Aclaraciones de la Archidiócesis de Olinda y Recife sobre la supuesta excomunión a una niña de nueve años por aborto
ARQUIDIOCESE DE OLINDA E RECIFE
CÚRIA METROPOLITANA
DECLARAÇÃO DA CÚRIA METROPOLITANA
DA ARQUIDIOCESE DE OLINDA E RECIFE
Considerando a ampla divulgação do caso recente, ocorrido nesta cidade de Recife, de uma menina de apenas 9 anos de idade que foi submetida a um aborto, esta Cúria Metropolitana declara:
1. Todos os esforços desta Arquidiocese foram no sentido de salvar a vida das TRÊS crianças.
2. Nossa Santa Igreja Católica sempre condenou todas as violações graves da lei de Deus (p. ex. injustiças, homicídios, pedofilia, estupro, etc.) mas colocou em evidência quais são as violações mais graves, sobretudo o aborto que é a supressão de uma vida de um ser humano inocente e indefeso. Para cumprir mais eficazmente sua missão de convencer os fiéis a observarem esta lei de Deus, a Igreja estabeleceu a penalidade medicinal da excomunhão latae sententiae, isto é, que se incorre automaticamente pelo simples fato de cometer o delito.
3. Não foi, portanto, o Arcebispo Dom José Cardoso que excomungou alguém. Depois do fato consumado, o Arcebispo simplesmente mencionou a lei vigente que se encontra no Cân. 1398 do Código de Direito Canônico: “Quem provoca aborto, seguindo-se o efeito, incorre em excomunhão latae sententiae".
4. Esta excomunhão, aplicada, automaticamente, aos adultos, - portanto, não à menina de 9 anos - tem como finalidade a conversão de quem praticou o aborto, pois é missão da Igreja levar todos à salvação, já realizada por Nosso Senhor Jesus Cristo. Portanto, não é uma exclusão definitiva da nossa Santa Igreja Católica, desde que os envolvidos se arrependam de seus atos.

El lunes, 16 de marzo, comienza la novena de oración por la vida, en preparación de la solemnidad de la Anunciación del Señor, que se celebra – como es sabido – el 25 de marzo. Siempre es necesario rezar por la vida, pero este año esta necesidad reviste un carácter de urgencia. Se está “gestando” una nueva ley que, lamentablemente, no apuesta por la vida, sino por la muerte; no apuesta por el amor, sino por la destrucción del otro; no apuesta, tampoco, por la justicia, sino por la injusticia máxima de privar, con pretextos de diversa índole, al no nacido del derecho fundamental a vivir.
El templo de Jerusalén contaba con un edificio sagrado, el santuario, y con grandes atrios. En los atrios se realizaban diferentes actividades; no así en el santuario, que era un espacio sagrado al que no todos tenían acceso. El santuario incluía dos partes: el Santo y el Santo de los Santos. En el Santo sólo podían entrar los sacerdotes, y en el Santo de los Santos sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año.
Hoy me comentaba un párroco que, en la próxima reunión de arciprestes, tratarían sobre “las celebraciones en ausencia de presbítero”. Mi respuesta fue inmediata: “Deben ir pensando en las celebraciones en ausencia de fieles”. Creo que ése es el problema, la ausencia de fieles. Un problema difícil de reconocer, pero real. Algo similar sucede cuando se habla, ahora que nos acercamos al día del Seminario, de la crisis de vocaciones al sacerdocio. No hay crisis de vocaciones sacerdotales; hay crisis de fe. Posiblemente nos encontremos en una etapa de la historia con uno de los mejores porcentajes de vocacionados al ministerio pastoral en relación al número total de jóvenes practicantes. Cada seminarista es un milagro, porque surge, literalmente, de la nada. Quien no quiera creerme que cuente el número de jóvenes, de menores de sesenta años, pongamos por caso, que acuden a la Misa dominical.
Indico el elenco de las 20 catequesis que Benedicto XVI ha dedicado a la figura y al pensamiento de San Pablo (fácilmente accesibles en vatican.va):












