La libertad de la Reina
Aunque la Casa Real – quizá por órdenes del Gobierno, supongo yo – ha publicado un comunicado “tranquilizador” para la opinión pública políticamente correcta, no se puede dejar de aplaudir las declaraciones de Su Majestad la Reina que recoge Pilar Urbano en un libro-entrevista, con ocasión del setenta cumpleaños de Doña Sofía.
Algunos parecen querer a una Reina sin cabeza, sin criterio, sin convicciones. O, al menos, a una Reina muda. Todos podrían, en esta bendita democracia, expresar su opinión. La Reina, no. Y no sabemos por qué no. En una monarquía constitucional, el Rey ha de atenerse a las reglas de juego. Pero un oficio no puede anular a la persona que lo ejerce hasta el punto de convertirla en una no-persona, en alguien sin memoria, sin entendimiento y sin voluntad. No obstante, esas mismas reglas de juego dejan, supongo, un mayor margen de maniobra a la consorte del Rey.