¿Y si nos ponemos en el mismo plan que algunos judíos?
Las imprudentes e injustificables declaraciones de un Obispo lefebvrista, Mons. Williamson, minimizando el Holocausto nazi desencadenaron una ola de airadas protestas, no sólo contra ese Obispo, sino, injustificadamente, contra el mismo Papa Benedicto XVI. Un Papa que el viernes 19 de agosto de 2005 pronunció las siguientes palabras en la Sinagoga de Colonia: “En el siglo XX, en el tiempo más oscuro de la historia alemana y europea, una demencial ideología racista, de matriz neopagana, dio origen al intento, planeado y realizado sistemáticamente por el régimen, de exterminar el judaísmo europeo: se produjo así lo que ha pasado a la historia como la Shoá. Sólo en Colonia, las víctimas de este crimen inaudito, y hasta aquel momento también inimaginable, conocidas por su nombre, se elevan a once mil; en realidad, seguramente fueron muchas más. No se reconocía la santidad de Dios, y por eso se menospreció también el carácter sagrado de la vida humana”.