El "presi" se ha echado al monte.
Me refiero al Excelentísimo Sr. Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, mons. Bätzing, al que lo mismo le parece una vergüenza que no se ordenen las señoras o señoritas -asi lo ha dicho-, que el que se prohiba comulgar al que le de la gana acercarse: que también lo ha dicho.
-¿Quiere comulgar una persona? Pues que comulgue ¡Ya vale de distingos y prohibiciones que no significan nada, que no van a ningún lado y que no tienen ningún sentido a estas alturas de la peli!
Además, siempre puede uno acogerse a aquello tan famoso de “¿quién soy yo para…?” negárselo, por ejemplo. Y, “aquí paz y después gloria”.
Por eso, este buen señor no se ha cortado un pelo; antes al contrario, se ha largado una rajada que no tiene desperdicio. Dice el flamenquísimo del arzobispo: (que) “él no niega la Comunión Eucarística a ningún protestante que se la pida”. ¡Ahí queda eso, Manuela, y bájate ya de la burra!
¿Qué dice al respecto la Doctrina Católica, de la que se ríe publicamente el susodicho monseñor? Pues, respecto a lo de las señoras o señoritas, ¡que nanay; que las uvas están verdes; que el caso está más que cerrado! Amén.
¿Y respecto a lo de la comunión a los coleguis protestantes? Pues, la Doctrina está enrocada pero que exactamente en la misma posición: que ¡naranjas de la China! Amén.