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2.12.14

Sobre la naturaleza de la jerarquía en la Iglesia

La iglesia somos todos y los entes no piensan. Eso nos han enseñado. ¿O será que cuando acá escriben iglesia se referirán a algunos laicos, curas, obispos, arzobispos y cardenales que quieren, que los que somos iglesia, pensemos como ellos quieren? Yo trato de vivir el catolicismo como Jesús nos lo ha dicho desde hace más de 2000 años… (Fragmento de una conversación/cuestionamiento en Facebook)

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¿Puede hablarse del pensamiento “de la Iglesia”? Para algunos, la respuesta es que no, y su razón es que “la Iglesia somos todos,” de modo que la expresión “lo que la Iglesia piensa” quedaría así limitada a la jerarquía.

El problema con ese modo de pensar, a pesar de la popularidad de la que parece gozar, es que equipara a la Iglesia con una realidad creada a partir de decisiones o acuerdos humanos, al modo como se crea una empresa o como la gente se reúne en el club de su preferencia. Y eso NO es lo que enseña el Nuevo Testamento (NT).

Lo que a veces se llama, en tono de desconfianza, “jerarquía,” no es otra cosa que la lógica y única posible continuación del ministerio de los apóstoles. Los datos del NT son suficientemente claros:

1. La Iglesia nace de la predicación de los apóstoles (mira Hechos; y Romanos 10).

2. Los fieles son asiduos a sus enseñanzas (mira, de nuevo, Hechos).

3. Los apóstoles enseñan con autoridad, que incluye declarar qué es y qué no es conforme al Evangelio (mira Gálatas).

4. La autoridad apostólica incluye el derecho, extremo ciertamente pero real, de declarar a una persona por fuera de la comunión con la Iglesia (mira el caso del incestuoso en 1 Corintios).

5. Esta autoridad no declina ni puede disolverse porque los desafíos de los creyentes no son menores, sino incluso mayores, a lo largo del tiempo (mira 1 y 2 Timoteo, y Tito); por ello es preciso que la fe y la doctrina tengan su custodia natural en los sucesores de los apóstoles.

6. No hay ningún otro grupo en la Iglesia que pueda reclamar autoridad así venida de los apóstoles, si tomamos en serio el NT.

7. En ningún caso la enseñanza de fe y moral de la Iglesia es asunto de votaciones, consensos o mayorías. Tampoco fue así en el camino que siguió Jesucristo. Él no hizo un referendo para ver si era buena idea ir a la Cruz.

Luego la Iglesia “de todos” donde “todos” determinamos qué hacemos y qué queremos, no es la del NT. Es una herejía que parece amable a algunos pero que no corresponde a la fe cristiana. No puedo decirte otra cosa.

Esto no quita sino que muestra la gravedad de los pecados de los obispos y sacerdotes cuando abusan de su autoridad, o cuando caen en codicia, vanidad o arrogancia.

Y en contra de ese tipo de faltas–de codicia, vanidad o arrogancia–se ha ido el Papa Francisco, en buena hora. Lo que hay que arrancar es el pecado, no negar lo que Cristo dispuso y el Espíritu Santo atestigua con claridad.

30.07.14

Acercarse a la Biblia

En un retiro espiritual del pasado mes Junio con las Vírgenes Seglares Dominicas hemos tenido seis sesiones; estas han sido las predicaciones centrales:

Sesión 1 de 6: El tema

* Propósito general : familiarizarse con la Biblia; pero también reconocernos como Familia de Dios.

* El acercamiento a la Biblia no es sólo intelectual sino con todo nuestro ser, como quien explora en los propios orígenes.

* La Biblia es una biblioteca de 73 “libros” de diversa extensión, distribuidos en dos “testamentos,” conocido como “antiguo” y “nuevo” testamento. Testamento viene del griego “diatheke” que indica un pacto o una disposición. En este contexto es bueno pensar los testamentos en términos de lo que es una “alianza.”

* La lista oficial de libros del Antiguo Testamento (AT) y del Nuevo Testamento (NT) se llama el “canon.” Canónicamente son 46 libros para el AT y 27 para el NT. Otros libros cercanos por lengua o cultura pueden dar alguna información pero no tienen autoridad, no son revelación fundante. A veces se les llama “apócrifos”.

* Es necesario estar en guardia con respecto a la información que venga de obras apócrifas. Por algo la Iglesia las ha rechazado. A menudo desprecian elementos esenciales del mensaje cristiano, como por ejemplo, la importancia de la carne de Cristo o de su manera cruenta de sufrir y morir.

* La pasividad de tantos católicos ante la manipulación de los textos bíblicos, como se da por ejemplo en el Código de Da Vinci, muestra el bajísimo espíritu de familia que tenemos ante los personajes, lugares y pasajes de la Biblia.

* En cuanto a los términos usados para los Testamentos, sería mejor referirse a las dos partes de la Biblia como la “Primera Alianza” y la “Alianza Definitiva,” Esta insistencia en la “alianza” indica cuál es el tema central de toda la Escritura: ¿Cómo se puede superar la distancia entre Dios y el hombre?

* ¿Cómo se vence el pecado? ¿Cómo ha vencido Dios el pecado? ¿Cómo viven os que han vencido el pecado? Tal es el centro del mensaje bíblico. Quien tenga esas inquietudes sabrá aproximarse a la Biblia. Quien no las tenga, o quien busque respuestas a otro tipo de preguntas, quedará decepcionado y confundido.

* Todo en la Biblia es secundario frente al tema central: cómo se avanza en la reconciliación y comunión entre Dios y el hombre.

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24.06.14

Orar sin dudar

Estimado Fray Nelson: Le sigo a diario en sus explicaciones sobre las lecturas diarias de las Escrituras. Me permito solicitar su explicación sobre el capítulo 21 de San Mateo, especialmente los versículos 21 y 22. ¿Debo tomarlo al pie de la letra? Gracias anticipadas y que el Señor le guarde y le acompañe. – Eduardo Martínez Romero.

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Mateo 21,21-22 dice: “Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.”

Del texto resulta claro que lo contrario de la fe son las dudas. Lo que no es inmediatamente claro es cuáles son esas dudas y qué las produce.

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12.06.14

Alejandro Bermúdez me pregunta por un castigo específico

En el contexto de la polémica sobre si Dios castiga o no, ha habido desarrollos bien fundamentados y que considero muy completos. Recomiendo los escritos de José Miguel Arraiz

http://www.apologeticacatolica.org/Descargas/Dios_Castiga.pdf

y de Adrián Ferreira:

http://www.apologeticacatolica.org/Descargas/Dios_Castiga2.pdf

así como un sólido post del muy ilustrado Néstor Martínez

Todos ellos manifiestan la enseñanza común de la Iglesia: Dios, sin dejar su amor, ciertamente castiga, por razones siempre conectadas con su providencia, su pedagogía y el orden debido de la justicia, que es parte de la santidad misma de Dios.

En una orilla distinta se ha situado el bien conocido Alejandro Bermúdez, que no suele dar información sobre sus opositores, con lo cual quien lo lee se queda sin contexto incluso para situar los propios argumentos de quien es Director de Aciprensa. Para no repetir el mismo error, comento que este laico católico ha publicado también una obra en que reúne argumentos sobre por qué, a su entender, Dios no castiga.

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31.03.13