El escapulario: el hábito de María

Una sugestiva explicación del “escapulario del Carmen", un “hábito", una palabra que significa también, si el hábito es bueno, “virtud". El hábito de María son las virtudes de la Santísima Virgen, que debemos imitar. En ello consiste la verdadera devoción mariana. Debemos este texto a Xristoforos Theotokou.
El hábito de María
(por Xristoforos Theotokou)
En el año 1246 fue escogido superior de la Orden Carmelita san Simón Stock. Por aquellos momentos, la orden estaba pasando por unos momentos muy críticos y san Simón, que bien conocía el espíritu de esa famosa oración que empieza diciendo “Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado”, acudió a la Madre Inmaculada para pedir su auxilio.
María Santísima respondió a sus súplicas y lo hizo como no había esperado nunca el carmelita. El 16 de julio de 1251 se apareció la Flor del Carmelo, como la llamaba san Simón todos los días, y en sus manos llevaba la respuesta a sus peticiones, el Santo Escapulario, regalo de su Inmaculado Corazón a todos los hombres.
Para explicar el Escapulario y su significado nada mejor que irse al mundo medieval para comprenderlo y vivirlo, y más en concreto a la librea.

Al igual que aviso a los feligreses de mi parroquia real, hago lo mismo con los de mi parroquia virtual: Pasado mañana es primer jueves de mes. Y, encima, en plena Pascua.
“Sin embargo, en un momento de duda, de confusión de cierto desajuste anímico todo pudo irse al traste, el junior tenía una laguna en su vida de fe, una falla que no sabía cuál era, una carencia que no identificaba, y, que el viejo maestro supo encontrar: María".
Debemos esta nueva aportación a Flavia. La memoria de un viaje a Tierra Santa se une a la contemplación del misterio de la Anunciación y a la aplicación a la propia vida de un consejo de María: “Haced lo que Él os diga".
Para los lectores habituales de “La Puerta de Damasco” no es una novedad saber que, entre los comentaristas, contamos con un excelente poeta. Eduardo nos envía, como contribución a “Mayo en el blog”, un poema, “Apenas nada”, en el que la búsqueda se encuentra, por así decirlo, con el hallazgo. La figura de María atrae al poeta y la búsqueda se convierte en contemplación, entrega y súplica: “Déjame estar con Él, déjame, llena de gracia”.






