Nuestros hermanos ortodoxos
Ha fallecido Su Santidad Alexis II, Patriarca de Moscú y de todas las Rusias. Es sabido que desde 1054 la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas no están en plena comunión. Nuestros hermanos ortodoxos reconocen los siete primeros concilios ecuménicos y tienen como centro espiritual al Patriarca de Constantinopla.
El Patriarcado de Moscú surgió en 1589 –ciertamente, mucho más tarde que el de Antioquía, que el de Alejandría, que el de Jerusalén, que el de Constantinopla y, sin duda, que el de Roma - .
No sólo el cisma en sí mismo, sino también, por ejemplo, las Cruzadas fueron para los ortodoxos acontecimientos de dolor. Ya en el primer milenio, antes del cisma, Oriente y Occidente se habían separado bastante, aun manteniendo formalmente la comunión. Luego, sobrevinieron otros litigios y otras discrepancias.

El 3 de octubre de 2004 tuve la ocasión de participar, como en muchas otras ocasiones, en la celebración de la Santa Misa presidida por el Papa, entonces Su Santidad Juan Pablo II. En ese domingo, un Papa ya bastante enfermo beatificaba a cinco siervos de Dios; entre ellos, a Carlos de Austria, el último emperador de la Casa de Habsburgo.
Lo triste de los datos del aborto es que suenen, en nuestros oídos y en nuestro corazón, a pura estadística. Los hechos estremecen: Uno de cada cinco embarazos termina en aborto. Y mientras tanto, ¿qué? Por lo que respecta al Gobierno parece que la única preocupación es facilitar aún más el recurso al aborto. El resto de la población, salvo excepciones, parece callar y asentir, como si se tratase de un problema menor.
El tiempo de Adviento es singularmente mariano. A este primer motivo se une la próxima celebración, el día 8 de Diciembre, de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Dos razones poderosas para que, brevemente, nos paremos a reflexionar sobre Santa María.
Textos: Is 63,16b-17.19b,64,2b-7; Sal 79; 1 Cor 1,3-9; Mc 13, 33-37.






