San Hermenegildo, Mártir y Rey

El rey Hermenegildo, hijo del rey de los visigodos Leovigildo, se ha convertido de la herejía arriana a la fe católica gracias a la predicación del reverendísimo varón Leandro, obispo de Sevilla, unido a mí en íntima amistada desde hace mucho tiempo.

Para hacerlo volver a la herejía, su padre arriano intentó persuadirlo con regalos y amedrentarlo con amenazas. Mas, como él respondiera con toda firmeza que jamás podría abandonar la fe verdadera una vez que la había conocido, el padre, airado, le privó del reino y le despojó de todos sus bienes. Pero, como ni siquiera así fuera capaz de debilitar la fortaleza de su alma, encerrándolo en una angosta prisión cargó de cadenas su cuello y sus manos. Así pues, el joven rey Hermenegildo, despreciando el reino terreno y ansiando con ardiente deseo el celestial, comenzó a yacer, encadenado, sobre una manta de piel de cabra, a prodigar súplicas a Dios todopoderoso para que lo confortara y a desdeñar la gloria de este mundo pasajero, tanto más exaltadamente cuanto que sabía que, aun encadenado, no había nada que pudiera serle arrebatado.

Llegado el día de la fiesta pascual, en el silencio de las altas horas de la noche su pérfido padre le envió un obispo arriano para que recibiera de sus manos la comunión de la sacrílega fe y mereciera por ello volver al favor de su padre. Pero el varón entregado a Dios se deshizo en reproches - como debía - ante el obispo arriano que había venido hasta él, y alejó de sí su perfidia con las reprensiones merecidas, porque, aunque exteriormente yacía encadenado, sin embargo, ante sí mismo, en la elevada altura de su alma, se mantenía firme y seguro de sí.

Y así, cunado el obispo regresó a Leovigildo, el padre arriano bramó y envió inmediatamente a sus guardias para que en el mismo lugar donde yacía mataran al inquebrantable confesor de Dios. Así se hizo. En efecto, nada más entrar, clavándole un hacha en la cabeza le quitaron la vida corporal, y de ese modo pudieron hacer perecer en él precisamente aquello que también el propio muerto había resuelto despreciar.

Pero, para mostrar su verdadera gloria, no faltaron tampoco los milagros celestiales. Así, en el silencio de la noche, junto al cuerpo del mencionado mártir y rey - rey verdaderamente por ello mismo, por haber sido mártir - empezaron a oírse cánticos de salmos. Y cuentan también algunos que allí mismo, en las horas nocturnas, se veían lámparas encendidas. Y por ello vino a suceder que su cuerpo acabó siendo debidamente venerado, como el de un auténtico mártir, por todos los fieles.

Por su parte, el padre pérfido y parricida, arrepentido, se lamentó de haber hecho lo que había hecho, pero no hasta el punto, sin embargo, de alcanzar la salvación. Reconoció, en efecto, que la fe católica era la verdadera, pero atemorizado por el miedo a su pueblono mereció llegar a convertirse a ella. Llegado el fin de sus días tras haber contraído una enfermedad, cuidó de encomendar al obispo Leandro - a quien antes había combatido con ahínco - a su hijo el rey Recaredo (al cual dejaba profesando su herejía), para que hiciera también con él mediante su predicación lo que antes había hecho con su hermano. Y una vez cumplida esta encomienda, falleció.

Tras su muerte, el rey Recaredo, siguiendo los pasos no de su padre herético, sino de su hermano mártir, se convirtió desde el error de la herejía arriana y condujo a todo el pueblo de los visigodos a la fe verdadera, hasta el punto de no permitir desempeñar cargos en su reino a quienes no temieran ser enemigos del Reino de Dios profesando la perfidia herética.

Y no es sorprendente que quien es hermano de un mártir se haya convertido en heraldo de la fe verdadera. Pues también los méritos de éste lo ayudan para hacer retornar a tantísima gente al seno de Dios todopoderoso. Y es que en relación con esta conversión nosotros debemos pensar que todo ello no habría podido realizarse en modo alguno si el rey Hermenegildo no hubiera muerto por la verdad. En efecto, como está escrito: Si el grano de trigo no muere cayendo en la tierra, entonces sólo perdura él; pero si muere, produce mucho fruto (Jn 12, 24).

Vida de San Benito y otras historias de santos y demonios. Diálogos. Gregorio Magno. Ed. Trotta, 2.010; pp. 183-184

Deus, qui beatum Hermenegildum Martyrem tuum coelesti regno terrenum postponere docuisti: da quaesumus nobis; ejus exemplo caduca despicere, atque aeterna sectari.

Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.

Amen.

¡Oh Dios!, que has enesañdo al mártir san Hermenegildo a preferir el reino celestial al terreno, te rogamos nos concedas que como el, despreciemos los bienes perecederos y corramos tras de los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo: que contigo vive y reina en la unidad del Espiritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.

Amen.

¡San Hermenegildo, ruega por España!

6 comentarios

  
Sócrates
Sin embargo, los principales especialistas en la historia de la Hispania visigoda, como E. A.Thompson o José Orlandis, no consideran que la conversión de Hermenegildo fuera la verdadera causa de la revuelta, sino más bien una excusa para ella. Se apoyan para esto en la tolerancia religiosa exhibida durante el reinado de Leovigildo y en los distintos intentos diplomáticos efectuados antes del inicio del conflicto. Más aún, incluso después de la conversión de los visigodos al catolicismo con Recaredo, los cronistas y actas conciliares hacen nula mención de Hermenegildo, su revuelta o su heroísmo, lo cual parece indicar que los visigodos católicos lo consideraban sólo un rebelde y no un mártir.

Aunque no se conservan testimonios independientes del hecho, los Dialogi de Gregorio I aseguran que Hermenegildo rechazó la oferta de perdón de su padre por fidelidad a la fe católica y que fue decapitado por su carcelero, Sisberto, tras negarse a recibir la sagrada comunión de manos de un obispo arriano el día de Pascua de 585.

Mucho menos favorable a Hermenegildo es la opinión del historiador franco Gregorio de Tours, muy bien informado del mundo visigodo, quien considera una grave falta que un hijo se alce contra su padre, aunque este sea arriano. A petición del rey Felipe II de España, Sixto V lo canonizó en el milésimo aniversario de su muerte. Junto a san Fernando es el santo patrono de la monarquía española.

Inscripción [editar]Hermenegildo, durante su reinado en la Bética hizo erigir una iglesia, en la que encontramos la siguiente inscripción:

In nomine Domini anno feliciter secundo regni domini nostri [H]Ermenegildi regis quem persequitur genetor sus dominus Liuvigildus rex in ci[b]vitate [H]Ispa[lense] indictione tertia decima [...]
Que se traduce:

En el nombre del Señor, en el feliz segundo año del reino de nuestro señor el rey [H]Ermenegildo (año 582), que es perseguido por su padre y señor el rey Leovigildo en la ciudad de Sevilla [... el texto es incompleto y no se puede traducir]
13/04/10 10:08 AM
  
Sócrates
Lo anteriormente escrito está tomado de :

http://es.wikipedia.org/wiki/Hermenegildo
13/04/10 10:10 AM
  
Hermenegildo
San Hermenegildo no fue rey, sino príncipe. Era príncipe por ser hijo de rey, pero no fue rey porque no llegó a reinar.
13/04/10 5:54 PM
  
Alonso Contreras
¿Si los arrianos no creian en la divinidad de Cristo, se puede decir que Pagola, por ejemplo, es descendiente ideológico de aquellos herejes?
13/04/10 8:13 PM
  
Isaac García Expósito
Hermenegildo: no contradiga usted al Papa San Gregorio....

Alonso Contreras: ¡uy!
13/04/10 11:45 PM
  
antonio grande
Todos los cristianos que queremos ser buenos cristianos deseamos que haya una Iglesia en España como Dios lo quiere. Pues bien, eso serà imposible sin la santidad de los cristianos en España que siguiendo a San Hermenegildo, en cuya Iglesia yo he rezado varias veces, le pidamos a dios y a la Virgen el morir antes que pecar, ni aun venialmente.
14/04/10 5:30 PM

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