Mirar al que traspasaron. Una carta pastoral sobre el Sagrado Corazón

El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, y su obispo auxiliar, D. José Rico Pavés, han publicado, con fecha de 30 de mayo de 2019, “Mirar al que traspasaron. Carta pastoral sobre el sentido de la renovación de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús”.

El motivo de esta carta es conocido: El centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús que llevó a cabo el rey Alfonso XIII, en el Cerro de los Ángeles, el 30 de mayo de 1919. Esta consagración será renovada el 30 de junio de 2019.

El título y el subtítulo de esta carta pastoral merecen atención. El título hace referencia a un pasaje del evangelio según san Juan: “Mirarán al que traspasaron” (Jn 19,37), pasaje que cita Zacarías 12,10. El evangelista declara cumplida, con esa cita, esa profecía veterotestamentaria.

El subtítulo incluye términos relevantes; entre ellos, “sentido”, “renovación”, “consagración”. El término “sentido” equivale a la coherencia de algo, en este caso, a la coherencia teológica de renovar la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Según la carta que comentamos, esta renovación tiene pleno sentido, ya que se entiende “como un acto de piedad de los fieles católicos en España que desean responder a las exigencias evangelizadoras del momento presente haciendo a todos partícipes del Amor de Dios que se nos ha revelado en el Corazón del Hijo de Dios hecho hombre”. Las circunstancias históricas de 1919 y de 2019 no son las mismas, pero la lógica interna de la consagración permanece idéntica en lo sustancial.

El segundo término es “renovación”. La consagración de 1919 no se renueva por primera vez en 2019. Se celebró en su día el cincuentenario, y, en el centenario, se vuelve a apuntar a lo esencial, una manifestación de piedad, rezando “por el bien de todos cuantos formamos la realidad de España, recordando especialmente a los católicos la responsabilidad que tenemos de llevar a todos y a todo el amor de Dios que se nos ha revelado en el Corazón de Cristo”.

El tercer término es “consagración”, que no es “un acto de reivindicación de una situación sociopolítica del pasado, sino un ejercicio de devoción mediante el cual confiamos la realidad de nuestra patria – sus miembros, familias, pueblos e instituciones – al Corazón de Jesús, pues a todos queremos que llegue el amor de Dios”.

El documento apela, con un dominio de la teología digno de reseñar, al dinamismo de la Sagrada Tradición, dinamismo que se expresa en tres momentos: recibir, custodiar y transmitir. Recibir el pasado para confesar agradecidamente la fe, asumiendo lo que en ese pasado hay de permanente para poder actualizarlo y renovarlo.

Custodiar el presente, cuidando el valor de la unidad en la Iglesia, de la necesaria reparación, que brota como una reacción de amor y que se hace actual en la liturgia, especialmente en la Eucaristía y en la adoración.

El tercer momento pide transmitir esperanza en una nueva etapa evangelizadora, con los ojos fijos en Jesús, evangelizando desde el Corazón, mirando las heridas del Redentor en las que encontraremos curación y teniendo como criterio de autenticidad la atención a los necesitados.

La carta pastoral, y el centenario que la motiva, tiene un único objetivo: renovar la vida cristiana desde el Corazón de Cristo.

Se trata, a mi modo de ver, de una carta pastoral muy bien escrita y razonada. Al leerla, uno recuerda a Melchor Cano cuando indica, en su gran tratado sobre el método en la teología, la sinfonía de instancias testimoniales de la revelación – la carta alude, muy finamente, a la “dinámica sacramental” de la revelación divina - .

Esta sinfonía católica está muy presente: La Sagrada Escritura, la Tradición, los Padres, el magisterio de los papas, las vidas de los santos, la liturgia… Y particularmente el testimonio de los mártires (“En los mártires reconocemos la mejor herencia de la consagración vivida hace cien años”).

Un buen texto, metodológicamente bien elaborado. Animo a todos a que lo lean: No perderán el tiempo.

 

Guillermo Juan Morado.

Los comentarios están cerrados para esta publicación.