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14.07.14

Desde mañana una capilla menos en la universidad

¿O acaso lo dudan? La comunicación del rectorado de la Universidad Complutense de Madrid al arzobispado de Madrid de que mañana martes procederán a desmantelar la capilla de la facultad de Geografía e Historia es un punto y final.

La disculpa es de esas que parecen de justicia: “faltan aulas y ahí pueden colocarse cien estudiantes”, pero sabemos que en el fondo la razón es claramente otra. Hace tiempo que las capillas universitarias sufren todo tipo de desmanes y todos sabemos que a corto y medio plazo están destinadas a desaparecer en aras de la supuesta laicidad de la universidad que es capaz de admitir en el campus absolutamente todo excepto la religión católica.

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12.07.14

Los curas siempre poniendo pegas

Es que somos así, es como si en el día de la ordenación se nos transformara algún gen y desde ese momento adquiriésemos el vicio de poner pegas a todo y por todo. Es verdad que hay compañeros que lo superan y a todo dicen que sí, pero consideren el hecho como esa famosa excepción que confirma la regla: el cura, por ser cura, sufre permanentemente una irresistible inclinación a poner pegas a todo, a todos y por todo.

No necesito para demostrarlo acudir a historias y anécdotas de compañeros que lo explicarían todo. Me basta y me sobra mi propia vida para que comprendan esta maldición que arrastramos en nuestra condición de presbíteros. Ahí les van algunos ejemplos.

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10.07.14

Miren lo que nos acaban de regalar

No nos falta razón a los curas cuando nos quejamos de que a las parroquias nos llegan demasiados trastos. Cualquier compañero sabe de imágenes y cuadros infumables que alguien llevó a la parroquia convencido de que “todo vale”. Como tampoco extraña abrir las puertas del templo y encontrar cuatro bolsones de ropa, dos sillas a medio uso, un televisor obsoleto y un conjunto de sartenes con más uso y más grasa que el palo de un churrero que alguien generosamente donó en favor de los pobres, que ya se sabe que se muestran encantados de poder llevarse a casa la sartén con la que la señora María ha frito empanadillas en los últimos veinticinco años y si encima lleva la grasa incorporada, pues mejor.

La verdad es que a veces sí que te llevas sorpresas y de las buenas. Lo que pasa es que nosotros contamos los absurdos, que son mayoría clara, vamos a reconocerlo, y nos callamos esos regalos que también llegan, que sorprenden, emocionan y dejan sin palabras. Me van a permitir que les cuente el último regalo de esos tan especiales que nos ha llegado a la parroquia.

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9.07.14

En verano no hay nada que hacer en la parroquia

Nos decía en una ocasión un viejo mozo de una tienda de ultramarinos de esas de toda la vida, que no concebía que alguien le dijese que en la tienda no había trabajo. Porque, comentaba él, haya clientes o no, siempre hay cosas que hacer: colocar, reponer, ordenar, limpiar, poner precios, recoger, hacer pedidos, ajustar cuentas… Siempre algo que hacer.

Me he acordado hoy de aquél mozo porque esta mañana ha pasado por el despacho parroquial una persona y me ha dicho que nos aburriríamos en la parroquia en verano porque, claro, aparte las misas, en julio y agosto no hay nada que hacer… Sería altamente peligroso que cundiera esta mentalidad entre sacerdotes y fieles colaboradores. Como no hay nada que hacer, mantenemos las misas y ya está, a disfrutar de los veranos de la villa.

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7.07.14

Te falta valor. Pero te quedas con unas ganas...

Lo de “te falta valor” era una de las frases favoritas de mi madre. La soltaba en esos momentos en que te quedas con ganas de decir o hacer algo que sería justo y necesario, y que aclararía las ideas de algunas personas, pero que a final prefieres callar por no liarla.

Miren que es pesadita la cantinela de la Iglesia a la sacristía y la fe algo estrictamente privado. Hace unos días lo volvía a recordar la consejera de educación de Asturias. Se repiten más que el ajo, la morcilla y el pepino juntos. Curas, monjas, frailes, católicos… a las catacumbas, a vivir su fe en el ámbito de lo privadísimo, y a dedicarse a rezar y a decir a la gente que sean buenos para que puedan llegar al cielo. Lo demás, ya se sabe, es cosa de la sociedad civil.

Cada vez me entran más deseos de que eso se hiciera realidad algún día. Me da por soñar y me imagino una sociedad española donde efectivamente curas, monjas y frailes se dediquen solo a rezar y a mantenerse dentro de los muros de sus iglesias y conventos, acompañados por los fieles que lo deseen en la misa, el rezo del rosario, las devociones privadas y los dulces coloquios espirituales. Y nada más. La calle, lo público, en manos de la autoridad civil.

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