¡Eso es amor!

En los dos mil años que Jesús lleva encerrado en los tabernáculos, preso del Amor más grande, los hombres han profanado su Cuerpo miles de veces, han comulgado indignamente miles de veces, lo han dejado solo en las iglesias millones de horas, y han recibido con toneladas de frialdad a Quien arde de Amor por nosotros. También, también muchos lo han cubierto de cariño y de calor, y ésos, precisamente ésos, han compartido sus soledades y han conocido el único Amor que puede hacer feliz al hombre: el de quien lo entrega todo, hasta su mismo Cuerpo, sin esperar nada, y no se vuelve atrás. ¡Eso es Amor!

Con el paso de los años, he ido realizando un pequeño “estudio demoscópico” lleno de limitaciones, pero con algunos frutos que paso a mostrarles. De cuando en cuando, en el confesonario, pregunto al penitente: “¿eres feliz?”. Las respuestas podrían encasillarse en tres variables: “sí”, “no”, y “a ratos”. Teniendo en cuenta que los “encuestados” son personas que están de rodillas ante un sacerdote, es decir, personas creyentes que reciben los sacramentos, evalúen ustedes mismos los resultados: la inmensa mayoría de ellos optan por la tercera respuesta, es decir, “a ratos”. Tras ellos vendrían quienes aseguran no ser felices, pero hay que tener en cuenta que, muchas veces, la gente se arrodilla en el confesonario para llorar.

En todo caso, les aseguro que son minoría quienes responden, sin vacilaciones, que son felices. Y, en cuanto a los de “a ratos”, habrá que decir que, mientras el buen humor suele llegar en rachas, la felicidad no se consume de forma intermitente. Si se “es” feliz, se “es”, no se “está” feliz un rato para volverse infeliz después. En definitiva, y con todas las reservas impuestas por las limitaciones de mi “encuesta”: los hombres, amigos lectores, no son felices.

La siguiente afirmación no tengo que explicarla: lo único que puede hacer feliz a un ser humano es el amor. Si los hombres no son felices, es porque apenas hay amor en sus vidas. Y, si no hay amor en sus vidas –ésta es mi hipótesis– es porque Occidente se ha olvidado de Dios, el Único que puede enseñar a amar al ser humano porque Él mismo es el Amor total. Estoy convencido de que si mi pequeña encuesta, en lugar de realizarla en un confesonario, la hubiese llevado a cabo en los bares, discotecas, supermercados o vagones de metro, los resultados hubiesen sido aún más desoladores. Basta observar los rostros de la gente que camina por las calles o consume sus cervezas en un bar: las sonrisas se han vuelto carísimas. Los medios de comunicación no presentan, precisamente, el retrato de una humanidad feliz, sino el de un mundo roto por mil costuras.

Una buena parte de las veces se llama “amor” a la sensiblería o al placer; en todo caso, a una forma de enriquecimiento personal bastante efímera. Hombres y mujeres se casan y se divorcian, se unen y se separan cuando la relación ya “no les aporta nada”, o sólo les aporta dolor. Cuando muchos dicen “amo a alguien”, lo que realmente quieren decir es que aman lo que ese alguien les da, y dejarán de amarlo cuando el tal “alguien” deje de proporcionarles el suministro diario... Poco que ver con el amor verdadero.

Miremos a Jesús, y volvamos a aprender lo que es amor: amor es entregarlo todo sin esperar nada, y no volverse atrás en la entrega. En primera instancia, el amor se parece más a un empobrecimiento que a su contrario, el enriquecimiento. “Siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza”, dice San Pablo de Jesucristo. Abandonó, por nosotros, la gloria que tenía junto al Padre, y se revistió de nuestra fragilidad. Nació en un establo, predicó durante tres años sin tener donde reclinar la cabeza, y, a cambio, los hombres lo clavamos en una Cruz. Cuando eso sucedió, no se echó atrás; no se escabulló de nuestras manos para volverse al Cielo al grito de “no tengo por qué aguantar esto”. Mansamente, se tendió en el Leño y ofreció su vida por nosotros, sus verdugos. ¡Eso es Amor!

Como quien ama desea estar cerca del amado, quiso Jesús quedarse con nosotros. Y volcó su poder de Dios en el milagro más tierno y sobrecogedor que pudo hacer un Dios enamorado: se “encerró” en la Sagrada Hostia, se dejó “encarcelar” en los sagrarios, se “sometió” a las manos de unos hombres pecadores a quienes convirtió en sacerdotes.

En los dos mil años que Jesús lleva encerrado en los tabernáculos, preso del Amor más grande, los hombres han profanado su Cuerpo miles de veces, han comulgado indignamente miles de veces, lo han dejado solo en las iglesias millones de horas, y han recibido con toneladas de frialdad a Quien arde de Amor por nosotros. Motivos hubiese tenido para abandonar todas los hostias y volverse al Cielo... Pero se ha quedado, porque nunca se echa atrás Aquél que ama. También, también muchos lo han cubierto de cariño y de calor, y ésos, precisamente ésos, han compartido sus soledades y han conocido el único Amor que puede hacer feliz al hombre: el de quien lo entrega todo, hasta su mismo Cuerpo, sin esperar nada, y no se vuelve atrás. ¡Eso es Amor!

Sólo cuando el hombre, arrodillado ante la Eucaristía, vuelva a saberse amado así, y aprenda a amar así a sus semejantes, encontrará de  nuevo el rostro de la felicidad. Porque toda la felicidad a que puede aspirar un hombre sobre la Tierra está encerrada en la Eucaristía. ¡Eso es Amor!

 

+José Fernando Rey Ballesteros, sacerdote.

Publicado el 5 de junio de 2010, en © De un tiempo a esta parte

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15 comentarios

Marcos
D. José Fernando

El tema central, medular, de su post es certero "Cuando el hombre, arrodillado ante la Eucaristía, vuelva a saberse amado así, y aprenda a amar así a sus semejantes, encontrará de nuevo el rostro de la felicidad".

Cierto que, en general, la sociedad de la tecnología, avances médicos y bienestar, es cada vez menos feliz al haber renunciado al amor de Dios.

Pero discrepo en una cosa: Su "encuesta" en el confesionario es también certera y comprensible. No significa que nos hayamos olvidado del Amor de Dios. Aún depositando todas nuestras esperanzas en el amor del Padre, al ser humano le afectan, también, otros factores cercanos para su felicidad.

Incluso JesuCristo tuvo momentos de angustia o incertidumbre antes de cumplir con la Voluntad del Padre.

La respuesta de "a ratos" es lógica y honesta. Más que -a ratos- diría que -durante periodos en la vida-.

Por mucho que sintamos que Dios nos Ama infinitamente y el Espíritu llene nuestras vasijas de barro, mientras estemos en nuestra morada temporal, siempre habrá situaciones que enturbien nuestra felicidad. La muerte de un ser querido, la enfermedad de un hijo, situaciones precarias y un sin fin de visicitudes que aparecen en la vida.

Cordially
6/06/10 11:36 AM
Vicente
cuando amamos a Dios y a los demás entonces somos más felices. Jesús está en la Eucaristía amándonos, y desde ahí, comulgando con él, nos invita a amar a los demás.
6/06/10 1:17 PM
cristina
Acabo de ser abandonada por mi marido, tras 15 años de matrimonio. Tres hijos. Hoy les he explicado en la comida lo que hay, y les he recordado que, por encima de lo que se ve, está la esperanza cristiana. Esa esperanza no tenemos que perderla, la esperanza de salvación para todos, TODOS los miembros de esta golpeada familia. Yo, personalmente, lo vivo como se dice en el post que hizo Jesús, amamdo hasta el final y sin volver la vista atrás. Contamos con sus oraciones. Muchas gracias.
6/06/10 3:40 PM
Alfonso
Cristina, un abrazo en Cristo, te encomiendo en mis oraciones. Ánimo!, junto a Cristo todo se supera.
6/06/10 4:06 PM
Mario
Ánimo. Por tí y por tus hijos, apóyate en Dios y a demostrarles a ellos y al mundo que con Ël, nada te falta. Estáis en las oraciones de mi familia.
6/06/10 4:18 PM
César Fuentes
Cristina,mis respetos y oracionespou usted y sus hijos.

Gracias por el artículo,padre.
6/06/10 5:48 PM
Padre, fíjese además que hoy caí en la cuenta de algo singular.

He seguido el mandato de mi conciencia y he buscado una misa en la cual el sacerdote no tenga reparos en que comulgue de rodillas y en la boca (no se alarme, no soy ninguna fundamentalista, soy alguien que desea seguir el ejemplo del Papa; pues bien, le decía, que hoy caí en la cuenta que desde entonces, que es apenas hace unos meses, mi amor por la Eucaristía, sin que yo haya hecho nada por incrementarlo, se ha ido intensificando, y mi fe en la Presencia Real también.

Ahora comprendo mejor ese amor de los que pasan de rodillas ante el Sagrario, la sabiduría y santidad de las monjitas que le adoran y recomiendan hacerlo, he comprendido lo que usted hoy ha dicho y debo decirle que si llegase usted a confesarme, tendría que decirle que soy alguien feliz.
6/06/10 6:04 PM
Cristina,
Los tendré hoy presentes en la Eucaristía.
Qué Dios, Todopoderoso, les infunda la fortaleza que necesitan.
6/06/10 6:05 PM
Ana
Cristina: Con todo cariño rezaré por ti. Animo la comunión de los santos es una pasada
6/06/10 7:06 PM
Cristina, oro por ti, y también por tu marido, para que Dios le ablande el corazón. Has tomado la mejor decisión al optar por "no echarte atrás"; ahora le amas como Cristo nos ama a nosotros, con fidelidad incondicional, a pesar de los pesares. Oro también por tus hijos.

Maricruz: estás en tu perfecto derecho de comulgar de rodillas y en la boca. Es triste que haya lugares donde te pongan obstáculos. Tampoco deben ponerse a quien comulga en la mano con verdadera reverencia. Pero a veces los sacerdotes queremos ir "más allá" de lo que dice la Iglesia, y acabamos imponiendo nuestros criterios personales. Eso no debe suceder. Entiendo muy bien lo que dices en cuanto a que el cuidado al comulgar ha hecho crecer tu amor por la Eucaristía.

Saludos a todos.
7/06/10 1:27 AM
Padre José-Fernando,
Sus palabras me caen como bálsamo.
Gracias.

Cristina, te recordé hoy en mis momentos de oración y en la Eucaristía. Ten confianza en el amor de Dios.
7/06/10 6:17 AM
Liliana
Estoy totalmente de acuerdo con Ud. Padre, lo único que hace y da plena felicidad es el Amor primero, el que ordena y hace fecundo toda la dimensión del amor humano.
Me encantaría que el sacerdote sea una guía de quien se va a confesar, muchas veces confesamos los pecados que provienen de la sensiblería y el placer, quedando atado el fundamental, reconocer que hemos olvidado a Dios, que muchas veces ocupa nuestras bocas, pero no nuestro corazón, a un corazón contrito Dios no lo desprecia.
No hay duda que Jesús Sacramentado esta presente en la Eucaristía y que bien recibida hace mucho bien y posible lo imposible para nosotros. ¡Eso es Amor sin fin! Para ti Cristina.
7/06/10 5:19 PM
Flavia
Cristina,

gracias por tu testimonio, de todo corazón. Nunca te desanimes, si tal vez te llega algún día un poco duro. Te acompañaré con mi recuerdo y oración.

Padre,

muchas gracias por este escrito. Estoy plenamente convencida de que sólo en Cristo se encuentra la verdadera felicidad, la serenidad interior, porque Él nunca deja de amarnos y nos acompaña siempre.
7/06/10 6:55 PM
Yolanda
Cristina:

Tu marido te ha fallado. A ti, a vuestros hijos y a Dios. Es durísimo. Pero puede llegarle el arrepentimiento. Rezamos por ello. Y por tu fortaleza.
Admiro que recuerdes que tú prometiste también amarle fielmente todos los días de tu vida. Y sigas dispuesta a cumplir tu promesa.

Ánimo.

Tu testimonio ha hecho rezar por tu familia a muchas personas.
7/06/10 7:47 PM
Marco
Cristina, gracias por darnos ánimos a nosotros. Que Dios os bendiga a tí, a tu marido y a vuestros hijos.
8/06/10 11:05 PM

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