Pascal: paradoja, razón, corazón
Con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Blaise Pascal (19 de junio de 1623- 19 de agosto de 1662) el papa Francisco ha publicado la carta apostólica “Sublimitas et miseria hominis”.
El recurso a la paradoja, que caracteriza el método de pensamiento de Pascal, se expresa en su misma comprensión del hombre, unión de grandeza y miseria. Esta aparente contradicción está en el centro de la visión pascaliana. “¿Qué es el hombre?”, se pregunta. Y responde: “Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada”.
La paradoja consiste, según René Latourelle, en la coexistencia y hasta en la alianza de los contrarios; amplifica los contrarios sin resolverlos. Para comprender la paradoja hay que buscar un sentido que venga de un punto más alto; en concreto, del cristianismo. Cristo es un punto de ruptura más que de equilibrio. Ilumina el misterio del hombre, pero desde arriba: “no solamente no conocemos a Dios más que por Jesucristo, sino que no nos conocemos a nosotros mismos más que por Jesucristo; no conocemos la vida, la muerte, más que por Jesucristo”. Para Pascal, la religión cristiana es “venerable porque ha conocido bien al hombre” y “amable porque promete el verdadero bien”.

La mirada sacramental se sitúa dentro del espacio abierto por Dios al hombre para revelársele. Los sacramentos edifican el hábitat donde florece la vida humana plena. La práctica sacramental, en consecuencia, abre espacios para la manifestación de Dios y el encuentro con Él: “la fe tiene que ver con Dios, y solo donde se acoge su cercanía, solo donde las intenciones humanas retroceden frente a la veneración que se le debe, surge aquella credibilidad que ocasiona la fe” (J. Ratzinger).
La Universidad de Vigo ha publicado un libro en homenaje al Prof. Dr. D. Celso Rodríguez Fernández, ya fallecido, sacerdote y catedrático de latín. En la presentación del volumen, 






