(InfoCatólica) Altieri da un repaso muy completo a las actividades -algunas ciertamente escabrosas- de Rupnik, fundador del Centro Aletti, que le llevaron a la excomunión por confesar a una monja con la que había mantenido relaciones sexuales (ndr: excomunión que le fue levantada a las pocas semanas), así como a su expulsión de la Compañia de Jesús. La investigación de la diócesis de Roma -de la que cabe recordar que el máximo responsable es el Papa, aunque el día a día está en manos de su vicario, el cardenal De Donatis- ha sido ciertamente polémica y ha indignado a las víctimas del ex-jesuita. La situación actual es realmente confusa, según el periodista:
«Un auxiliar jesuita de la diócesis de Roma investigó la Casa que Rupnik construyó en su Eslovenia natal y descubrió cosas desagradables, pero la Roma oficial se mostró reacia y, finalmente, el Papa jesuita se negó a levantar la prescripción, por lo que la CDF dirigida por los jesuitas se negó a abrir un proceso. Luego los jesuitas investigaron a Rupnik y decidieron que había acusaciones creíbles, pero Rupnik se negó a cooperar, por lo que no pudieron hacer nada más que expulsarlo, aunque Rupnik quería irse de todos modos. Luego, la vicaría de Roma investigó su propio Centro Aletti, el que Rupnik fundó en Roma, y encontró que todo es estupendo y que todos allí son completamente inocentes de... algo, y también decidieron que alguna acción tomada contra Rupnik mismo fue sospechosa de alguna manera, pero no están diciendo cómo, pero la enviaron escalera arriba a alguien, aunque no han dicho exactamente a quién o realmente a nadie en absoluto».
Altieri apunta al Papa...:
«¿He mencionado que la actual directora del Centro Aletti, Maria Campatelli, colaboradora de Rupnik desde hace mucho tiempo, estuvo la semana pasada de visita con el Papa Francisco?»
... y recuerda que el Centro Aletti arremetió contra la Compañía de Jesús por su proceder con Rupnik.
Por otra parte, las víctimas de Rupnik han lamentado precisamente que el Papa se reúna con una colaboradora del ex-jesuita y no ha querido reunirse con ellas.
Altieri concluye así su artículo:
Rupnik ha actuado demasiado tiempo sin supervisión, de hecho bajo la égida de otros superiores, y tal vez tenga una alegre banda de ultras a su alrededor.
De Donatis no puede esperar que nadie dé crédito ni a su investigación ni a su informe, para el que sólo existe una palabra en inglés, un término cotidiano cuya designación técnica científica es excrementum bovinum.
Preguntas sin responder
Por su parte Robert Mickens plantea en su artículo las dudas que hay en torno al caso Rupnik y la actuación del Papa:
«Los comentarios que Francisco ha hecho sobre el caso de Rupnik y las medidas que el Papa ha tomado (o no) al respecto han dejado una serie de preguntas sin respuesta. Ha habido una preocupante falta de transparencia a lo largo de toda la saga y la persona más responsable de ello es el propio Papa. Pero los últimos acontecimientos relacionados con Rupnik -y que implican directamente a Francisco- son aún más inquietantes que todo lo que había salido a la luz hasta ahora. ¿En pocas palabras? Las pruebas sugieren que el Papa ha estado protegiendo a su antiguo cohermano. O al menos que no cree las acusaciones que las mujeres han hecho contra Rupnik».
Y, como Altieri, apunta a la reunión del Papa con la responsable del Centro Aletti en Roma:
«Esto es lo que ha ocurrido: el Papa mantuvo una audiencia privada el 15 de septiembre con Maria Campatelli, una teóloga que dirige el Centro Aletti, la comunidad artística que Rupnik fundó en Roma hace muchos años. ¿Qué tiene de inquietante que el Papa se reúna con Campatelli? Ella ha defendido incondicionalmente a Rupnik contra las acusaciones de abusos desde el principio y ha acusado a sus antiguos superiores jesuitas y a los periodistas de azuzar una campaña mediática para desacreditarlo. ¿Qué tipo de mensaje quería enviar Francisco al ordenar a los medios de comunicación vaticanos -como hizo- que publicaran fotos suyas sentado con Campatelli en el estudio donde celebra las reuniones oficiales con los principales líderes políticos y eclesiásticos?»
Y justo tras esa reunión...:
«Sorprendentemente, sólo tres días después de esta reunión, la diócesis de Roma -es decir, la diócesis del Papa- hizo público un comunicado en el que básicamente exculpaba a Rupnik de las acusaciones de abusos. Revelaba que el Vicariato de Roma (como se denomina la administración que dirige la diócesis en nombre del Papa) había llevado a cabo una investigación de seis meses sobre Rupnik y el Centro Alleti. Era la primera vez que alguien, salvo unos pocos, oía hablar de tal investigación. La declaración del 18 de septiembre acusaba a la Compañía de Jesús y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) de llevar a cabo «procedimientos gravemente anómalos» en el modo en que trataron al sacerdote esloveno».
Mickens recuerda que solo el Papa, o alguien delegado por él, podía levantar la excomunión a Rupnik:
«En un momento dado, el Dicasterio de Doctrina de la Fe, en sus propias investigaciones sobre Rupnik, había comprobado que el sacerdote había incurrido en excomunión automática por dar la absolución sacramental a una mujer con la que había mantenido relaciones sexuales. Sólo el Romano Pontífice o alguien designado por él puede retirar la excomunión por un «delito» tan grave. Sin embargo, el Papa Francisco ha negado haber ordenado el levantamiento de la pena o haber participado de manera significativa en las relaciones del dicasterio con Rupnik».
Por último, el editor de La Croix International señala que las 15 mujeres abusadas por Rupnik escribieron una carta a la diócesis de Roma y al Papa denunciando que se está ridiculizando su dolor.