María y la ciudad
En algunas ocasiones, durante el pontificado de Juan Pablo II, he podido estar presente en el acto de veneración del Papa a la Inmaculada, en la plaza de España de Roma. En pleno centro histórico de la Ciudad se alza ese monumento a la Virgen, una imagen suya en lo alto de una columna, justo delante del palacio de la embajada de España ante la Santa Sede.
María en el centro de la ciudad. Benedicto XVI, un Papa que es un teólogo brillante, siempre extrae, de la contemplación de las verdades de la fe, consecuencias para la vida diaria. El Concilio Vaticano I decía que podemos avanzar en la comprensión de la revelación cristiana considerando la analogía entre el hablar de Dios y las realidades creadas, la conexión que vincula entre sí los diversos misterios, y la relación de estos misterios con el fin último del hombre.

“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 97). La Divina Liturgia es alabanza y acción de gracias a Dios por todo lo que ha hecho de bueno, de bello y de justo. La creación participa de su bondad y de su belleza: “Y vio Dios que era bueno”, muy bueno, todo lo que había creado, nos dice el Génesis.
Doy cuenta, en este breve post, de un libro que me acaban de enviar, en el que he tenido una pequeña colaboración. De 188 páginas, he escrito 2.












