Sencillas recomendaciones a los lectores
Es bueno recordar cosas sencillas, porque en ocasiones las damos por ya sabidas, y tal vez no se saben, o porque recordándolas, las podemos afianzar. En este caso la catequesis va dirigida a los lectores de la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas
Es un servicio litúrgico de gran importancia, nunca una excusa para intervenir, ni tampoco un ‘derecho’ de nadie. Es un servicio litúrgico de quien sabiendo la importancia de lo que lee, sabe proclamar en público la Palabra de Dios sin arrogancia, ni protagonismo alguno. No todos pueden ni deben leer, porque no todos lo saben realizar adecuadamente.
Ofrecemos unas recomendaciones sencillas para los lectores. Tal vez imprimirlas y difundirlas podría ser un apostolado litúrgico sencillo pero eficaz.
* El lector debe entender la Palabra que proclama; si no la entiende, no puede darle el sentido que tiene. Primero debe ser oyente de esa Palabra -haberla leído antes, captado, rezado- y luego será el portavoz para la Iglesia.
* Clara conciencia de que en ese momento se convierte en portavoz de la Palabra de Dios, en su altavoz, para que todos escuchen la Revelación que se da. En consecuencia debe ser fiel transmisor de una Palabra que procede de Dios, escrita por los autores sagrados (: hagiógrafos) y cuyo último eslabón es el propio lector para que llegue esa Palabra a la Iglesia, aquí y ahora, en la celebración de los Santos Misterios.
* Hay que tener especial cuidado con las palabras difíciles, nombres inusuales, estilo de la misma lectura (poético, narrativo, exhortativo, etc.), y por eso es bueno repasar ante las lecturas.
* El lector comunica la Palabra de Dios no sólo con las palabras pronunciadas correctamente (correctamente, claro, no precipitadamente) sino también con el convencimiento, el tono, el volumen, las inflexiones de voz según las frases. No es “hacer teatro", sino comunicar adecuadamente, porque es distinto leer para uno mismo que leer para los demás en alta voz haciendo que los oyentes y el propio lector se enteren bien de la lectura.
* La preocupación de lector debe ser que todos se enteren y escuchen bien la Palabra de Dios: para ello procurará leer despacio, alto y claro, con ritmo (ni demasiado lento que distrae, ni demasiado rápido que aturde), vocalizando, ya que el sonido llega más lento al oído del oyente. Para eso, además, hay que mirar que el micrófono esté encendido y a la altura adecuada para recoger la voz, sin pegarlo a la boca.
* Antes de comenzar, cerciorarse de que es la lectura correcta: el libro debe estar abierto (y si no abrirlo por la cinta que debe estar de modo lateral), fijarse en el día de la semana en que se está o en qué fiesta o solemnidad. Se ha dado el caso de que el que ha leído en la misa anterior no ha dejado la cinta en su lugar adecuado, y el que lee en la siguiente Misa no se da cuenta y lee la lectura del día siguiente o del anterior. También esto es señal de que no se ha preparado antes la lectura ni se ha mirado el leccionario, tristemente.
* Al comenzar la lectura no se lee nunca lo que está en rojo, con tinta roja: “IV Domingo de Cuaresma", ni el orden de las lecturas tampoco se lee porque está en rojo: “Primera lectura", “Salmo responsorial", “Segunda lectura". Es decir, nunca se lee lo que esté escrito en letra roja, porque son indicaciones, no texto para leer en alta voz.
* Se comienza diciendo: “Lectura de…” y se termina haciendo una pequeña pausa con “Palabra de Dios”, no seguido, como si formase parte del texto, o leído como si fuera una pregunta “¿Palabra de Dios?", sino con tono de afirmación-aclamación: “Palabra de Dios". Como es una aclamación, y no una información, no se dice: “Es Palabra de Dios", ni tampoco se dirá “Esto es Palabra de Dios".
* El salmo habitualmente debe ser cantado, o al menos, el estribillo o respuesta. Lo excepcional debería ser que se leyese, porque la naturaleza del salmo es la de ser un poema cantado, una plegaria con música. Si hay que leerlo, no se dirá “Salmo responsorial” (porque está escrito en rojo) sino directamente lo que todos van a repetir, por ejemplo: “Mi alma tiene sed del Dios vivo", dando tiempo a que los demás puedan responder después de cada estrofa. Ayudará mucho que el lector repita cada vez la respuesta para facilitar los fieles que la recuerden mejor.
* El Aleluya no se lee. Si no se canta, es mejor omitirlo porque es absurdo convertir una aclamación musical en algo fugaz leído en voz alta.
* Lo ideal será que en todas las Misas haya un lector y a ser posible un lector distinto para cada lectura. El salmista es el cantor del salmo; si no lo hay, mejor un lector distinto que aquel que haya leído la primera lectura.
* El lector o los lectores deben acercarse dignamente al ambón para leer, sin carreras ni precipitación, con dignidad. Lo harán cuando los fieles hayan respondido “Amén” a la oración colecta que el sacerdote ha recitado, y no antes. Si son varios lectores, mejor que entonces vayan todos juntos, hagan inclinación profunda al altar al mismo tiempo, y suban a la vez hacia el ambón para evitar las idas y bajadas entre lecturas.
* Al final, dejar la cinta del leccionario bien colocada, de manera lateral y no hacia abajo, evitando que desaparezca entre las hojas del libro y evitar confusión alguna al siguiente lector.
42 comentarios
Decir "de la profecía de Isaías" ¿no es correcto?
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JAVIER:
No, no es correcto. Se anuncia entero: "Lectura del libro de la profecía de Isaías".
Sin haber leído el Posts, porque ahora no tengo tiempo, diré que si bien no es un derecho de nadie, nadie que pueda y sepa leer como es debido debe escabullirse de hacerlo, como un servicio a Dios y a los hombres, no como derecho.
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JAVIER:
¡Sin duda! No es un derecho (evitando "carreras" a ver quién sube antes al ambón), sino un servicio, y por tanto, tampoco parece muy correcto escabullirse cuando se sabe leer y hace falta.
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JAVIER:
Esa antífona es el versículo del Aleluya. Si no se canta, mejor omitirse. Por ello, si la canta el lector con el Aleluya, mejor; si el lector no canta... pues que cante el sacerdote (o el diácono) el Aleluya con su versículo.
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JAVIER:
"Palabra de Dios" es aclamación, tal vez más visible si la pusiéramos así: "¡Palabra de Dios!". Sin embargo, "Es Palabra de Dios" o "Esto es Palabra de Dios" es una explicación no una aclamación.
¡Viva España!... gritará un militar, pero no ¡Es viva España!
Hace años fui alumna del Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas de Valencia. Teníamos tres años de "tronco común" (Fe y cultura, Sagrada Escritura. T. Moral, T. Dogmática...) El cuarto año era la "especialidad" la cual constaba en el diploma que nos daban. Tuve que esperar dos cursos hasta que en mi sede se dio "Animador litúrgico". Yo tenía que hacer liturgia como fuese. Después "repetí curso" por dos veces en sedes diferentes y con profesores diferentes. Todo era lo mismo pero todo era nuevo para mí. Cuando veo y oigo las barbaridades que se dicen y hacen me pongo enferma.
Una vez que fui a la boda de un familiar me tuve que salir de la iglesia. En mi pueblo tienen la (mala) costumbre de que las lecturas las hacen las amigas de la novia, que no suelen saber de que va el asunto. Las que yo vi subieron al ambón con la misma fotocopia que les habían dado para que repasaran los textos, toda doblada y arrugada. La primera que leyó dejó el papel sobre el leccionario y se puso los brazos "en jarras". No pude seguir. Me fui. Tal vez lo hice mal pero...
Cuando yo decía en la parroquia lo que se hacía mal y cómo se tenía que hacer bien me decían que no había que ser tan perfeccionistas. A mi me lo enseñaron tal como usted lo ha dicho, por supuesto.
Cuando me tocaba leer a mí me pasaba horas y horas repasando para dar la entonación adecuada. Me estrené como lector con la "Secuencia" de Pentecostés. No puede imaginarse los días que me pasé "ensayándola" para poder darle el tono tan maravilloso de poesía que tiene.
Laudetur Iesus Christus.
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JAVIER:
1) En mi diócesis, el ISCR no tiene como tal -dependemos de San Dámaso- una especialidad en liturgia... pero este año el Director y yo (como profesor y miembro de la Delegación de Liturgia) hemos montado un Curso diocesano de Liturgia, semanal, con un ciclo de dos años...
2) Lo de las bodas es mal generalizado, incluida la mala vocalización y la fotocopia arrugada que sale del bolsillo. Es insufrible.
Hice un mini-cursillo con un sacerdote hace años (precisamente para lectores y acólitos) y nos decía que podía hacerse de las dos maneras, pues "ya se sabe que es una lectura" y sólo es necesario indicar la procedencia.
Permítame abusar con otra pregunta.
Cantar el Aleluya y la antífona del Evangelio, ¿tiene alguna recomendación de tiempo?. Es decir, ya sé cuando NO debe hacerse Aleluya porque no lo permite el tiempo litúrgico.
Pero, fuera de eso, ¿un día de feria de tiempo ordinario, es aconsejable, permisible? Por ejemplo, para diferenciar la solemnidad del domingo...
Se lo digo porque también he oído opiniones contrapuestas.
Gracias.
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JAVIER:
Pues enseñaron mal en ese mini-cursillo. Toda lectura se anuncia de forma solemne ("Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios") y no simplemente señalando su procedencia ("De la segunda a los corintios").
Sobre el Aleluya:
Digamos más bien que preferible el uso de la "solemnidad progresiva", que es pedagógico. Cantar el Aleluya todos los días de la cincuentena, pero, por ejemplo, en Tiempo Ordinario reservarlo para el domingo únicamente y no las ferias...
Se ha convertido en habitual dirigirse a algún fiel y preguntarle "¿quieres leer?" con una connotación como de quien está pidiendo limosna. A veces incluso con una segunda insistencia en caso de que el fiel diga que prefiere no hacerlo.
Hace unas décadas, casi siempre leía el sacerdote, y cuando lo hacía algún laico, solían ser buenos lectores. Hoy en día parece que haya una ley no escrita diciendo que queda terminantemente prohibido que el sacerdote lea las lecturas, y que los laicos están obligados a hacerlo si se les pide. No entiendo por qué ha sucedido este cambio, pero ya lleva una década o más.
Me ha encantado, por su sencillez, el resumen que hace: en negro lo que se lee, en rojo lo que no se lee"; más claro y más sencillo, imposible.
Muchas gracias, P. Javier.
Entonces, en una feria de Tiempo Ordinario: ¿se lee solamente el versículo (puesto que el Aleluya, si no se canta es mejor no leerlo)? ¿O no se lee nada?
Gracias.
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JAVIER:
Si no se canta el Aleluya, no se lee ni se canta el versículo nunca.
Gracias por el artículo. Me ha gustado mucho.
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JAVIER:
Si en la Misa diaria se canta habitualmente, entonces sí convendría cantar el salmo o al menos la respuesta, el versículo. Si no se canta habitualmente, entonces mejor que no.
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JAVIER:
¿Seleccionar? Por supuesto. Con mucho tacto y mucha delicadeza, porque algunos que piensan que leen bien, realmente lo hacen fatal, sin vocalizar, etc., y no deben sentirse molestos porque no se les llame.
Y como servidor es un simple diácono... Pues a aguantar el tirón y chorradas varias.
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JAVIER:
¡Cómo le entiendo! Es un horror, un abuso... y realmente muy poco pastoral. Esas Misas son insufribles.
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JAVIER:
Simple y llana incorrección, no por diferencia de idioma o tradición litúrgica.
Quisiera, si le es posible, nos enseñe cuáles son los momentos en que debemos pararnos durante la misa (desde luego es sabido que se debe hacer cuando el sacerdote o el diácono lee el Evangelio). Me refiero a los otros momentos, y si es posible con palabras sencillas y no con palabras "eclesiales" pues a veces no son conocidas por todas las personas.
Muchas gracias.
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JAVIER:
No entiendo su pregunta: ¿momentos en los que debemos pararnos? ¿A qué se refiere?
Muchísimas gracias por sus enseñanzas. Me han aclarado mucho y me han ayudado a perfeccionar el conocimiento de la Liturgia de los Ministerios.
Dios le bendiga.
Ya a partir de ahí, de poco me sirve esa misa, porque ya empezamos con mala disposición espiritual. Ni que fuera un periódico.
Espero que se lea bien las rúbricas de misal nuevo y que las explique a los fieles porque... por ejemplo, el Rito de la Paz... ¿hablamos otro día de él?
Laudetur Iesus Christus.
De modo que le pido al Padre Javier perdón, y sí, lo que quisiera que nos aclarase es en cuáles momentos debemos ponernos de pie durante la celebración de la misa.
Es probable que incurra yo en algún error. Personalmente estoy de pie cuando comienza la misa, luego durante la proclamación del Evangelio y de ahí en más viene el desconcierto, pues estoy de pie cuando le acercan (dos fieles) el pan y el vino a consagrar, luego cuando termina la presentación de los mismos, al "oremos", y mientras se comulga hasta que el Señor es guardado en el Sagrario, y en la oración final. Mi duda es, especialmente, al acercar el pan y vino al sacerdote. No sé si me habré explicado mejor. Si no lo hice, pido humildemente perdón.
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JAVIER:
Sí, Córdoba pero de España...
Le copio sobre las posturas corporales en la Misa lo que señala la Introducción General del Misal Romano:
"Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la oración universal; además desde la invitación Oren, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.
En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión.
Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración" (IGMR 43).
Ud. dice que la antifona del Aleluya si no se canta es mejor omitirse, entiendo las razones, pero ¿donde dice el misal que puede omitirse? Segun tengo entendido y partiendo de la liturgia tradicional, el Aleluya es un texto liturgico mas que acompaña al Graduale (en la misa tridentina) y que debe ser rezado si o si. Supongo que deberia ser igual en la misa nueva.
Otro cambio que no comprendo (no tiene que ver con el post) es el introito: en la misa tradicional se lo situa dentro de la misa luego de la señal de la cruz (y de las oraciones iniciales) y es obligatorio. Por otra parte, en la misa nueva esta antes de la señal de la cruz (es decir, ¿antes de la misa?) y casi siempre se omite.
Otro matiz es ese: puede decirse que las leturas se leen, pero no lo diria asi de los salmos; los salmos se "rezan", lo cual da otro tenor distinto a la cuestion. Muchas partes mas de la misa se "rezan" y no simplemente se leen, esto hace pensar al fiel que de alguna manera puede omitirse o cambiarse a piacere (y a algunos sacerdotes tambien lamentablemente)
muchas gracias
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JAVIER:
La respuesta en la Introducción General del Misal Romano: "El Aleluya o el versículo antes del Evangelio, si no se canta, puede omitirse" (IGMR 63c).
Una duda respecto a la "inclinación profunda" al altar. Yo suelo hacer genuflexión a Cristo en el sagrario (porque suele estar detrás del altar), y al bajar del presbiterio (tiene 3 escalones) hago de nuevo la genuflexión.
¿Qué es lo conveniente, inclinación al altar antes y después? ¿Es mejor la genuflexión cuando se pueda? ¿Esta se debe realizar abajo del presbiterio antes y después de leer?
Gracias
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JAVIER:
Durante la celebración de la liturgia, inclinación al altar antes y después de subir. Siempre al altar.
Y al Cirio en Tiempo Pascual, ¿verdad?
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JAVIER:
¿Inclinación al cirio pascual???? NO.
Nuevamente Gracias y que el Señor lo bendiga.
Bendiciones.
Sólo, por ejemplo "De la primera carta de..."
Sobretodo los libros que edita la editorial san Pablo.
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JAVIER:
Esas son ediciones manuales, privadas, no las oficiales de los libros litúrgicos y entonces no lo han hecho bien. Los libros litúrgicos oficiales sin excepción pondrán "Lectura de..."
Gracias por estos consejos le comento soy lectora y si que ay que tener bien encuenta estos detalles.....gracias por escribirlos Dios le bendiga... saludos
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JAVIER:
Precisamente porque no nos olvidamos de lo que celebramos y con Quién, hemos de cuidar la liturgia. En el ejemplo que vd. aduce, la respuesta es fácil: que ensayen con el chico de catequesis de confirmación, que lea varias veces con alguien en voz alta... no que improvise y salga al ambón sin más.
unos dicen que es antiliturgico
otros dicen que el sacerdote debe autorizarlo solo en misas de niños
saludos!
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JAVIER:
Es sorprendente esa práctica; unos niños que aún ni han completado los sacramentos de la Iniciación cristiana, ¿ejercen un ministerio litúrgico? La práctica no es adecuada. A lo que hay que sumar que a esas edades no saben leer fluidamente y con entonación en voz alta.
En la Misa el coro canta el Aleluya seguido con una estrofa y luego el lector dice la antifona del día. Es correcto que el lector lo diga o el coro lo tiene que cantar y no la adicional estrofa.
Por favor me puede responder
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JAVIER:
No entiendo lo de que "el coro canta el Aleluya seguido con una estrofa"... ¿Qué estrofa? Cantar el Aleluya es: cantar y repetir varias veces la palabra "Aleluya", luego entonar la antífona, y volver a repetir cantando varias veces la palabra "Aleluya".
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JAVIER:
Según la carta apostólica Ministeria quaedam, "El lector queda instituido para la función que le es propia, de leer la palabra de Dios en la asamblea litúrgica. Por lo cual proclamará las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y demás celebraciones sagradas; faltando el salmista, recitará el Salmo interleccioal; proclamará las intenciones de la Oración Universal de los fieles, cuando no haya a disposición Diácono o cantor; dirigirá el canto y la participación del pueblo fiel; instruirá a los fieles para recibir dignamente los Sacramentos. También podrá, cuando sea necesario, encargarse de la preparación de otros fieles a quienes se encomiende temporalmente la lectura de la Sagrada Escritura en los actos litúrgicos".
Tengo una duda: En mi parroquia los lectores se bajan del presbiterio hasta que se termina el canto de aleluya. Hay ocasiones que van otros sacerdotes a oficiar, se acercan de inmediato al ambon y se nota que urgen a los lectores a bajar antes. Cual es el momento oportuno o mas bien, el momento correcto en que debe hacerse?
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JAVIER:
NOrmalmente el coro entona el Aleluya y su versículo, entonces el lector debe bajar del ambón en cuanto ha terminado la lectura. Pero si el versículo ha de cantarlo (o leerlo) el lector, espera a que el coro entone el Aleluya, canta él el versículo, e inmediatamente se retira.
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JAVIER:
Lo normal sería, como en el oficio de Vigilias, que el lector (sin decir: El Señor esté con vosotros) la enunciara como "Lectura del santo Evangelio según san..." y se terminase con su aclamación: "Palabra del Señor".
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