Unas Jornadas modélicas y un homenaje necesario

Me refiero, en lo de modélico, a las XVII Jornadas de Teología Fundamental (10-12 de junio), organizadas por la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso de Madrid, sobre “El testimonio como categoría teológico-fundamental”. El juicio de los que hemos participado ha sido unánime: excelentes. Poco más que dos días, pero aprovechados al máximo.

Las ponencias, de muy primerísimo nivel: La del Prof. Dr. D. Javier Prades, la del Prof. Dr. D. Thomas Söding – un teólogo bíblico –  , y la del Prof. Dr. D. Salvador Pié-Ninot.

Pero tampoco han deslucido – sino muy al contrario – las comunicaciones. Si me recuento no falla, señalaré las siguientes: La de Lluis Oviedo (“Valor cognitivo del testimonio para la Teología”); la de Vicente Vide (“De la credibilidad a la significatividad de la revelación. Una Iglesia facilitadora de la fe”); la de César Izquierdo (“El testimonio y la verdad"); la de Juan Alonso García (“Testimonio personal, razón rebelde y evangelización. Una visión desde John Henry Newman”); la de Marta Garre Garre (“Convergencias y divergencias entre la prueba testifical vertida en un proceso judicial y el testimonio como categoría teológico-fundamental”); la de Carlos Loriente García (“El milagro como testimonio de la acción divina”); la de Óscar Valado Domínguez (“La música como ‘Porta fidei’ en la conversión de Manuel García Morente”); la de Jaime Pérez-Bocherini (“Tópicas narrativas en la literatura popular contemporánea a la luz de la soteriología cristiana”); la de Amparo García Plaza (“El testimonio de la esperanza cristiana: Su expresión narrativa como historia creyente y como relato épico-fantástico”); y la de Manuel Reus, SJ, sobre “Taylor nos ayuda a repensar las condiciones de la fe”.

Puede parecer injusto que haya dedicado más espacio a las comunicaciones que a las ponencias. En absoluto lo es. Si todo lo que rodea a lo principal es de lo mejor, lo principal queda resaltado de mayor modo.

La felicitación, por consiguiente, al Rector de la Universidad de San Dámaso, D. Javier Prades, y al coordinador eficacísimo de las Jornadas, el Prof. Dr. D. Marcos Cantos Aparicio.

Estas Jornadas son y quieren ser siempre eclesiales. Por ello, es de agradecer la presidencia de la celebración de la Santa Misa, ayer, del Sr. Arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro. Y, no sobrará recordarlo, reconocer al Sr. Cardenal D. Antonio Rouco Varela el logro de haber elevado la Universidad de San Dámaso a lo que hoy es. También se ha hecho presente un antiguo colega de Teología Fundamental, el actualmente obispo auxiliar de Madrid, D. Juan Antonio Martínez Camino.

Y ha habido más cosas en las Jornadas: Los debates, la abundantísima presentación de las novedades bibliográficas y hasta una vista al Museo del Prado, centrada en algunas obras del programa iconográfico “El Credo en imágenes”; visita guiada por dos competentes profesoras de Historia del Arte.

Hasta aquí lo modélico. Y paso a lo necesario: el homenaje el Prof. Dr. D. Salvador Pié-Ninot. Un tributo, de agradecimiento y de amistad, que se ha plasmado en un cuidado volumen: “Testimonio y sacramentalidad. Homenaje al Profesor Salvador Pié-Ninot”, eds. José Luis Cabria Ortega – Ricardo Luis de Carballada, San Esteban Editorial, Salamanca 2015, 691 páginas, ISBN: 978-84-8260-322-3.

En el “Prólogo” de este libro se dice: “Este homenaje al profesor Salvador Pié-Ninot ha surgido espontáneo de unos colegas que imparten las mismas disciplinas académicas y comparten inquietudes intelectuales en diversas universidades, facultades y centros teológicos de España, Portugal e Italia, que binualmente se encuentran en las Jornadas de Teología Fundamental o en las Jornadas de Eclesiología. En ambas Jornadas ha tomado parte muy activamente desde sus orígenes el profesor Pié-Ninot. Y no solo ha sido constante participante, sino que es considerado, junto con otros, su alma mater  tanto por el entusiasmo mostrado en el transcurso de las sucesivas ediciones, como por su dinamismo, implicación e interés por procurar un alto nivel intelectual y por fomentar un intenso diálogo teológico” (p. 11).

Quien escribe esta sencilla crónica; es decir, yo mismo, puede dar fe de ello. Y he tenido la suerte de poder colaborar en este libro-homenaje.

Necesitamos muchos teólogos con ese dinamismo. A no ser que se piense – y sería un grave error – que la Teología es un mero adorno, algo accesorio, algo no esencial para la inteligencia de la fe y para la relevancia, en el buen sentido, de la fe en el mundo. Espero que no sea eso, la renuncia a la Teología, lo que la Iglesia de nuestro tiempo demande. Estoy convencido de todo lo contrario.

 

Guillermo Juan Morado.

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