Lo que Cristo haría
Mi amiga la monja es real, otra cosa es que me calle el nombre y la congregación, por eso del pecado y el pecador, que ustedes me entienden. La formación de la reverenda es manifiestamente mejorable. Es enfermera titulada por lo civil e ignorante cum laude por lo eclesiástico. Su formación, compuesta de cursos varios de nada sin sifón a los que añade experiencias variadas de inserción, mística, contemplación y veganismo alternativo, se complementa con actividades socio caritativas culturales y el apoyo entusiasta a la liturgia en una parroquia de barrio humilde, que evidentemente no es la suya.
Como encargada, responsable y factotum litúrgico, me cuenta que ha visto alguna de mis misas que transmito en directo cada domingo desde Piñuécar. Escandalosas, alejadas del pueblo, insensibles ante la realidad social y poco insertadas. Su razonamiento es imbatible:
¿Te imaginas a Cristo cenando de espaldas a los apóstoles? ¿Y revestido con casulla en la última cena? ¿Alguien entiende que te laves las manos en el ofertorio, no te has lavado en casa? ¿Tú crees que Cristo en la última cena tenía misal?