S. Claudio de la Colombiere: un jesuita brillante pero incomprendido

S. Claudio de la Colombiere (1641-1682) sufrió las incomprensiones de los que le rodeaban desde que comenzó su vida religiosa, a pesar de que se notaba su gran inteligencia. ¡Qué bien podía apreciar por las calumnias que sufrió en vida que el Señor mirara en el Evangelio del 6o. domingo de tiempo ordinario a un leproso: “sintiendo lástima” (Mc. 1, 41)! Marginado como el leproso, buscaba en el compasivo Sagrado Corazón de Jesús todo su consuelo, como demuestra su “Acto de confianza en Dios” (incluido al final de este artículo).
Destacó en el noviciado y por eso fue mandado como preceptor de los hijos de Colbert, el ministro de Tesoro de Luis XIV, pero encontraron un epigrama contra ese ministro entre escritos que guardaba por cualidades literarios en un cuaderno. No creyeron su falta de malicia y tuvo que volver a Lyon.


Miguel Serrano Cabeza comentó en el artículo anterior que “la verdadera pedagogía [es] la del amor, que siempre es respetuoso, humilde, firme y veraz”, lo cual mostró la Virgen María en sus apariciones a Sta. Bernadette. Como madre, me pregunto si siempre actúo así con mis hijos, y la verdad es que no siempre muestro ese amor que describe S. Pablo:
Eluana Englaro (38 años) estuvo en coma desde un accidente de tráfico en 1992 y por eso, en 1994, pasó al cuidado de las monjas de la clínica Beato Luigi Talamoni de Lecco (Italia). La noche del 2 al 3 de febrero, 2009, esas hermanas religiosas se despidieron de ella con la esperanza de volver a tenerla bajo su cuidado. Pero, ella murió ayer, tras tres días sin alimento ni hidratación, en vísperas de la fiesta de