La falta de fe de algunos sacerdotes [II]

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Volviendo sobre el tema anterior, podemos ver que la falta de fe no solamente se queda en los Sacerdotes, y por consiguiente, en los obispos, que en sus respectivos órdenes sagrados, tienen la potestad de celebrar el Santo Sacrificio del Altar. Este problema actual también tiene serias repercusiones sobre los demás ministros, ya sean sagrados o no, como por ejemplo, los diáconos, los seminaristas, los monaguillos (o acólitos), los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, entre otros, como los llamados “ministerios laicos", como los lectores, los guías y, lo que es peor, los “animadores".

Todos estos “ministerios” tienen como denominador común la falta de fe, o más bien, el debilitamiento progresivo de la fe (si es que queda algo) en la Presencia real de Cristo en la Santísima Eucaristía, así como de la realidad divina que es propia de la Santa Misa.

Ejemplo de esto lo podemos ver por medio de las diversas actitudes que toman estas personas frente a la Santa Misa, o a los Sacramentos. Por ejemplo, diáconos dormitando durante la homilía, lectores conversando durante la consagración, monaguillos jugando y conversando, Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión recibiendo la Sagrada Comunión como si fuera una galleta, Seminaristas distraídos o sin mayor intención de participar de la Santa Misa, guías riéndose durante la Misa, “animadores” que invitan a los fieles a aplaudir diversas circunstancias no religiosas simulando la presencia en un estadio: En fin, una serie de acciones que demuestran desinterés, falta de piedad, y por sobre todo, una falta de respeto hacia el Santísimo Sacramento y la sacralidad de la Acción Litúrgica.

Ahora bien, y volviendo al fondo del asunto, podemos evidenciar que la falta de fe en la Presencia Real de Cristo, y por ende, de la importancia de la Santa Misa, tiene también efectos, que podríamos llamar colaterales, que son fruto directo y síntomas absolutamente distinguibles, que, en virtud de lo que dice Sacrosanctum Concilium, proviene del hecho de que la Santa Misa es el centro de toda la vida de la Iglesia. Estos frutos afectan en lo Pastoral y en lo Catequético fundamentalmente.

En cuanto al ámbito Pastoral, surgen numerosas problemáticas, como por ejemplo, el relajo de las costumbres sacerdotales, así como la negligencia en la atención pastoral del pueblo de Dios, que son dos elementos muy elocuentes de este gran problema. Cuando el sacerdote deja de lado su misión fundamental, que es la cura de almas mediante la Santa Misa y la administración de los sacramentos, y los reemplaza por otro tipo de actividades, podemos ver como se desvirtúa la función sacerdotal. De hecho, muchas de estas actividades son buenas, como por ejemplo, la evangelización por medio de la Radio, la Televisión, los medios escritos, o bien, mediante la participación in situ en algunas reuniones; Otras no son buenas, como reuniones de temas extra-eclesiales o incluso anti-eclesiales, reuniones sociales en casas de familias amigas, o en otro tipo de actividades contrarias al espíritu sacerdotal propio de quien debe ser un “Alter Christi", es decir, un reflejo de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. El punto es el siguiente: Ninguna actividad, por buena que sea, es pretexto suficiente para realizar negligentemente (o derechamente no realizar) las funciones sacerdotales propias e inherentes a su estado.
En este punto es donde se enmarcan numerosas actividades de los sacerdotes, quienes no están conscientes de la alta misión a la que fueron llamados y para la cual fueron ordenados, reemplazan sus deberes por cosas ajenas a la misión sacerdotal. Y lo peor es que en muchos casos, son origen de problemas del mismo sacerdote con la comunidad parroquial, o con otros sacerdotes, así como el punto de partida de un proceso de “degradación espiritual", que en numerosas ocasiones acaban en una completa secularización, falsificación y pérdida de sentido del sacerdocio católico.

En cuanto al ámbito de la Catequesis, el problema es uno, y por tanto, con diversos matices, lo que dificulta su identificación temprana en muchos casos (Comentario: en efecto, estoy tratando el tema como si fuera una patología, puesto que se ha instalado en la Iglesia como un verdadero cáncer). El grave problema corresponde a la fallas en que incurren los sacerdotes, producto de los defectos formativos de los seminarios que los forman, así como del propio deseo revelarse contra lo que la Iglesia ha enseñado durante siglos. Esto lleva a que los fieles sean formados de manera deficiente, colocando en ellos una semilla inestable y enferma, que germina en algo bizarro, y que en muchos casos muere irreparablemente, siendo necesario volver a comenzar desde cero. De la misma forma, lleva a que los fieles sean inducidos en el error, y por tanto, cometan diversos abusos, que en numerosos casos son pecados veniales o mortales, y que también inducen al error en más personas, extendiéndose de manera pandémica el problema.
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1 comentario

  
FRANCISCO RUIZ
MI COMENTARIO SERIA PARA QUE LOS RESPONSABLES DE LA LITURGIA A NIVEL DEL CLERO VIGILARAN MAS A ALGUNOS SACERDOTES PARA QUE NO hAGAN DE LA LITURGIA DE LA IGLESIA COMO SI FUERA DE SU COSECHA COMIENDOSE LA MITAD DE LA LITURGIA Y HACIENDO MENOS FIESTA DE LAS MISAS, POR QUE PARA MI LA SANTA MISA ES UNA COSA SAGRADA Y NO COMO UN TEATRO QUE CUANDO AL CURA LE PAREZCA PIDA UN APLAUSO EN PLENA CELEBRACION.
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ME: En efecto, tienes mucha razón. La Liturgia es Sagrada, porque es de origen divino y está orientada a Dios.
21/03/10 8:56 PM

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