InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: Mayo 2009

13.05.09

La risa de las ministras

Las ministras de Sanidad y de Igualdad se ríen. La boca se les distiende a ambas en un movimiento de aparente alegría. Anuncian más aborto, y se ríen. Anuncian más “píldora del día después” – o sea, más aborto también – y se ríen. Yo creo que, si las ministras asisten a unas exequias, se troncharán de risa. Ellas, se diría, están ahí para eso: para reírse de la muerte de los demás.

Hay risas y risas. La risa del conejo, que es la causada por algunos accidentes. La risa falsa. La risa sardónica. Y la risa de las ministras, que, a cada paso, se mean de risa.

No sabemos cuál es la causa de tal propensión al alborozo. Podría ser que, las dos, la de la Salud y la de Igualdad, estén algo faltas de entendimiento o razón y se rían a tontas y a locas, o como tontas y locas, o como ambas cosas a la vez. Sería éste el mejor supuesto, el más benévolo, el que las dejaría en mejor lugar, en una especie de limbo de la estulticia. Pero también se ríen los bellacos y las bellacas, los maliciosos y las maliciosas. Y hasta las hienas, carroñeras y repulsivas, parecen reírse.

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12.05.09

Belleza y vida de fe

JESÚS CASÁS OTERO, Belleza y vida de fe, San Pablo, Colección “Pensar y Creer” 22, Madrid 2009. 368 pág.

1. El autor

Tres aspectos confluyen en la formación y en la aportación intelectual de D. Jesús Casás Otero: su condición de capellán militar, su especialización en Historia del Arte y su doctorado en Teología, con una tesis que se inscribe en el área de la Teología Fundamental.

Es necesaria una buena dosis de disciplina castrense para emprender el arduo trabajo que supone elaborar no sólo la tesis de doctorado, sino también para escribir un libro tan meditado como el que presentamos, Belleza y vida de fe. La especialización en Historia del Arte ha dado ya frutos conocidos. Por citar sólo un par de ejemplos, en 1987 publicó Estudio histórico-artístico de Tacoronte (Santa Cruz de Tenerife , Cabildo Insular, 1987) y en 2000, el Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando incluía en su número 91 un artículo sobre “Dos retratos de Camarón en el Museo Diocesano de Tui”. Desde la perspectiva de la Teología, se hace necesario mencionar la obra Estética y culto iconográfico (BAC, Madrid 2003).

En ese libro, Estética y culto iconográfico, trazando una serie de círculos concéntricos, Casás Otero encuadra la reflexión sobre el culto iconográfico en un marco más amplio, que va desde la ‘belleza’ como categoría de la Teología Fundamental al ‘arte’, en cuanto manifestación privilegiada de la belleza y, más en concreto, a las ‘imágenes’ cristianas, en su doble vertiente: didáctica y cultual.

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9.05.09

Permanecer

“Permaneced en mí y yo en vosotros” (Juan 15, 4) nos dice Jesús. La relación entre el Señor y cada uno de nosotros viene caracterizada en este pasaje del Evangelio por la “permanencia”, por el “estar”, por el “mantenerse”. A nosotros, que vivimos en la cultura de la liviandad, de los compromisos pasajeros, de la continua movilidad, nos resulta difícil comprender el significado de la permanencia. Apenas permanecemos en ningún sitio. En otras épocas, el hombre prácticamente moría donde nacía y asumía compromisos definitivos, inalterables: con su tierra, con su casa, con su familia, con su trabajo.

Hoy se nos empuja, de algún modo, a lo contrario: al cambio, a la variación. Casi todo lo que conforma nuestra existencia está amenazado por la inestabilidad: el trabajo, que puede perderse; los amigos, que van y vienen; el matrimonio, que no siempre es para toda la vida; el hogar, que puede quebrarse y deshacerse. En la cultura de la liviandad, el terreno firme se escapa debajo de nuestros pies y nos quedamos sin fundamento, sin asidero, sin valores que valgan siempre, sin normas que orienten, sin palabras que mantengan su significado.

La vida religiosa no está exenta de este riesgo; se ve también amenazada por el capricho y por la inconstancia; asediada por la tentación de elegir una “religión a la carta”, donde se escogen, según el propio gusto, las creencias, las formas de culto, los mandamientos que se van a cumplir, sin importar lo que Jesús ha enseñado y lo que la Iglesia, intérprete de la revelación, nos propone con la autoridad recibida de Cristo.

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6.05.09

Sacerdocio y castidad

En mi vida había oído hablar del Padre Alberto Cutié. Hoy protagoniza muchas portadas, parece que por unas fotografías comprometidas con una mujer, de las que han sido testigos – implacables, pero profesionales – los paparazzi. Sí extraña que, siendo famoso – como dicen que es – , el P. Cutié se arriesgase a ser fotografiado por periodistas en una playa de Miami. ¿Imprudencia? ¿Improvisación? ¿Cálculo? El tiempo lo dirá.

La Literatura es pródiga a la hora de imaginar, de novelar, de narrar, aventuras amorosas de sacerdotes. Pensemos en dos ejemplos. El primero, La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, con un personaje tan intrigante como el magistral de Vetusta, D. Fermín de Pas. No es sólo el amor erótico lo que mueve al magistral, sino más bien un afán de posesión, de destacar, de superar sus humildes orígenes, intentado “ser alguien”. De ahí su satisfacción al verse reconocido y respetado: “Era una especie de placer natural, pensaba de Pas, el que sentía comparando sus ilusiones de la infancia con la realidad presente. Si el joven había soñado cosas mucho más altas, su dominio presente parecía la tierra prometida a las cavilaciones de la niñez”.

El otro ejemplo proviene de la novelística en lengua portuguesa, El crimen del padre Amaro, de Eça de Queirós. También en este caso, el sacerdote cede a la voluntad de dominio. Su crimen no es tanto la infidelidad a una promesa, sino, sobre todo, el haber puesto los medios para deshacerse del fruto de su relación con Amélia, la joven de la que se enamora. Ni Clarín ni Eça de Queirós son padres de la Iglesia. Pero la Literatura suele testimoniar algo de la vida. De ahí le viene su fuerza.

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Un saludo

“Decíamos ayer". La famosa expresión de fray Luis de Léon puede servir de marco para saludar a los lectores - antiguos lectores y nuevos lectores - que, desde hoy, pueden seguir estos posts en esta nueva página que nace cargada de ilusiones.

Comunicar el Evangelio es una tarea que ha de ser capaz de movilizar lo mejor de nosotros mismos. Y un medio, y no secundario, para llevarla a cabo es el recurso a Internet.

Cuantas más páginas de información y de opinión religiosa existan, mejor. Y si estas páginas son constructivas y no destructivas, mejor que mejor. En una ya larga trayectoria hemos pasado por diversas posadas y hemos conocido a diversos compañeros de camino. A todos ellos, a los de hoy y a los de ayer, el agradecimiento sincero.

Escribir en un blog supone sacrificio; pero un sacrificio recompensado no sólo por hacer lo que uno cree que debe hacer, sino también por el intercambio de ideas con los lectores. De ellos, de los lectores, depende en gran medida el éxito de una página.

La fe inquebrantable en la Iglesia, la independencia en todo lo opinable, la apertura a lo que de noble y de justo hay en el mundo son ejes que pueden servir de orientación a un proyecto comunicativo e interactivo.

Que todo sea para bien. Saludos,

Guillermo Juan Morado.