Postremum Munus. Studia in Honorem Celsi Rodríguez Fernández

La Universidad de Vigo ha publicado un libro en homenaje al Prof. Dr. D. Celso Rodríguez Fernández, ya fallecido, sacerdote y catedrático de latín. En la presentación del volumen, que se puede ver en la página web de la Universidad, se lee la siguiente descripción de esta obra: “Postremum munus: el último regalo… Hemos rescatado de Catulo (Carmina CI, 3) la expresión que dedica a su hermano, fallecido lejos de Roma, en el Asia Menor, para titular estos estudios reunidos en memoria de Celso Rodríguez Fernández, catedrático de filología latina que fue en la Facultade de Filoloxía e Tradución, compañero desaparecido del que solo tolerancia, sonrisa y bondades podemos recordar, que sirvió generosamente a la facultad y la universidad que tanto amaba. Bajo la diversidad de enfoques late en muchos trabajos, junto al recuerdo de la persona, la sensibilidad para lo religioso y para la lengua latina, verdaderamente patria espiritual de don Celso, a cuya conservación contribuyó con eficacia. Nunc […] haec […] accipe fraterno multum manantia fletu, / atque in perpetuum, frater, ave atque vale”.

En un artículo de opinión, que hoy aparece en Faro de Vigo, la también catedrática María do Carmo Henríquez Salido escribe: “A biografia do inesquecível e caríssimo Dom Celso (Tominho, 8 de novembro de 1932 -Tui, 10 de junho de 2021) podemos sintetizá-la com estas poucas unidades lexicais: sacerdote, bem-feitor, latinista e professor catedrático de latim. Os seus livros e estudos alcançam a cifra de vinte e cinco contributos”. Una información más detallada del libro se puede encontrar en la plataforma Dialnet.

Don Celso, así le llamábamos todos, era, sobre todo, un buen sacerdote, dedicado a su ministerio y al estudio, la docencia y la investigación. Doctor en Filosofía y Letras (en la rama de filología clásica), doctor en Teología, era prelado de honor de Su Santidad, canónigo de la catedral de Tui y fundador de la asociación de fieles “JUM”. Muchos de los sacerdotes de la diócesis de Tui-Vigo fuimos alumnos suyos, ya que explicaba latín en el Instituto Teológico de Vigo.

Don Celso era sabio y santo – dentro de las limitaciones que tienen hasta los mejores hombres - , de trato bondadoso y amable. Su presencia en la Universidad, vestido de sacerdote, era un testimonio valioso. Yo siempre he pensado, y sigo pensando, que hay una gran afinidad entre sacerdocio y docencia, y no solo en el caso de la enseñanza de la teología, sino asimismo cuando se explican materias tan afines a los estudios eclesiásticos como la lengua latina, la historia, el arte o la filosofía. Esa tarea de enseñanza puede ser perfectamente integrada en la vivencia del ministerio sacerdotal.

Ojalá que, para el bien de la Iglesia, de la universidad y de la sociedad, surjan más sacerdotes que, como don Celso, sepan aunar la competencia académica y el ejemplo de dedicación sacerdotal a todos.

Guillermo Juan Morado.

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