(Lifenews/InfoCatólica) La semana pasada, Nancy Pelosi dijo que dependía de su propio juicio personal la decisión de si debía recibir la comunión a pesar de su larga trayectoria política a favor del aborto, lo que le ha valido haber ganado premios concedidos por organizaciones abortistas, y de haber bloqueado un proyecto de ley para detener el infanticidio.
«Creo que puedo usar mi propio juicio al respecto», dijo Pelosi sobre la recepción de la Sagrada Comunión.
Pelosi también dijo que apreciaba la carta del cardenal Ladaria que rechazaba los esfuerzos de algunos obispos católicos de Estados Unidos para establecer unánimemente si es apropiado o no que los políticos católicos pro-aborto como ella y Joe Biden reciban la comunión.
Ante estos comentarios que muestran desprecio a la fe católica y la dignidad de los no nacidos, el arzobispo Salvatore Cordileone de San Francisco, diócesis a la que pertenece Pelosi, ha respondido dejándole las cosas claras. En su declaración, que recoge Lifenews, el arzobispo afirma:
«Me alegra saber que la Portavoz Pelosi haya dicho que está contenta con la carta del cardenal Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, al arzobispo Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en relación con la cuestión de los católicos destacados en la vida pública que defienden prácticas que son gravemente malas. En esa carta, el cardenal Ladaria aconseja a los obispos de Estados Unidos que, a la hora de discernir cómo abordar esta situación, utilicen como guía los principios expuestos en una carta privada de 2004 del entonces cardenal Ratzinger, prefecto de la CDF en aquel momento, a los obispos de Estados Unidos».
El arzobispo Cordileone deja claro que la carta de Ratzinger califica de «cooperación con el mal» la promoción y el apoyo al aborto.
«En su carta, Ratzinger confirmó que defender sistemáticamente el aborto y la eutanasia constituye una cooperación formal con el pecado grave, y que los obispos deben dialogar con los católicos destacados en la vida pública que lo hacen para ayudarles a comprender el grave mal que están ayudando a perpetrar y acompañarles a que se conviertan. Y continúa diciendo en esa carta que, si estos diálogos resultan infructuosos, entonces, por respeto a la fe católica sobre lo que significa recibir la Sagrada Comunión, el obispo debe declarar que dicha persona no será admitida a la Comunión. La reacción positiva de la presidenta Pelosi a la carta del cardenal Ladaria, por tanto, suscita la esperanza de que se pueda avanzar en este gravísimo asunto».
El obispo de Pelosi destaca en su respuesta que favorecer el aborto tiene una gravedad máxima, señalando que se ha asesinado a decenas de millones de bebés no nacidos.
«Nunca debemos perder de vista este hecho: en los últimos 50 años, sólo en Estados Unidos, 66.000.000 de bebés han sido asesinados en el vientre de sus madres. No es una cuestión sobre la que se pueda usar el propio juicio. Es un hecho. 66.000.000 de bebés asesinados en el vientre de sus madres. Si miramos a nuestro alrededor y vemos lo que ocurre en nuestra sociedad hoy en día, veremos que este hecho demuestra una vez más que la violencia engendra violencia. 66.000.000 de bebés asesinados en el vientre de sus madres. La respuesta a una mujer en crisis por su embarazo no es la violencia, sino el amor».
Recientemente, Mons. Cordileone advirtió a las figuras públicas católicas pro-aborto que no reciban la comunión en la misa si ven que «no quieren o no pueden abandonar» su «defensa del aborto».
En una larga pastoral titulada «Antes de formarte en el vientre, te conocí», el arzobispo analizó las implicaciones de los católicos de alto perfil político o social que apoyan públicamente el aborto. Cordileone no mencionó por su nombre a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ni al presidente Joe Biden, ni a ningún otro católico proabortista, pero el documento dejaba claro que los sacerdotes deben negar la comunión a aquellos católicos que apoyen públicamente el aborto.
«Si se dan cuenta de que no quieren o no pueden abandonar su defensa del aborto, no deben acercarse a recibir la Sagrada Comunión», dijo el arzobispo. «Afirmar públicamente la fe católica y al mismo tiempo rechazar públicamente una de sus enseñanzas más fundamentales es simplemente deshonesto».
«Si su participación en el mal del aborto no es abordada con franqueza por sus pastores, esto puede llevar a los católicos (y a otros) a asumir que la enseñanza moral de la Iglesia católica sobre la inviolable santidad de la vida humana no se sostiene seriamente», escribió Cordileone. «La enseñanza constante de la Iglesia católica desde sus inicios, las repetidas exhortaciones de todos los Papas de los últimos tiempos hasta el Papa Francisco, y las frecuentes declaraciones de los obispos de los Estados Unidos, dejan claro cuál es la enseñanza de la Iglesia católica respecto al aborto»
Los párrocos tienen la responsabilidad ante los personajes públicos católicos de «llamarlos a la conversión y advertirles que si no enmiendan su vida deberán responder ante el tribunal de Dios por la sangre inocente que se ha derramado», dijo Cordileone.