InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Pro-vida

31.07.18

Aborto ¿Una cuestión de ponderación?

Pocos días atrás en la capital chilena se realizó la marcha anual por aborto libre. Apenas unos pocos meses después de entrada en vigor de la ley de aborto en 3 causales, y ya van por el aborto libre, lo que había sido su objetivo desde siempre. Abrigo la esperanza que esto sirva a mis hermanos que creen que se puede negociar con la cultura de la muerte. No sean tontos útiles.

La Tercera se une a la orden del día, con una columna donde nuevamente parece ofrecernos un acuerdo razonable, una solución de compromiso. Específicamente, la columnista Sylvia Eyzaguirre propone el viejo sistema de plazos.

¿Cómo equilibrar el interés en la vida del feto con el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo? Lo razonable es establecer un espacio de tiempo dentro del cual la mujer puede decidir si desea tener ese hijo, y fuera del cual el feto tiene derecho a nacer. Esta posición pondera ambos aspectos, los intereses de la mujer y del feto, y por lo tanto es la posición más razonable. Quienes defienden el derecho a abortar sin límite de semanas son efectivamente unos “mataguaguas”, y quienes quieren prohibir absolutamente el aborto son cavernarios, pues ambas posiciones ignoran el otro lado de la moneda.

Habrá quien encuentre esta solución razonable y “democrática”, pensando que la justicia suele encontrarse en un término medio entre dos posiciones extremas. Nada peor hay en una sociedad moderna y democrática, que ser motejado de extremista o “cavernario”. Por eso la columna se titula “certezas que matan”. En democracia no hay certezas absolutas, todas las opiniones son válidas, y la única guía que nos queda es la empatía con una u otra posición, o la simpatía de tal o cual rostro.

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4.03.18

Matar en nombre de Dios y el cambio de paradigma

Estos últimos meses he estado participando en grupos en Facebook, de debate entre ateos y creyentes. El nivel no es demasiado alto, por la naturaleza misma del medio, pero sirve para tomar la temperatura a las ideas y preguntas comunes con que los ateos de bar creen haber refutado el cristianismo. Que Jesús nunca existió, que todos los cristianos son literalistas de la Biblia, o que Dios no puede crear una roca que el mismo no pueda levantar. Ya se imaginan.

Sin embargo, hay uno de esos “desafíos” que me gustaría tratar en este espacio.

“Si tu Dios te ordena matar a una persona ¿lo harías?”

La pregunta es relevante, porque hay varios lugares del Antiguo Testamento donde Dios ordena matar. A Abraham se le ordenó matar a su hijo Isaac, y se le considera como un gran mérito el haber estado dispuesto a hacerlo. Además, esta pregunta pone en tensión principios fundamentales del cristianismo: por un lado la absoluta soberanía de Dios, que conlleva nuestra total dependencia y obediencia a su voluntad, y por otro el valor inviolable de la vida humana inocente. También es una pregunta con tintes políticos y contingentes. Es inevitable pensar en los atentados terroristas cometidos por islámicos, que se justifican en estar cumpliendo una voluntad divina.

Si la pregunta es seria y aparentemente simple, conviene dar una respuesta directa y clara, para que no se nos acuse de evadir el tema, y luego entrar en explicaciones. Y esa respuesta es:

“No, no lo haría".

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29.10.17

La pregunta que todo pro-aborto debe responder

“¿Por qué castigamos a quien aborta sin la voluntad de la mujer?”

En medio de todo el ruido del debate sobre el aborto, hay un asunto sobre el cual todo el mundo está de acuerdo: es justo castigar a quien causa un aborto contra la voluntad de la mujer. Existe un bien jurídico que proteger en el embarazo, y que justifica que el aborto se castigue con una privación de libertad apenas inferior a la del homicidio. Esto solo tiene sentido si el niño que está por nacer es un ser humano con derecho a la vida.

En su afán por permitir que las mujeres maten a sus hijos no nacidos, el lobby abortista no se percatan que sus argumentos provocan una profunda incoherencia en las leyes penales, y con ello una injusticia enorme.

En efecto, para justificar el aborto, se insiste con gran vehemencia que el feto no es un ser humano, que no es nada más que un grupo de células sin ningún valor ni derecho. El problema es que, si esto es cierto, no solo la madre podría destruirlas impunemente y sin enfrentar consecuencia alguna, cualquier persona podría hacerlo. Si el feto no es más que un montón de materia biológica mientras no abandone el cuerpo de su madre, no hay razón para castigar el aborto contra la voluntad de la madre. Después de todo, nadie puede ser castigado por destruir algo que no tiene ningún valor.

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7.02.17

Aborto en Éxodo 21 ¿una multa?

Recientemente el columnista de Radio Cooperativa, Juan Pablo Rivera quiso resucitar un viejo argumento para convencernos de que Dios no tiene problemas con el asesinato de niños:

Lo más cercano a una condena referente al aborto se encuentra en el capítulo 21 del Éxodo (una especie de declaración de la ley de los antiguos israelitas). Pero incluso allí, se consideraba los fetos como entes que aún no alcanzan la constitución de un ser humano completo […] Un creyente que base sus propias convicciones religiosas en la palabra sagrada de las Escrituras no podría considerar a un feto como un ser humano completo, puesto que no existe pasaje alguno que asimile a un feto al mismo nivel de un ser humano.

La Biblia es un libro maravilloso, que a la vez puede leer un niño y un teólogo, sin agotar jamás sus significados y relevancia. Lamentablemente, algunos se toman de eso para insistir en una lectura pueril y simplista cuando les conviene. El pasaje en cuestión es el siguiente:

Si unos hombres se pelean, y uno de ellos atropella a una mujer embarazada y le provoca un aborto, sin que sobrevenga ninguna otra desgracia, el culpable deberá pagar la indemnización que le imponga el marido de la mujer, y el pago se hará por arbitraje. Pero si sucede una desgracia, tendrás que dar vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión. [Ex 21, 22-25]

¿Acaso Dios considera que la vida del feto no equivale más que a una multa?

No, claro que no.

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11.11.15

Progresismo pro vida - Chile

Según nos cuentan las agencias de noticias, Chile es uno de los pocos países que prohíben el aborto en todos los casos. El actual gobierno de la dra. Bachelet, sin embargo, se ha propuesto cambiar eso, volviendo a establecer el aborto en situaciones de violación, enfermedad grave y peligro para la madre. Ese proyecto de ley se discute actualmente en el Congreso.

La retórica del debate tiende a dividirse en líneas políticas: la derecha conservadora en contra del aborto y la izquierda progresista a favor. Así, los bandos se alinean de una forma tan natural que nos parece obvia. Sin embargo, la defensa de la vida humana cumple con todos los requisitos para ser una bandera progresista. En primer lugar, se trata de proteger al más débil, pero más importante, es que la protección de la vida humana es un ámbito donde la humanidad ha ido progresando muy lentamente.

Por ejemplo, en casi todas las culturas ha existido una pena diferente para el homicida, según quién fuera su víctima: esclavo, hombre libre, noble o el rey, hombre o mujer. Actualmente las distinciones que persisten se basan en la relación entre el agresor y su víctima (parricidio e infanticidio), pero en general todos los seres humanos tenemos la misma protección… salvo el que no ha nacido. Mantener esa distinción es una actitud conservadora, que contradice el curso que ha seguido la historia en lo que respecta a la protección de la vida humana.

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