(Asia News/InfoCatólica) Es una «necesidad absoluta» reanudar las conversaciones directas entre israelíes y palestinos para lograr, con apoyo internacional, la creación de dos estados en Tierra Santa y dar a Jerusalén un estatuto que garantice su apertura al judaísmo, al cristianismo y al islam. Así lo indica el comunicado emitido por el Vaticano al término del coloquio del presidente palestino Mahmud Abbas -en su sexto encuentro- con el papa Francisco y la Secretaría de Estado.
En el texto de la Santa Sede se lee, que «hoy, 4 de noviembre de 2021, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a S.E. el Sr. Mahmoud Abbas, Presidente del Estado de Palestina, quien posteriormente se reunió con Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Su Excelencia Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados».
«Durante las cordiales conversaciones en la Secretaría de Estado, se reconocieron las buenas relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, y se abordaron cuestiones bilaterales de interés mutuo. Además, se reconoció la necesidad de promover la fraternidad humana y la coexistencia pacífica entre las distintas confesiones».
«En cuanto al proceso de paz entre israelíes y palestinos, subrayaron la absoluta necesidad de reactivar el diálogo directo para lograr una solución de dos Estados, con la ayuda de un compromiso más vigoroso de la comunidad internacional. Por último, se reiteró que Jerusalén debe ser reconocida por todos como un lugar de encuentro y no de conflicto, y que su estatus debe preservar su identidad y valor universal como Ciudad Santa para las tres religiones abrahámicas, incluso mediante un estatuto especial garantizado internacionalmente. Por último, se habló de la urgencia de trabajar por la paz, evitar el uso de las armas y combatir toda forma de extremismo y fundamentalismo»
El comunicado de hoy reitera la posición tradicional del Vaticano sobre Tierra Santa y Jerusalén, reafirmada recientemente en el debate de la ONU en diciembre de 2017, tras el anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén.
En aquella ocasión, la Santa Sede intervino con una declaración en la que recordaba «la obligación de todas las naciones de respetar el statu quo histórico de la Ciudad Santa, de acuerdo con las resoluciones de la ONU pertinentes».
«La identidad única de Jerusalén, de interés universal, consiste en su carácter especial de ciudad santa, sagrada para las tres religiones monoteístas y símbolo para millones de creyentes de todo el mundo que la consideran su »capital espiritual«. Su importancia va más allá de la cuestión de las fronteras y esta realidad debe considerarse prioritaria en cualquier negociación para una solución política». La delegación del Vaticano pidió «una resolución pacífica que respete la naturaleza de Jerusalén, su santidad y su valor universal», reiterando que «sólo un estatuto que cuente con el respaldo internacional puede preservar su carácter único y ser una garantía de diálogo y reconciliación para la paz en la región».