocurrió durante la celebración de una boda, cuando de improviso estalló un gran incendio en el interior del edificio, sorprendiendo a los presentes. «El balance todavía es provisorio - explica el cardenal, contactado telefónicamente -, hay al menos 114 muertos y más de 200 heridos [algunas fuentes hablan de 500], pero seguramente serán más, porque algunos de los heridos se encuentran en condiciones muy graves». «Estuve personalmente en el gran salón donde tuvo lugar la fiesta - continúa - y no quedó nada, todo estaba destruido, pero es evidente que la construcción no respetaba las normas».
«Hablé con un sacerdote que se llama Petros que perdió a 10 miembros de su familia en el incendio. Murieron varios nietos, todos niños, y hermanos, una tragedia. Lo ocurrido es una catástrofe», asegura el Patriarca, que quiso mostrar personalmente su solidaridad y cercanía a las víctimas y a sus familias en un momento problemático para la Iglesia caldea, con el traslado de la sede patriarcal, que ha afectado a toda la comunidad cristiana.
«Los heridos están siendo atendidos en los hospitales de Mosul y Erbil, pero lo más impresionante - afirma el cardenal - es el número de víctimas, que es muy elevado. Es la primera vez que hay un número tan elevado de muertos en nuestra comunidad, en la masacre de la catedral [en 2010] hubo cerca de cincuenta muertos, aquí han sido más del doble».
El vicegobernador de Nínive, Hassan al-Allaq, explicó a Reuters que el incendio se produjo alrededor de las 22.45 de ayer, hora local, y tomó por sorpresa a la gente que se hallaba reunida para los festejos de la boda. El accidente ha conmocionado al centro cristiano más importante del norte de Irak y toda la ciudad de Qaraqosh ha pasado de un ambiente festivo a un silencio mixto de dolor y condolencia, mientras se intentan rastrear las causas que provocaron el incendio.
Esta mañana también habló el gobernador de Nínive y dijo que todavía no hay datos definitivos sobre las muertes, y que el número aumentará seguramente en las próximas horas. El fuego afectó y destruyó parcialmente un salón de fiestas. En una nota, la Defensa Civil iraquí informó que el origen del incendio fue el material pirotécnico que se utilizaba durante la celebración, y posteriormente el fuego se extendió a todo el edificio.
El uso de pirotecnia es una práctica común en las fiestas de bodas en Irak y, según las primeras informaciones, cuando se produjo el incendio había cerca de mil personas en el interior del edificio. Lo que agravó la situación fue el hecho de que el edificio estaba construido con material inflamable y tampoco contaba con las medidas de seguridad adecuadas, como salidas de emergencia para los caso de accidente, tal como ocurrió posteriormente. Otro de los elementos que alimentaron las llamas fueron los paneles prefabricados colocados en el interior del salón, que eran altamente inflamables, en clara violación de las normas de seguridad más elementales.
En las imágenes y vídeos tomados por los presentes después del incendio, se pueden ver a los rescatistas trepando sobre los escombros, como un techo derrumbado y restos de metales (y cuerpos) carbonizados. Entre ellos se distinguen paneles en llamas que caen del techo e invitados que intentan escapar desesperadamente de las llamas. El primer ministro Mohammed Shia al-Sudani ordenó una investigación y alentó a las fuerzas de seguridad a brindar socorro, mientras están llegando a Nínive camiones cargados de ayuda y medicamentos procedentes de Bagdad y otras provincias.
En la tragedia que se ha producido, cuyo alcance todavía no se puede traducir en cifras, el patriarca caldeo señala también un elemento de esperanza: «Estoy viendo - dice - la solidaridad de los iraquíes, de todos los irakíes: cristianos, musulmanes, kurdos, y árabes, que han expresado su cercanía, que se han ofrecido a acoger a los que necesiten, que han enviado ayuda».
En los próximos días el cardenal Sako debe viajar a Roma para el Sínodo, pero ha decidido permanecer por ahora en Qaraqosh «para asistir a los funerales de un primer grupo de personas, al menos cuarenta, aunque todavía es difícil identificar a las víctimas, porque los cadáveres están carbonizados. En este momento ni siquiera sabemos qué ha sido de los novios».
La solidaridad de los iraquíes, concluye, «es un signo de esperanza, pero no hay que esperar a que se ocurran estas tragedias para que se ponga de manifiesto, sino que hay que reforzarla cada día, en la vida cotidiana, que es también la manera de evitar que ocurran desgracias similares en en el futuro».
En Irak se respetan muy poco las normas de seguridad, tanto en el sector de la construcción como en el del transporte. Tras décadas de conflicto, las deterioradas infraestructuras del país son regularmente escenario de incendios o accidentes domésticos fatales. En julio de 2021, un incendio en la unidad de Covid de un hospital del sur dejó un saldo de más de 60 personas muertas. Unos meses antes, en abril, explotaron varios tanques de oxígeno provocando un incendio en un hospital de Bagdad que mató a más de 80 personas.
Departamento de Salud de la Gobernación de Nínive en Irak: 100 muertos y más de 150 heridos en un incendio que estalló durante una boda en Hamdaniya pic.twitter.com/aH4McJR2FJ
— César Moreno (@CesarMorenoH) September 26, 2023