(AsiaNews/Agencias) El ministro de Justicia Takashi Yamashita ha declarado que la semana pasada se ejecutaron dos condenas a muerte, las primeras del 2019. En los dos casos, las personas murieron en la horca.
Los dos ajusticiados son Koichi Shoji, de 64 años, que asesinó en 2011 a dos mujeres en la prefectura de Kagawa, y Yasunori Suzuki, de 50 años, que mató a tres mujeres en la prefectura de Fukuoka, entre el 2004 y el 2005.
Al hablar con los periodistas, el ministro dijo que “ordenó las ejecuciones basado en atentas consideraciones”, y destacó que los dos “quitaron la vida a las víctimas cuando éstas no habían hecho nada, por meros motivos egoístas”. Soji y Suzuki habían sido condenados a la pena capital con sentencia definitiva en el 2007 y en el 2011, respectivamente.
Las ejecuciones de ayer llevan a cuatro las condenas a muerte ordenadas bajo el mandato de Yamashita, que fue nombrado en el cargo de ministro en octubre del año pasado, y a 38 las ejecuciones realizadas durante el gobierno de Shinzo Abe, desde el 2012.
En el país del Sol Naciente, la pena capital recibe numerosas críticas del exterior, pero la mayoría de los japoneses parece apoyarla. La Federación de Abogados de Japón hace tiempo que pide abolirla, y ha establecido como plazo el 2020. En diciembre del año pasado, los grupos de parlamentarios debatieron acerca del futuro de la pena capital en el país, proponiendo sustituirla con la cadena perpetua.
La Iglesia católica japonesa en reiteradas oportunidades se ha expresado públicamente en contra de la pena de muerte.