La responsabilidad social de la fe

“La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree”, dice Benedicto XVI en Porta fidei, 10.

Confiar, comprender, ejercer la libertad, ser socialmente responsables… Todo ello está, de algún modo, sintetizado en la “unidad compleja” de la fe. No se puede aislar el plano de la reflexión, como si existiese una reflexión “pura” – una “pura” reflexión que fuese solo reflexión y nada más -, del plano concreto de lo real.

La fe “sintetiza” en una nueva unidad, si cabe decirlo así, diversos elementos implicados: la gracia, la razón, la libertad, el contenido de lo que se cree, la confianza en aquel a quien se cree…

Blondel hablaba de “la unidad compleja del problema de la fe” y pensaba que, al tratar sobre la fe, no era adecuado separar la fórmula del contenido, ni la dimensión especulativa de la práctica.

Estoy completamente de acuerdo. ¿De qué vale, machaconamente, prescindiendo de las circunstancias concretas, aislar un elemento de la síntesis, de la unidad compleja, para reivindicarlo de modo unilateral y al margen de todo?

Es cierto que hay “absolutos morales”. No cabe, nunca, por ejemplo, matar a un ser humano inocente. No cabría hacerlo, moralmente, ni aunque de esa injusticia dependiese la salvación del mundo. Moralmente, la crucifixión de Cristo ha sido un enorme pecado - una “horrible falta”, dice el Catecismo Romano - , que, en su terrible maldad, prueba hasta donde el amor de Dios ha tenido que llegar para vencer esa potencia de rebeldía.

Pero no siempre las cosas son así de claras. Muchas veces, la ética de la responsabilidad, que una fe razonable – y la fe cristiana o es razonable o no es fe – no puede soslayar, obliga a no simplificar, por falta de análisis, por rigidez o por los motivos que fueran, lo que es complejo, aunque deba de seguir siendo unitario.

La fe “exige también la responsabilidad social de lo que se cree”. Sabias palabras que conviene meditar incluso en época de pandemia. Para no confundir, incluso cuando – en “pura” teoría, no en pura verdad – parezca que se tenga razón.

 Guillermo Juan Morado.

 

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