Humildad

Homilía para el Domingo XXII del Tiempo Ordinario. Ciclo C

Valiéndose de una parábola, el Señor nos instruye acerca de la humildad: “todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Lc 14,11). No se refiere Jesús, de modo principal, a la necesidad de ser conscientes de las propias limitaciones. Este autoconocimiento – siempre oportuno – no define la especificidad cristiana de la humildad. El criterio de la humildad, su norma, es mucho más alto; es la propia figura de Jesús: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,19).

Según la traducción griega de la Biblia – la llamada versión de los Setenta - , el humilde – “tapeinós”- es aquel que se siente pobre ante Dios y, en consecuencia, es manso – “praús” - ; es decir, inclinado hacia el prójimo. En Jesús se personifican estas dos actitudes: la obediencia a la voluntad del Padre y la entrega generosa en favor de los hombres. De este modo refleja el mismo ser de Dios.

San Pablo nos ayuda a profundizar en el significado de la humildad de Jesús en el himno de la Carta a los Filipenses: “siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y, mostrándose igual que los demás hombres” (Flp 2,6-7). Jesús se humilla ante el Padre “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Flp 2,8). De esta obediencia brota su mansedumbre; su compasión y su servicio en favor nuestro: “Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades” (cf Mt 8,17).

La humildad de Dios es equivalente a la generosidad de su amor. San Pablo lo expresa, de otro modo, en el himno a la caridad: “La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Co 13,4-7). Cada una de las afirmaciones sobre la caridad constituyen rasgos definitorios de la humildad divina reflejada en la vida de Jesús: Él – Dios – “todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

El seguimiento de Cristo consiste en la identificación con Él; en hacer nuestras – dejando obrar al Espíritu Santo – su humildad y su mansedumbre. San Buenaventura habla de dos tipos de humildad que han de estar presentes en el cristiano – y, en realidad, en todo hombre - : la “humilitas veritatis” y la “humilitas severitatis”. La “humildad de la verdad” nos lleva a reconocernos como criaturas ante Dios: Él es Todo y nosotros, ante Él, somos nada; ya que, sin Él, no seríamos. “La humildad de la severidad” nos empuja a reconocer nuestros límites: Dios es la Bondad infinita; nosotros somos pecadores.

Este doble reconocimiento, lejos de humillarnos, nos enaltece. Dios nos llama desde nuestra nada y desde nuestra miseria, y nos invita a sentarnos a su mesa, para participar del banquete de su amor y de su salvación. Este banquete – símbolo del Reino de los cielos – se anticipa sacramentalmente en la Eucaristía, donde Jesús, el Mediador de la nueva alianza (cf Hb 12,24) nos pone en comunicación con Dios y con toda la Iglesia del cielo. De la Eucaristía mana la fuerza que nos empuja a invitar a los pobres, pues pregustamos ya, en la Comunión, la recompensa de hacer el bien sin buscar recompensas.

Guillermo Juan Morado.

35 comentarios

  
rastri
Períteme Guillermo lo que yo sé en el colmo de la humillación ensalzada.

-Dícese que un hombre, sabedor de lo que él sabía que otro no podía saber más que él. Quiso ensalzarse así mismo y por lo tanto vestirse de gloria, inclinándose ante lo que él veía y comprendía que fuera más grande y sabio que él. Y que de todos los personajes históricos del mundo que el conocía. Sólo el llamado Jesús el Cristo era más grande que él.

Así que el tal hombre sabio se dijo a si mismo: -Si nadie como yo puede conocer a Jesús el Cristo; Nadie como yo, en conocimiento de causa, puede inclinarse ante Él; Nadie como yo puede ser sabio y grande vestido de gloria de sabiduría como yo.

Y dícese que estando el Cristo y el susodicho hombre. Sentados frente a frente el uno del otro; ambos como dueños de sus estrados; Y Cristo como en un peldaño más arriba que el hombre.

Y que cuando el hombre hiciera ademán de inclinarse y postrarse ante Él. Éste, Jesús el Cristo, al mismo tiempo, en simultánea inclinación levantó al hombre por los hombros hasta su altura. Y abrazándolo contra su pecho le dijo:
-¿Acaso te he salvado yo para que me sirvas de escabel?

Y dícese que al hombre, así de esta forma sorprendido, se le rompieron todos sus esquemas de vestirse de gloria.

La pregunta es: -¿Hasta cuánto y cómo se vistió el hombre de gloria, humillándose e inclinándose ante su ser superior?

O en estos asuntos de ser y servir no hay quien pueda con ÉL.



28/08/10 5:01 PM
  
Asclepio
¡ Qué sencilla y HUMILDE, la santísima siempre Virgen MARÍA, nuestra Madre !.

Su dignidad y grandeza las manifestó en un amor hecho servicio sencillo, generoso, caritativo y alegre.

María es la fuente eterna e inacabable de la HUMILDAD.
28/08/10 5:04 PM
  
Eduardo Jariod
Certera homilía, Padre.

Mi carácter, por desgracia, tiende al orgullo (afortunadamente, cada vez menos o con menor intensidad). Sólo cuando estoy sumido en el pecado y embargado en un profundo sentimiento de contrición y arrepentimiento, constato mi radical inanidad. Es entonces, en efecto, cuando me alcanza la mansedumbre y la paz de la humildad; es entonces cuando estoy más cerca de Él.

Gracias por esta maravillosa homilía que me ha puesto en claro la esencia misma de la humildad.
28/08/10 8:43 PM
  
Yolanda
Todos tendemos más al orgullo y a la soberbia que a la humildad. Ciertamente hay grados, pero la humildad , la de uno mismo, no nos atrae a ninguno. Los demás, bueno, sí, que sean humildes. Pero la humildad es la virtud más difícil de alcanzar. A mí, también lo tengo de admitir, me cuesta.

...el humilde – “tapeinós”- es aquel que se siente pobre ante Dios y, en consecuencia, es manso – “praús” - ; es decir, inclinado hacia el prójimo...

Ciertamente esa humildad y su consecuencia, la mansedumbre, no se alcanzan con sólo proponérselo por cada mañana. La verdad es que sólo tras la oración pausada y sileciosa ante el Sagrario he experimentado la convicción de que me es posible ese sentirse "pobre ante Dios y, en consecuencia, manso"
28/08/10 10:06 PM
  
Norberto
"Servir a Cristo servidor en el último lugar " (Carlos de Foucauld)
29/08/10 8:01 AM
  
Norberto
"Cojámonos de la mano, hermanita querida, y corramos al último lugar... Nadie vendrá a disputárnoslo..." (Theresita)
29/08/10 9:18 AM
  
Nieves
En Jesús se personifican estas dos actitudes: la obediencia a la voluntad del Padre y la entrega generosa en favor de los hombres.
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Me gusta esto de asociar el "hágase tu voluntad...." que rezamos en el padre nuestro con la entrega a los demás dándoles nuestro tiempo, nuestro cariño, buen humor......etc.

A ver si esta idea no queda sólo en bonitas palabras, en lo que a mi respecta.
29/08/10 10:13 AM
  
rastri

-Más de un bloggero dicurriendo por estos lares. Embuidos ellos en hipócrita soberdia de su cultura y doctorado. Se mecen en las deleitosas perífrasis de los -sus- allegados que les basilan el agua.

Y ni se enteran que quienes les critican, puedan ser otros que buscan saber de la verdad que ellos predican. Lo dicho, no entienden que: -"Más vale un pecador que se arrepienta que mil justos que progresan.
29/08/10 2:12 PM
  
Nerea
Gracias, Don Guillermo por la Homilía.

¡Dios mío ¡ Es tan bello encontrarse con la sola miseria de nuestro ser, de nuestro corazón y al percibirlo, hacerse sabedor de su gran misericordia, de su sola paciencia , de su espera, él siempre esta buscándonos, esperándonos ,para volcar en nosotros su Gran Amor que todo lo ennoblece….y dejar que el alma agradecida tocada y amada exclame… GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, SEÑOR DUEÑO MÍO.

http://www.youtube.com/watch?v=0iJ5JpD6Vtg&feature=related

Que nítida la escena puesta para hoy . Jesús lavando los pies a Pedro, Pedro replica no me dejaré …. Jesús le dice…si no dejas que te lave, no tienes parte en mí.


29/08/10 2:36 PM
  
Guillermo Juan Morado
Gracias por los comentarios. No puedo hacerme eco de ellos, uno por uno, pero sí los leo con interés.
29/08/10 3:28 PM
  
antiguo alumno salesiano
"Me limito a recomendaros una virtud muy querida del Señor: ha dicho "aprended de mí que soy manso y humilde de corazón".

Corro el riesgo de decir un despropósito. Pero lo digo: el Señor ama tanto la humildad que a veces permite pecados graves. ¿Para qué? Para que quienes los han cometido -estos pecados, digo- después de arrepentirse lleguen a ser humildes. No vienen ganas de creerse medio santos, medio ángeles, cuando se sabe que se han cometido faltas graves.

¡El Señor ha recomendado tanto ser humildes! Aún si habéis hecho cosas grandes, decid: siervos inútiles somos. En cambio la tendencia de cada uno de nosotros es más bien lo contrario: ponerse en primera fila. Humildes, humildes. Es la virtud cristiana que a todos toca".

Juan Pablo I: audiencia general, miércoles 6 de septiembre de 1978.

La divisa episcopal del Papa de la Sonrisa era "Humilitas".
29/08/10 5:27 PM
  
Amfortas
El seguimiento de Cristo consiste en la identificación con Él; en hacer nuestras – dejando obrar al Espíritu Santo – su humildad y su mansedumbre.

Ciertamente esa humildad y su consecuencia, la mansedumbre, no se alcanzan con sólo proponérselo por cada mañana. La verdad es que sólo tras la oración pausada y silenciosa ante el Sagrario he experimentado la convicción de que me es posible ese sentirse "pobre ante Dios y, en consecuencia, manso"
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Estas palabras me remiten a lo que escribe Mons. Munilla en "Madre Teresa, icono de la unidad". Sin esa humildad y mansedubre, ¿cómo puede darse uno a los otros? ¿Y de dónde nos viene esa humildad y mansedumbre? Si no hay encuentro con el Señor, ¿no se perderán tarde o temprano tanto la una como la otra, pudiendo, como mucho, aspirar a ser un "ayudador profesional"?
29/08/10 5:48 PM
  
Yolanda
"ayudador profesional"

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Vaya neologismo certero. Ayudadores profesionales hay muchos. "Profesionalizadamente" no se llega a ser como la Madre Teresa, imposible.
29/08/10 10:01 PM
  
pablo
En este post me quede sin palabras.
Me parece tan elevado este tema de la humildad y lo que dice D. Guillermo: " El criterio de la humildad, su norma, es mucho más alto; es la propia figura de Jesús: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,19)."
Después hace un repaso sobre la humildad de Cristo y su amor.
Lo único que me queda es meditarlo despacito, porque en Cristo se esconde todos los tesoros de la humildad y el amor.
Un saludo a todos.
29/08/10 11:08 PM
  
César Fuentes
Gracias,D. Guillermo.

30/08/10 12:50 AM
  
Guillermo Juan Morado
Buenos comentarios. Gracias.
30/08/10 11:14 AM
  
Maricruz Tasies
Si la norma de la humildad es Jesús pues habría que observarle cuidadosamente; aquello de que "siendo Dios se anonadó a sí mismo pasando por uno de tantos" debería decirnos lo suficiente.

Por otro lado, ayer decía el sacerdote en la homilía que el mayor obstáculo para el soberbio son sus complejos, habría que indagar por qué razón estamos acomplejados. A mi se me hace que es porque todavía ponemos excesiva confianza en nosotros mismos y al constatar lo inútiles que somos nos revestimos de soberbia para proteger nuestro ego.

Habría que dejar de hacerlo, digo yo, pero para eso, además de la ayuda de lo alto, hace falta personalidad, carácter y fuerza de voluntad.

Para empezar, tendríamos que respondernos:
Qué es lo que nuestro ego realmente defiende: nuestra opinión o la Verdad?
30/08/10 11:59 AM
  
Yolanda
Qué es lo que nuestro ego realmente defiende: nuestra opinión o la Verdad?

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A veces, ni siquiera, Maricruz: con que sintamos que somos tenidos en cuenta por encima de otros, nuestra soberbia se da por satisfecha.

Pero si es es la paga que valoramos, no tendremos otra.

:(
30/08/10 12:38 PM
  
Guillermo Juan Morado
Ay, la amenaza de la soberbia, siempre al acecho.
30/08/10 1:10 PM
  
Amfortas
Pero, Yolanda, si sentimos que somos tenidos en cuenta por encima de otros, eso, de alguna manera, también nos obliga a ser más humildes y mansos y, por consiguiente, a procurar con más ahínco en los demás lo que otros procuran en nosotros. Cierto que la tentación puede ser otra (hacer valer nuestra situación de preferencia, aprovecharse de los demás, etc.), y, entonces, como señalas, la paga será acorde con nuestros merecimientos.
30/08/10 1:37 PM
  
Yolanda
Certero Amfortas, sí, en efecto. Pero más nos valiera no alcanzar ese tipo de "honores" para no concitar envidias, no satisfacer vanamente nuestro ego y no quedar pagados con esa satisfacción vana...
30/08/10 2:48 PM
  
Guillermo Juan Morado
Hay textos de los Padres sobre este tema.

La alocución del Angelus de BXVI es, como todo lo suyo, perfecta:

BENEDETTO XVI

ANGELUS

Palazzo Apostolico di Castel Gandolfo
Domenica, 29 agosto 2010

(Video)



Cari fratelli e sorelle,

nel Vangelo di questa domenica (Lc 14,1.7-14), incontriamo Gesù commensale nella casa di un capo dei farisei. Notando che gli invitati sceglievano i primi posti a tavola, Egli raccontò una parabola, ambientata in un banchetto nuziale. "Quando sei invitato a nozze da qualcuno, non metterti al primo posto, perché non ci sia un altro invitato più degno di te, e colui che ha invitato te e lui venga a dirti: «Cèdigli il posto!» ... Invece, quando sei invitato, va’ a metterti all’ultimo posto" (Lc 14,8-10). Il Signore non intende dare una lezione sul galateo, né sulla gerarchia tra le diverse autorità. Egli insiste piuttosto su un punto decisivo, che è quello dell’umiltà: "chiunque si esalta sarà umiliato, e chi si umilia sarà esaltato" (Lc 14,11). Questa parabola, in un significato più profondo, fa anche pensare alla posizione dell’uomo in rapporto a Dio. L’"ultimo posto" può infatti rappresentare la condizione dell’umanità degradata dal peccato, condizione dalla quale solo l’incarnazione del Figlio Unigenito può risollevarla. Per questo Cristo stesso "ha preso l’ultimo posto nel mondo — la croce — e proprio con questa umiltà radicale ci ha redenti e costantemente ci aiuta" (Enc. Deus caritas est, 35).


Al termine della parabola, Gesù suggerisce al capo dei farisei di invitare alla sua mensa non gli amici, i parenti o i ricchi vicini, ma le persone più povere ed emarginate, che non hanno modo di ricambiare (cfr Lc 14,13-14), perché il dono sia gratuito. La vera ricompensa, infatti, alla fine, la darà Dio, "che governa il mondo ... Noi gli prestiamo il nostro servizio solo per quello che possiamo e finché Egli ce ne dà la forza" (Enc. Deus caritas est, 35). Ancora una volta, dunque, guardiamo a Cristo come modello di umiltà e di gratuità: da Lui apprendiamo la pazienza nelle tentazioni, la mitezza nelle offese, l’obbedienza a Dio nel dolore, in attesa che Colui che ci ha invitato ci dica: "Amico, vieni più avanti!" (cfr Lc 14,10); il vero bene, infatti, è stare vicino a Lui. San Luigi IX, re di Francia – la cui memoria ricorreva mercoledì scorso – ha messo in pratica ciò che è scritto nel Libro del Siracide: "Quanto più sei grande, tanto più fatti umile, e troverai grazia davanti al Signore" (3,18). Così egli scriveva nel suo "Testamento spirituale al figlio": "Se il Signore ti darà qualche prosperità, non solo lo dovrai umilmente ringraziare, ma bada bene a non diventare peggiore per vanagloria o in qualunque altro modo, bada cioè a non entrare in contrasto con Dio o offenderlo con i suoi doni stessi" ( Acta Sanctorum Augusti 5 [1868], 546).


Cari amici, oggi ricordiamo anche il martirio di san Giovanni Battista, il più grande tra i profeti di Cristo, che ha saputo rinnegare se stesso per fare spazio al Salvatore, e ha sofferto ed è morto per la verità. Chiediamo a lui e alla Vergine Maria di guidarci sulla via dell’umiltà, per diventare degni della ricompensa divina.

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Mis lectores leen el italiano. Seguro. Y así me ahorran la "fatica" de la traducción.
30/08/10 3:20 PM
  
Guillermo Juan Morado
Subrayo:


- Questa parabola, in un significato più profondo, fa anche pensare alla posizione dell’uomo in rapporto a Dio. L’"ultimo posto" può infatti rappresentare la condizione dell’umanità degradata dal peccato, condizione dalla quale solo l’incarnazione del Figlio Unigenito può risollevarla. Per questo Cristo stesso "ha preso l’ultimo posto nel mondo — la croce — e proprio con questa umiltà radicale ci ha redenti e costantemente ci aiuta" (Enc. Deus caritas est, 35).


- La vera ricompensa, infatti, alla fine, la darà Dio, "che governa il mondo ... Noi gli prestiamo il nostro servizio solo per quello che possiamo e finché Egli ce ne dà la forza" (Enc. Deus caritas est, 35). Ancora una volta, dunque, guardiamo a Cristo come modello di umiltà e di gratuità: da Lui apprendiamo la pazienza nelle tentazioni, la mitezza nelle offese, l’obbedienza a Dio nel dolore, in attesa che Colui che ci ha invitato ci dica: "Amico, vieni più avanti!" (cfr Lc 14,10); il vero bene, infatti, è stare vicino a Lui.
30/08/10 3:24 PM
  
Guillermo Juan Morado
El último puesto en el mundo: la Cruz. La humildad radical...

Nosotros hacemos lo que podemos. La recompensa la da Dios.

Cristo es el modelo de humildad y de gratuidad.

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Pablo: Ante lo que dice el Papa, sí que uno se queda sin palabras.
30/08/10 3:26 PM
  
Guillermo Juan Morado
Decía Simone Weil:

No amarse a sí mismo más que con un amor de compasión.

Todas las cosas creadas son objetos de compasión, porque pasan.

Todas las cosas creadas son objetos de compasión, porque son limitadas.

La compasión dirigida hacia uno mismo es la humildad.

La humildad es la única forma permitida de amor a sí mismo.

Alabanza a Dios, compasión por las criaturas, humildad para sí mismo.

Sin la humildad, todas las virtudes son finitas. Sólo la humildad las hace infinitas.
30/08/10 3:32 PM
  
Guillermo Juan Morado
Cuando preparaba el texto algo me hizo ver - ignorando, y sigo ignorándolo, si exegéticamente estaba bien fundado - que el himno de Filipenses - sobre la kénosis - tiene una correspondenca con el himno a la caridad de 1 Co 13.

Me gusta leer el texto de 1 Co 13 cambiando el sujeto. Leyendo, donde pone "la caridad", "Dios" o "Cristo". Esa lectura me llena de esperanza:

"[Dios] todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".
30/08/10 3:36 PM
  
Yolanda
Reflexivo nos viene, páter.

Bueno: Deus Caritas est, ergo leer 1 Co 13 sustituyendo caritas por Deus... sí, la verdad es quje está muy bien y, verdaeramente, llena de esperanza

Si se nos exhorta a un amor paciente, bondadoso, que no tenga envidia ni sea jactancioso o arrogante, que no se porte indecorosamente ni busque lo suyo ni se irrite, que no tome en cuenta el mal recibido. Un amor que no se regocije de la injusticia, sino que se alegre con la verdad. Que todo lo sufra,que todo lo crea, que todo lo espere, que todo lo soporte...

...se nos está exhortando a un amor que está mucho más allá de nuestras posibilidades. Así sólo es el amor de Dios.

Jesús dice “Sed pues perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto”, (Mateo 5:48) Y es una de esas frases que, desde pequeños, seguro que todos hemos escuchado con asombro: ¿es posible ser perfectos como Dios? E, igualmente, ¿nos es posible practicar la caridad como la describe 1Cor 13?

Sólo Uno es santo, y se nos invita a ser santos; sólo Uno es Bueno, y se los exhorta a practicar un Amor tal que sólo a Dios vemos capaz; sólo Uno es perfecto, y se nos manda ser perfectos.

El caso ens que el 1Cor 13, después del himno a la Caridad, san Pablo añade lo de "cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará... Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fuí hombre hecho, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, en obscuridad..." y la palabra griga que usa para "lo perfecto" es la misma que usa Jesús para decirnos "sed perfectos" (τέλειος).

Pero igual un padre o un maestro no exigen el mismo grado de perfección en una taera a un niño pequeño que a otro más mayor, pero sí pide de él tanto como sea capaz en cada etapa de su maduración, será que Dios nos pide que, tal como es su amor, así debe ser el que nosotros tendamos a dar.

Filipenses 2,1–11, que incluye el famoso himno de la kénosis empieza exhortando a un amor humilde; y es justo después de la exhortación a ese amor entregado y a esa absoluta humildad (Fil 2,1-6) cuando propone a Jesús como ejemplo de amor y humildad precisamente porque "se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil 2,7)

Bueno, pues en esa medida hemos de ser capaces de corresponder a esa perfecta caridad de 1 Cor 13 que parece tan inalcanzable, tanto que es verdad que resulta más fácil de comprender si lo pensamos como "[Dios] todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta"...etc.

Vaya rollo me ha salido. Es que me ha picado el desafío exegtico que planteaba don Guillermo. Y, como igual he dicho una barbaridad exegética, pero seguro que no una herejía, yo, tranquila

30/08/10 5:14 PM
  
Amfortas
Pero más nos valiera no alcanzar ese tipo de "honores" para no concitar envidias, no satisfacer vanamente nuestro ego y no quedar pagados con esa satisfacción vana...
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Sin duda tiene que ser difícil ser humilde cuando se reciben toda clase de honores. Pero para todos lo es en general. Recuerdo a Delibes que, en el penúltimo reconocimiento que le hicieron, preguntaba al presidente de la Junta, frunciendo el ceño, por los méritos que le hacían acreedor de la distinción. Ayer también leía que el P. Ladaria, como uno más, guardaba recientemente cola para renovarse el DNI. En fin, no son tantas las personas distinguidas y hay más de una persona humilde entre ellas. Es más, yo que ni soy profesor ni sé italiano (por decir dos cosas entre otras muchas), seguro que peco mucho más de soberbia que D. Guillermo o Yolanda.

Y perdonadme por interrumpir vuestras disquisiciones teológicas. ;)
30/08/10 5:31 PM
  
Yolanda
No interrumpes nada, Amfortas... si me he quedado sola dándole vueltas a la exégesis neotestamentaria a mi modo, jaajajja
30/08/10 5:51 PM
  
Amfortas
Sí, Yolanda, el tema de los misales parece interesar más que el de la humildad. Bueno, yo te he leído, aunque no me haya enterado de mucho, jajaja.
30/08/10 6:46 PM
  
pablo
Padre me encanta este papa. Cuando habla, habla el evangelio entero. Nos instruye en los puntos importantes, nos enseña historia, biografías de santos, etc. Y todo esto sin desecho, sin aburrir, con un nivel que todos podemos entender. Para mí es una bendición para la Iglesia este obispo universal (no sé si se puede llamar así).
Un saludo.
30/08/10 6:55 PM
  
pablo
Cada una de las afirmaciones sobre la caridad constituyen rasgos definitorios de la humildad divina reflejada en la vida de Jesús: Él – Dios – “todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

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Padre su comentario de las 3:36.

Este concepto que nos brinda en su post (humildad-amor de Cristo, Filipenses-Corintio) es lo que me llegó al corazón. Nunca me había dado cuenta antes de relacionarlo de esa forma. Y lo vi tan grande que es por eso por lo que dije que no tenía palabras para decir.
Y además me ha dado un filón para los ratos de meditación. Pues confieso que me siento como los discípulos de Emaús, que sus corazones ardían cuando el Señor les hablaba.

Yolanda interesane tu comentario de las 5:14.
30/08/10 7:20 PM
  
César Fuentes
Ay,amfortas,es que no he comentado,porque esta homilía ha sido un porrazo en mi testa,de ahí mi agradecimiento,pues sin estos bofetones que algún hermano-en este caso el páter-me da,qué sería de mí. Así que callo y doy gracias......y hago más rico al farmaceutico,he agotado sus existencias de tiritas. :)
30/08/10 8:11 PM
  
Amfortas
Bueno, César, no seas tan severo contigo mismo. Que si eso haces ahora no sé a dónde puedes llegar en Cuaresma (SPH).
30/08/10 11:29 PM
  
Guillermo Juan Morado
Eso, no sea tan severo.
31/08/10 12:10 AM

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