Las exequias de un obispo
Una celebración muy digna.
Pongo el enlace a unas fotos:
Me refiero a las exequias de Mons. Cerviño, obispo emérito de Tui-Vigo.
22.04.12
Una celebración muy digna.
Pongo el enlace a unas fotos:
Me refiero a las exequias de Mons. Cerviño, obispo emérito de Tui-Vigo.
20.04.12
El Evangelio del tercer domingo de Pascua presenta a Jesús apareciéndose a los discípulos en el Cenáculo. El Señor, pedagógicamente, ayuda a entender a los suyos la realidad de su Resurrección. Les muestra que no es un simple espíritu: “Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo” (Lc 24,39). La relación, no sólo visual, sino mediante el tacto y el gesto de compartir la comida, manifiesta claramente que su cuerpo glorificado es un cuerpo auténtico y real.
Su cuerpo es el mismo cuerpo que ha sido martirizado y crucificado, y que sigue llevando las huellas de la pasión: “Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona” (cf Catecismo 645).
El Señor introduce también a los discípulos en la comprensión del sentido y del alcance salvífico de la Resurrección. Todas sus palabras y las predicciones de la Escritura tienen en la Resurrección su cumplimiento: “Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse” (Lc 24,44). Y les “abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”.
Las Escrituras nos permiten comprender a Cristo y Cristo es la clave para comprender las Escrituras. Como escribió Hugo de San Víctor: “Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo” (De Arca Noe, 2, 8; Catecismo 134).
Jesucristo Resucitado, tras mostrar su identidad, confió la misión a sus discípulos: “Vosotros sois testigos de esto” (Lc 24,48), vosotros sois testigos de que el Mesías crucificado ha resucitado de entre los muertos, y “en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén” (Lc 24,47).
Es decir, existe una unión entre el testimonio de la Resurrección de Cristo y el anuncio del perdón. Ser testigos del Señor es experimentar y proclamar que su muerte nos libera del pecado y que su resurrección nos abre el acceso a una nueva vida (cf Catecismo 654). Ser testigos del Resucitado es vivir y predicar el evangelio de la justificación; la buena noticia de que Dios, por la fe y el bautismo, nos hace interiormente justos por el poder de su misericordia (cf Catecismo 1992).
Es éste el testimonio de Pedro, que recoge el libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19): “matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos”, “arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados”.
18.04.12
Ha sido, en realidad, el primer obispo que yo conocí. Claro que, antes que él, habían regido esta diócesis otros obispos. Pero había un hilo común, antes y después: Todos se llamaban “José”: José López Ortiz, José Delicado Baeza, José Cerviño Cerviño Cerviño, José Dieguez Reboredo… La primera sorpresa que nos causó el nombramiento del actual obispo, D. Luis Quinteiro Fiuza, fue que se llamase “Luis”. Nada malo, obviamente, pero sí algo que, en primera instancia, nos sorprendía. Tan apegados estábamos, por aquel entonces, al nombre de “José".
De Mons. Cerviño tengo grandes recuerdos. Es imposible que no los tenga. Él me confirmó, cuando yo estudiaba en el Seminario Menor. Me ordenó diácono, en la catedral de Tui y, seis meses más tarde, presbítero en la con-catedral de Vigo. Luego, me dio mi primer destino pastoral: Fiolledo y Pesqueiras, en el concello de Salvaterra de Miño.
Yo le había manifestado, por esa época – ya parece que ha transcurrido un siglo – , mi deseo de completar la licenciatura en Filosofía en Madrid. Unos estudios que, si no con su consentimiento expreso, sí con su benevolencia, había iniciado en la UNED. Me dijo que no, que me fuese a Roma, para licenciarme en la especialidad de Teología Fundamental. Argumentaba el Sr. Obispo que era esencial el diálogo entre la fe y la razón, entre la religión y la cultura.
Al cabo de los dos años previstos (1994-1996) volví a la diócesis con todas las maletas encima. Mi director de tesina, el actual arzobispo Rino Fisichella, me animaba a continuar con el doctorado, pero yo le decía: “No me han dicho nada, no sé qué hacer”.
Volví a Vigo, me despedí para siempre de mi director de tesina, de mis compañeros de la Universidad Gregoriana e incluso de mis colegas del Pontificio Colegio Español de San José de Roma. Pues ya en Vigo, D. José Cerviño me dice: “Ay, qué impulsivo eres, seguirás en Roma haciendo el doctorado. Ya lo he hablado con Mons. Diéguez”. D. José Diéguez había sido nombrado, por esas fechas, obispo de Tui-Vigo.
Así fue. Entre 1996 y 1999 tuve que compaginar Roma con Vigo, Vigo con Roma. Un semestre allá – como doctorando - y otro aquí – como profesor-.
“Telmus”. Anuario del Instituto Teológico San José / Seminario Mayor San José. Vigo. 4/2011, ISSN 1889-0237, Vigo 2012, 282 páginas.
Ha salido de la imprenta el cuarto volumen, correspondiente a 2011, de “Telmus”, el Anuario del Instituto Teológico y del Seminario Mayor de Vigo.
El volumen está articulado en cinco apartados: I. Estudios sobre el sacerdocio (preparando el 50 aniversario de “Presbyterorum Ordinis”, recordando así la conmemoración del Concilio Vaticano II). II. Otros Estudios. III. Comentarios. IV. Memoria del Curso Académico 2010-2011 y V. Rencensiones y reseñas.
La sección de “Estudios sobre el sacerdocio” comprende los siguientes artículos: “De ‘Presbyterorum Ordinis’ a Benedicto XVI”, a cargo de Lucas F. Mateo-Seco; “La ejemplaridad de la Liturgia Episcopal”, de Jaume González Padrós y “Formación de los candidatos al sacerdocio y discernimiento de su idoneidad”, de Ángel Marzoa.
La sección de “otros estudios” abarca un primer bloque – “Jornada Bíblica” – con textos de Antonio Menduiña, Uxío Nerga Menduiña y Xosé Vidal. Los tres artículos versan sobre la edición de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española.
En la misma sección se presentan colaboraciones de: Guillermo Juan Morado, “Cada creyente, un eslabón en la gran cadena de los creyentes”; J. A. Fuentes, “Las asociaciones de fieles y la pastoral diocesana y parroquial”; J. Casás, “Credibilidad del mensaje cristiano”; L. Lemos, “Ideologización icónica en los proyectos educativos”; A. Pazos Herrán, “Los católicos ante la política”; M. de Santiago y González, “”Dignidad de la mujer. Mujeres reformadoras, testigos creíbles del amor de Dios” y J. Mª Vázquez Pérez-Peñuela, “El laicismo democrático radical o el retorno a la confusión entre Estado y Religión”.
La sección de “Comentarios” versa sobre las “Normae de Gravioribus Delictis”, de la Congregación para la Doctrina de la Fe. S.E.R. Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, comenta estas nuevas Normas.
17.04.12
Hoy he recibido la edición portuguesa de mi libro “Treinta y un días de Mayo": “31 dias com Maria. Celebraçoes para o mês de Maio", Ediçoes Salesianas, Porto 2012, 102 p., ISBN 978972690773.
Es una buena noticia. Debo recordar que ese libro tuvo su origen en el “mayo virtual” publicado en este blog.
Guillermo Juan Morado.
Guillermo Juan Morado es sacerdote diocesano. Doctor en Teología por la PUG de Roma y Licenciado en Filosofía.