Breve meditación de un Domingo

Al pie de la CruzLo que sigue es es una de esas verdades cristianas que tienen como una de sus marcas de autenticidad lo grandes que nos quedan y cómo nos da hasta cierto pudor enunciarlas si contemplamos la serie de tropezones que parece por momentos nuestra vida. 

La vida cristiana es una serie de oportunidades que Dios nos da para irnos ganando el Cielo con la gracia de Dios. El contenido de esas oportunidades, en el fondo, es indiferente. Salud o enfermedad, riqueza o pobreza, situaciones favorables o situaciones adversas, son simplemente diversas formas en que se nos hace posible aceptar la Voluntad de Dios, cargar con nuestra Cruz y, por la gracia de Dios, hacer méritos para la Vida Eterna.

En ese sentido, el cristiano es invencible. Cambiarle las circunstancias es simplemente cambiarle el patrón o el diseño de una situación que en el fondo es siempre la misma: la oportunidad de seguir a Cristo y ganar el Cielo.

El único que puede vencer al cristiano es el cristiano mismo, mediante su propio pecado. Por eso  pedimos en el Padre Nuestro: “Hágase tu voluntad...no nos dejes caer en la tentación", y en casi todas las oraciones litúrgicas de petición le pedimos a Dios que nos haga cumplir su voluntad. 

No se trata de la resignación estoica, aunque tiene en común con ella, en parte al menos, lo que San Ignacio de Loyola llamaría la “indiferencia” ante los bienes creados. Para el estoico, el bien supremo es su propia voluntad, para el cristiano, el Bien Supremo es Dios, y todo se relativiza en función de Dios, como dice San Ignacio, las cosas creadas debemos quererlas “tanto cuanto” nos permitan alcanzar a Dios: si mucho, mucho, si poco, poco, si nada, nada.

La oposición irreductible entre el cristiano y el estoico está en que el estoico confía en última instancia en su propia voluntad, el cristiano confía en última instancia en la gracia de Dios y sabe que no hay locura más grande en esta vida que la confianza en sí mismo.

¡De cuántas cavilaciones y sufrimientos internos nos libraríamos si realmente pusiésemos esto en práctica! ¡Cuántos dramas famosos de la literatura universal quedarían totalmente “desinflados” si sus protagonistas aplicasen en serio este principio! En definitiva, para el cristiano los grandes acontecimientos de la vida tienen en última instancia un valor instrumental, y el fin es siempre el mismo: la Vida Eterna.

Por eso la esperanza de los santos es inconmovible y su serenidad es proverbial. No es que no les importe nada, es que sólo Dios les importa absolutamente, y todo lo demás, sólo en función de Dios. La consecuencia es que nada importa tanto en esta vida como estar unidos a Dios, estar en gracia de Dios, y para eso son fundamentales la oración, los Sacramentos, y la práctica de las virtudes cristianas.

Por supuesto, hablamos de los santos en el sentido de aquellos a los que la gracia de Dios ha unido en forma especialmente notable a Jesucristo. Nuestra naturaleza humana, en sí misma considerada y más aun teniendo en cuenta las consecuencias  del pecado original, no entra fácilmente en esta forma de ver las cosas. Nos asustamos, angustiamos, indignamos, sobresaltamos, preocupamos, etc., o nos encantamos a veces también demasiado, por esto y por aquello.

Por eso nuestra lucha espiritual, con la ayuda de la gracia de Dios y no sin ella, consiste también en ir adquiriendo esta forma de ver las cosas que es la real, la verdadera.  

Por lo dicho, muchas de nuestras lamentaciones simplemente no tienen sentido alguno. Que no logré esto, que perdí aquello, que no tuve lo de más allá, y que me pasó aquello otro. La única pregunta importante es si en esas circunstancias hice o no hice la Voluntad de Dios, y si la respuesta es negativa, tenemos el Sacramento de la Reconciliación, y a seguir adelante.

Por ejemplo, la situación actual de la Iglesia, que posiblemente sea la peor en toda su historia. Por nuestra fe sabemos que la Iglesia es indefectible, o sea, que puede agonizar todo lo que quiera y por el tiempo que quiera, pero no puede morir. En ese sentido, es curioso cuánto poder y cuán poco poder tiene un jerarca de la Iglesia infiel a su misión.  Pero aquí también se aplica lo anterior: es una circunstancia más en la que tenemos la oportunidad de seguir a Jesucristo, como lo sería también, igualmente, si los asuntos eclesiales fuesen viento en popa y realmente estuviésemos viviendo la “primavera” que han alucinado algunos.

Y seguir a Jesucristo nunca puede significar salirnos de su Iglesia. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo.  Y por lo general la Cruz no se elige, sólo se acepta o se rechaza. A lo mejor alguien pensaba llegar al Cielo siendo mártir bajo las órdenes de una Jerarquía de santos. Por eso el refrán: cuando quieras hacer reír a Dios cuéntale tus planes.

Como dice San Pablo: porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos. Amén. Y que María Corredentora y Mediadora de todas las gracias ruegue por nosotros.

44 comentarios

  
sofía
Excelente meditación. No puedo estar más de acuerdo en todo. Son ideas constructivas que edifican la fe y la confirman.
Y sin embargo, qué lejos queda todo esto de cierta especulación filosófica que oscurece la inmensa bondad de Dios y su amor a todas las criaturas, ignorando la realidad de que Dios nunca las abandona si ellas no se empeñan en alejarse de Él primero.
Ninguna lotería arbitraria y caprichosa ha elegido el destino de nadie antes de nacer.
Saludos cordiales.

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En efecto, ninguna lotería arbitraria ni caprichosa. Solamente el hecho de que para que la creatura abandone a Dios es necesario que Dios permita que lo abandone, cosa que siempre puede impedir con su gracia, porque Dios es Omnipotente y en sus manos está hasta el libre querer de nuestros corazones, por su buena Voluntad, como dice la Escritura.

Es evidente por eso que es Dios el que decide para cada caso permitir o no permitir el pecado. Y eso no es lotería caprichosa, es el libre don de la gracia divina, que porque es gracia, no es debida ni está Dios bajo la obligación de darla a nadie.

Y por supuesto, que en un sentido, todo lo que Dios hace lo hace "antes de que nazcamos", porque lo hace desde su inmutable Eternidad. Para Dios no hay antes y después, no hay novedades. Las novedades se dan solamente en el término creado de las Voluntades divinas, no en esas mismas Voluntades que se identifican con el Dios Eterno e Inmutable.

Saludos cordiales.
17/11/25 3:02 AM
  
eclesiam day
En efecto, ninguna lotería arbitraria ni caprichosa. Solamente el hecho de que para que la creatura abandone a Dios es necesario que Dios permita que lo abandone, cosa que siempre puede impedir con su gracia, porque Dios es Omnipotente y en sus manos está hasta el libre querer de nuestros corazones, por su buena Voluntad, como dice la Escritura.

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Sugerencia de redacción teológica más precisa:

Ninguna acción de Dios es arbitraria ni caprichosa. Que la creatura se aparte de Dios solo ocurre porque Dios, en su respeto a la libertad, lo permite.


Usted dice: “cosa que siempre puede impedir con su gracia”

La gracia de Dios sana y fortalece la voluntad, permitiendo que nadie se pierda si realmente coopera. Sin embargo, la frase podría interpretarse como que Dios obliga a la criatura a permanecer en Él, lo cual no es exacto; Dios no fuerza la libertad, sino que ofrece la gracia suficiente para evitar el mal.


Usted dice: "Es evidente por eso que es Dios el que decide para cada caso permitir o no permitir el pecado."

¿ Quiere decir con esto que hay casos en los que la persona estaría decidida a pecar libre y conscientemente según circunstancias concretas de tiempo y espacio pero Dios lo evita ? No sería mejor decir, que Dios en la sucesión del tiempo coloca donde y cómo quiere las acciones pecaminosas que Él sabe de antemano se van a dar en virtud de la libertad humana? Como dijo (creo que San Agustín o Sto Tomas): " sabe el pintor donde colocar el color negro para que surja una obra de arte beññísimo, no va a saber Dios donde colocar al pecador para que haya orden en el mundo ?"

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Es que la misma decisión de pecar ya es un pecado y ya tiene que ser previamente permitida por Dios. Como digo en otra respuesta, Dios no actúa desde fuera sobre la libertad creada, sino desde dentro, porque una libertad creada, por definición, no puede ser una libertad independiente de Dios.

Por eso, cuando Dios mueve infaliblemente a una creatura a realizar un acto libre, no la está obligando a nada, porque es un acto libre. Esa infalibilidad es justamente la garantía de que no hay obligación ni "falta de respeto a la libertad", porque es la infalibilidad de que se produzca un acto libre.

Repito, Dios no cambia, no toma nota de lo que va haciendo la creatura, lo sabe todo y lo quiere y decide todo desde una Eternidad inmutable que es anterior a todo lo que sucede en la creación.

Saludos cordiales.
17/11/25 3:52 AM
  
Betania in albis
Solamente el hecho de que para que la creatura abandone a Dios es necesario que Dios permita que lo abandone, cosa que siempre puede impedir con su gracia, porque Dios es Omnipotente y en sus manos está hasta el libre querer de nuestros corazones, por su buena Voluntad, como dice la Escritura.

Es evidente por eso que es Dios el que decide para cada caso permitir o no permitir el pecado.

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Dios no se dedica a correr detrás de cada pecador decidido a pecar como un vigilante celestial con silbato en mano. No detiene a alguien que ya ha decidido traicionar, mentir o cometer injusticias graves como si fuera un guardia que impide cada mal paso. Su acción es mucho más sutil y grandiosa: coloca al pecador donde su providencia lo dicta, como un director de orquesta que sabe exactamente cuándo cada instrumento debe entrar, incluso si algunos músicos desafinan. Si una persona se deja arrastrar por la avaricia, la violencia o la traición, Dios no anula su libertad; más bien, dispone el tiempo y el espacio de tal forma que esa elección se integre en un tejido mayor, que puede abrir caminos de reparación, despertar conciencia en otros o incluso, a la postre, conducir a la propia conversión.

Es como un pintor que coloca con precisión cada sombra, cada tono oscuro, sabiendo que esos matices son necesarios para que la obra sea completa y armoniosa. Del mismo modo, Dios sabe dónde “colocar” al pecador para que, incluso en medio del pecado, el mundo conserve un orden oculto y una belleza que solo Él ve en su totalidad. No se trata de justificar el mal ni de minimizar la gravedad del pecado; se trata de comprender que la libertad humana no es anulada, sino integrada en la providencia divina.

Así que, incluso ante los errores más graves, podemos confiar en que nada se pierde y nada ocurre fuera del gran plan. Y sí, eso incluye los pecados que nos parecen inexplicables o que nos llenan de ira y desesperación: incluso ellos, misteriosamente, están bajo la sabia disposición de Dios. Si Dios fuese un jefe irritado intentando detener cada metedura de pata, la humanidad sería un caos total; pero como gran Artista del tiempo y la historia, Dios sabe dónde poner cada sombra, cada contradicción, para que el cuadro final sea infinitamente más bello de lo que podemos imaginar. Y mientras nosotros nos preocupamos por el desorden, Él ya está viendo el patrón completo, sonriendo con esa paciencia divina que nos supera y, a veces, hasta nos divierte.

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Todo ese discurso ignora continuamente que efectivamente Dios puede, si quiere, impedir cada pecado, sin anular para nada la libertad de las creaturas racionales.

Es falsa la alternativa entre Dios que interviene desde fuera tratando de obstaculizar las acciones humanas y Dios que prevé simplemente cómo reaccionarán las personas en tales y tales circunstancias. Falta justamente la alternativa verdadera: Dios que mueve infaliblemente a las voluntades creadas a la realización de actos libres, no como una intervención externa y "a posteriori", sino porque esa es la única forma en que puede funcionar una libertad creada.

Lo que pasa es que la mentalidad secularizada, aún si es creyente, piensa a las creaturas como si fuesen dioses, es decir, como si fuesen realidades absolutamente independientes en su ser y en su obrar, y ve a Dios como una especie de visitante ocasional, cuando en realidad, Dios es el presupuesto necesario de la existencia del mundo y el Primer Motor de todos los cambios mundanos, incluidos los de las voluntades creadas.

Es decir, nos hemos acostumbrado a pensar en las creaturas en forma inconscientemente atea. En realidad, pensar a la creatura implica pensar a Dios, sin el cual la creatura no es ni siquiera posible.

Saludos cordiales.
17/11/25 3:59 AM
  
Néstor
En realidad, la elección, la reprobación y la predestinación son una consecuencia directa de la Inmutabilidad divina, supuesto que algunos se condenan. Dios no cambia, y entonces, no puede estar tomando nota de lo que hacemos.

El molinismo trató de esquivar esto apelando a la ciencia divina de los “futuribles”, pero entonces trasladó el problema precisamente al mundo futurible contemplado por la “ciencia media” divina: un mundo en el cual, o no hay Dios, o hay un Dios que va tomando nota de lo que hacen las creaturas. Todo eso, como dijimos, contemplado por la “ciencia media” de un Dios Inmutable que no toma nota de nada: una gran contradicción.

Dios no cambia. Las decisiones divinas no cambian. No comienzan a existir, son eternas como Dios mismo, y en ese sentido, son obviamente anteriores a toda la historia del cosmos, aunque no se trate de una anterioridad temporal.

La única posibilidad de albergar una libertad creada en ese contexto es justamente, si esa libertad creada es, en todo lo que tiene de ser y bien, y por tanto, también de libertad, fruto de las libres, eternas e inmutables decisiones divinas, y si en lo que tienen de malo esas decisiones libres de las creaturas tienen como presupuesto y condición necesaria las libres, eternas e inmutables permisiones divinas.

Bajo una Voluntad divina Omnipotente, eterna e inmutable que se extiende a todo lo que sucede fuera de Dios, las decisiones libres correctas de las creaturas sólo pueden ser efecto de esa Voluntad divina, y por eso mismo, si Dios permite el pecado, el pecado ocurre, porque la creatura peca o no peca, y que no peque es efecto de una libre Voluntad divina que falta justamente cuando Dios permite el pecado.

Así, la Omnipotencia divina, lejos de ser un obstáculo para nuestra libertad, como pensaba Lutero en “De Servo Arbitrio”, es lo único que la hace posible, porque esa Voluntad divina inmutable que se extiende a todo lo que sucede fuera de Dios sólo puede tener bajo sí actos libres de las creaturas racionales porque también es una Voluntad Omnipotente, ya que sólo la Omnipotencia puede causar en otro ser un acto libre.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:05 AM
  
eclesiam day
Blogger dice

Es evidente por eso que es Dios el que decide para cada caso permitir o no permitir el pecado.


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Podemos afirmar con certeza, porque lo revela el Catecismo de la Iglesia Católica, que Dios permite los pecados y no anula la libertad humana (CIC 302-306, 1730-1732). Esto significa que los actos humanos libres, incluso los pecaminosos, se integran en la providencia divina: Dios sabe de antemano quién pecará, dónde y cuándo, y coloca esos actos dentro de su plan sin coartar la libertad de la creatura.

Por tanto, es absolutamente legítimo afirmar que Dios integra los pecados libres dentro de su providencia. Esta afirmación se basa en datos revelados, es decir, hechos de fe: la Escritura y el Magisterio lo enseñan con claridad. Dios puede permitir el pecado para que, incluso en medio del mal, se cumpla un bien mayor que Él ha previsto. Esto no disminuye la responsabilidad del pecador; al contrario, su libertad sigue siendo plena y operativa.

Lo que no se puede demostrar, y aquí radica el error del argumento contrario, es que Dios haya intervenido activamente para impedir que un pecador decidido a pecar cometa el pecado. Aunque Dios es todopoderoso, y ciertamente podría hacerlo, la revelación nos asegura que Él no anula la libertad humana, ni actúa como un policía celestial que detiene cada mal acción. Pretender lo contrario sería contradecir el Magisterio y la doctrina católica sobre la libertad y la providencia.

En resumen: la teología católica no deja lugar a dudas. Dios integra los actos libres —incluso los pecaminosos— en su plan providencial, los permite según su sabiduría, y respeta la libertad humana hasta el último instante.

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Ningún policía celestial, y si hablamos de teología católica, hablemos de Santo Tomás de Aquino y de lo que él dice sobre la relación entre la Providencia y la libertad de las creaturas racionales. Como digo en otra respuesta, la misma decisión de pecar tiene que ser permitida por Dios. Nada sucede en lo creado al margen de la Voluntad del Omnipotente. Eso no es anular la libertad creada, es hacerla posible, porque no es posible sino en dependencia del Creador.

La expresión "Dios respeta la libertad" es una expresión típica de la forma secularizada de pensar para la cual Dios es un extraño, visitante ocasional del mundo, en vez de ser la condición de posibilidad del mundo mismo y de todo lo que sucede en él. La forma en que Dios respeta la libertad creada es moviéndola a realizar sus actos libres, porque no hay otra libertad creada posible que ésa.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:09 AM
  
eclesiam day
Lo encontré:

San Agustín, gran teólogo de la providencia divina, dice que «así como los hombres malos usan mal de las criaturas buenas, así el Creador bueno usa bien de los hombres malos. El Creador de todos los hombres sabe lo que debe hacer con ellos. El pintor sabe dónde poner el color negro para que salga un hermoso cuadro, y ¿no sabrá Dios dónde poner al pecador para que haya orden en el mundo?» (ML 38,1382).

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Sí, pero San Agustín no era molinista, al contrario, Molina escribe explícitamente contra San Agustín.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:11 AM
  
Bethlen
Nestor:

y realmente estuviésemos viviendo la “primavera” que han alucinado algunos.

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Néstor, afirmar que San Juan Pablo II “alucinaba” al profetizar una gran primavera eclesial no solo es impreciso, sino también ofensivo para la memoria y autoridad de un santo pontífice. Durante todo su pontificado, Juan Pablo II trabajó incansablemente para renovar la vida de la Iglesia, promover la santidad, el apostolado y la evangelización, cumpliendo en gran medida la “primavera” que vislumbró, aunque sus frutos se desplieguen en el tiempo según la Providencia de Dios.

Históricamente, recordemos que grandes primaveras eclesiales han ocurrido incluso en contextos mucho más hostiles y decadentes que los actuales: por ejemplo, tres siglos después de los milagros de Jesús, en medio de un Imperio romano cruel y pagano, la conversión del imperio marcó un resurgir espiritual extraordinario. Decir que la visión de Juan Pablo II es ilusoria, cuando apenas han pasado 30 años desde su pontificado, demuestra una visión corta y superficial de la historia de la Iglesia.

Además, desde la perspectiva de la fe, la profecía y la labor de los santos no se mide por la rapidez de su cumplimiento, sino por su fidelidad a la voluntad de Dios. Es probable que, cuando llegue esa primavera eclesial completa, aquellos que la negaron o insultaron la contemplen desde el purgatorio, reconociendo con humildad que la sabiduría y la visión de los santos trascienden nuestro juicio limitado y nuestras críticas inmediatas.

En suma: desacreditar la profecía de San Juan Pablo II es no comprender ni la historia ni la fe, y subestimar la obra de Dios en la Iglesia. La verdadera primavera eclesial no depende de nuestras expectativas inmediatas, sino del plan providencial de Dios, que se cumple con paciencia y fidelidad.

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No se alucina cuando se desea una primavera eclesial para el futuro, se alucina cuando se dice, sugiere, insinúa o piensa que lo que vivimos actualmente es una primavera eclesial. Contra facta non valet argumenta. Y no me vengan con épocas anteriores que supuestamente fueron peores, porque nada es peor que la anarquía doctrinal en que actualmente estamos de hecho sumergidos.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:20 AM
  
Betania in albis
Todo ese discurso ignora continuamente que efectivamente Dios puede, si quiere, impedir cada pecado, sin anular para nada la libertad de las creaturas racionales.

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Néstor, parece que no has comprendido bien la cuestión. No se trata de presentar una falsa alternativa entre, por un lado, un Dios que interviene desde fuera tratando de obstaculizar cada acción humana y, por otro, un Dios que simplemente prevé cómo reaccionarán las personas en ciertas circunstancias.

Lo que sabemos con certeza, y esto es lo que nos enseña la fe, es que aunque Dios puede hacer lo que quiera, lo que sabemos con certeza es que Él no anula la libertad humana. Más aún, Dios integra los actos libres de cada creatura en su plan providencial, concebido incluso antes de nuestra existencia. Esto está expresamente afirmado en el Punto 600 del Catecismo Mayor: la libertad no se destruye ni se suprime, sino que cada acción humana libre se incluye dentro del orden providencial de Dios.

Por lo tanto, hablar de lo que Dios podría hacer no cambia lo que sabemos con certeza sobre cómo Él actúa: permite los actos libres y los incorpora en su plan eterno, respetando la libertad humana. Insistir en que Dios debería “impedir” los pecados como una especie de policía celestial es ignorar la enseñanza clara de la fe católica sobre la providencia y la libertad.

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Es que lo que Dios puede hacer es vital, porque lo que puede hacer, y no hace, es porque no quiere hacerlo. Por tanto, si puede impedir un pecado, y no lo hace, es porque no quiere impedirlo, y eso es lo mismo que decir que quiere permitirlo.

Ningún policía celestial. Es que lo que el Omnipotente no quiere o permite, simplemente no sucede. Eso es la fe católica expresada al comienzo del Credo: Dios Todopoderoso.

Permitir es no impedir, y Dios siempre puede impedir cualquier pecado.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:24 AM
  
Betania in albis
Perdone Nestor, pero toda mi argumentación se basa en el Catecimo Mayor:

600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de "predestinación" incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia: "Sí, verdaderamente, se han reunido en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, que tú has ungido, Herodes y Poncio Pilato con las naciones gentiles y los pueblos de Israel (cf. Sal 2, 1-2), de tal suerte que ellos han cumplido todo lo que, en tu poder y tu sabiduría, habías predestinado" (Hch 4, 27-28). Dios ha permitido los actos nacidos de su ceguera (cf. Mt 26, 54; Jn 18, 36; 19, 11) para realizar su designio de salvación (cf. Hch 3, 17-18).

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Claro, pero "incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia" no tiene porqué interpretarse como que esa respuesta libre del hombre se da independientemente de Dios y luego Dios la integra en su plan. San Agustín y Santo Tomás lo entienden al revés: está desde la Eternidad en el plan de Dios esa respuesta libre del hombre, y está en ese plan divino, porque Dios la quiere, si es buena, porque Dios la permite, si es mala.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:28 AM
  
eclesiam day
El Catecismo (CIC 600, 1730-1732) afirma que Dios respeta la libertad humana y permite los actos libres dentro de su providencia; esto es coherente con el molinismo.

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Y también con el tomismo, que dice que Dios mueve infaliblemente a las creaturas para que éstas realicen sus actos libres. La expresión "Dios respeta la libertad" no se encuentra en esos numerales del Catecismo. Además, Dios permite solamente los actos malos. Los actos buenos no los permite: los quiere y los causa.

Saludos cordiales.
17/11/25 4:41 AM
  
eclesiam day
Usted dice:

Dios que mueve infaliblemente a las voluntades creadas a la realización de actos libres, no como una intervención externa y "a posteriori", sino porque esa es la única forma en que puede funcionar una libertad creada.

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Esto está en algún Catecismo; en algún canon de concilio ? De dónde saca esa afirmación? Gracias de antemano


Es compatible esa afirmación con el punto 600 del Catecismo Mayor?

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Ésa es la teología de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino, las dos mayores referencias teológicas de la Iglesia latina, el último recomendado por los Papas como "Doctor Común de la Iglesia" y como la doctrina teológica más segura.

Saludos cordiales.

17/11/25 4:44 AM
  
eclesiam day
Conozco a un obispo que pone estos dos ejemplos siempre:


+ Cuando una persona se equivoca y utiliza mal su libertad, Dios reconfigura su camino como un GPS del mismo modo que cuando te equivocas de la ruta marcada.

+ Una obra buena es 100% de Dios y 100% del Hombre.


¿Podría comentarlas?

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La segunda frase es tomismo puro, al menos si se entiende en el sentido de que la obra buena es 100 % de Dios como Causa Primera, y 100 % del hombre como causa segunda, o sea, movida por la Causa Primera. Como el techo de la Sixtina es 100 % de Miguel Ángel y 100 % de su pincel, con la diferencia de que el pincel de Miguel Ángel no actuaba libremente, lo cual se entiende fácilmente teniendo presente que Miguel Ángel tampoco era Dios.

La primera frase no es clara. Si se entiende en el sentido de que cambia el plan eterno de Dios, es falsa, obviamente. Dios es Inmutable, está fuera del tiempo, no tiene antes ni después, no puede cambiar. Tampoco empezó a tener un plan, lo tiene desde la Eternidad, como existe desde la Eternidad.

Y si no se la entiende así, entonces no se ve porqué Dios debería reconfigurar nada, fuera del hecho de que Dios puede hacer volver al buen camino a esa persona, moviendo, precisamente, su libertad para que retome la buena senda.

Saludos cordiales.
17/11/25 5:03 AM
  
eclesiam day
Dios que mueve infaliblemente a las voluntades creadas a la realización de actos libres, no como una intervención externa y "a posteriori", sino porque esa es la única forma en que puede funcionar una libertad creada.

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Bueno, Nestor, con todo respeto: el párrafo nos ha quedado un pelín abstracto. Así que vamos a preguntarle algo de forma más directa:

¿Sería ortodoxo —conforme a la doctrina tomista— decir lo siguiente?

Que antes de crear el mundo, Dios, que contempla eternamente todas las posibilidades, todas las circunstancias y todas las miríadas de actos libres que cada creatura realizaría una vez creado el tiempo y el espacio, los ve todos en acto (porque en Dios no hay futuro ni pasado), y sin anular jamás la libertad, los ordena todos conforme a un único plan eterno e inmutable que Él ha concebido desde siempre.


Él ve todos los actos libres como realmente libres, pero vistos “desde arriba”, no como una secuencia temporal.

Dios no anula la libertad:

La libertad humana es una causa segunda real, cuya acción Dios sostiene sin destruirla.

El acto libre es verdaderamente del hombre, pero está sostenido por la causa primera.

Dios ordena todos esos actos en un plan único e inmutable:

Ese plan incluye todas las acciones libres: buenas, malas, heroicas y dolorosamente torcidas.

La creación es el despliegue temporal de ese plan eterno:

Lo que para nosotros sucede “paso a paso”, para Dios es un único acto inteligible.

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Eso suena en todo caso más a molinismo, que no ha sido condenado por la Iglesia, obviamente, pero que yo, junto con los demás tomistas, entiendo que es falso.

La cuestión es si Dios mueve o no mueve efectivamente, eficazmente, a las libertades creadas. El molinismo está hecho en el fondo para decir que no las mueve, porque lo que Dios ve en esa "ciencia media" es unas libertades creadas "futuribles" que actúan sin ser movidas por Dios.

Lo que pasa es que, según el molinismo puro al menos, Dios ve cómo responderían a la gracia en determinadas circunstancias las creaturas racionales, y elige para la Vida eterna los que responderían positivamente. Así es como Dios "ordena su plan" en el molinismo.

Los tomistas decimos que Dios mueve a las libertades creadas y que entonces no necesita ninguna "ciencia media", le alcanza con saber cómo ha determinado moverlas. Y objetamos que lo que según el molinismo Dios contempla en su "ciencia media" es un mundo futurible ateo, sin Dios, porque es un mundo en el que la creatura se mueve sin ser movida por el Creador.

Saludos cordiales.
17/11/25 5:09 AM
  
eclesiam day
Y objetamos que lo que según el molinismo Dios contempla en su "ciencia media" es un mundo futurible ateo, sin Dios, porque es un mundo en el que la creatura se mueve sin ser movida por el Creador.
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Entonces soy tomista porque creo firmemente:

El
Catecismo de la Iglesia Católica explica que Dios no solo crea las cosas, sino que también las sostiene y las guía constantemente, dándoles tanto el "ser" como el "obrar".

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Ésa es una gran verdad, ciertamente.

Saludos cordiales.
17/11/25 5:29 AM
  
eclesiam day
pero mi texto:

"Que antes de crear el mundo, Dios, que contempla eternamente todas las posibilidades, todas las circunstancias y todas las miríadas de actos libres que cada creatura realizaría una vez creado el tiempo y el espacio, los ve todos en acto (porque en Dios no hay futuro ni pasado), y sin anular jamás la libertad, los ordena todos conforme a un único plan eterno e inmutable que Él ha concebido desde siempre."


No puede ser molinista ni ateo porque cuando digo que Dios ordena, en esa frase (Dios ordena), está implícito que son ordenadas por la Gracia.

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Bien, pero entonces tampoco hace falta, según el tomismo, que lo que Dios contempla en ese caso sean posibilidades y no realidades efectivas. O sea, sigue sin hacer falta la "ciencia media" molinista.

Porque al conocer sus propios libres decretos para lo realmente existente, Dios ya conoce lo realmente existente, pues son decretos libres de la Omnipotencia.

Más aún, sólo así, dice Santo Tomás, puede Dios conocer la existencia actual de las creaturas, porque Dios, absolutamente Perfecto desde siempre e Inmutable, no puede recibir nada de las creaturas, tampoco el conocimiento de lo que tiene que ver con esas creaturas.

Saludos cordiales.
17/11/25 5:31 AM
  
sofía
Es necesario recordar que hay tomistas no bañecianos como Marín Solá o Maritain.
No hay por qué creer en la reprobación negativa antecedente, aunque no esté condenada como la doble predestinación calvinista.
Un católico puede elegir la hipótesis teológica que más le cuadre con la revelación y el sentido común.
Los límites son los que establece la Iglesia: el pelagianismo, el jansenismo, el luteranismo, el calvinismo... Evitar las herejías y ser fieles a la doctrina católica.
Y rechazar todo lo que dañe su fé en el Dios justo y misericordioso que se revela en Jesucristo.

Cierto que está bien intentar comprender el misterio de Dios dentro de nuestras limitaciones. Está bien su crítica al luteranismo por rebajar la omnipotencia de Dios precisamente en nombre de su omnipotencia e inmutabilidad, pero a su vez eso es lo que hace UD mismo cuando asegura que Dios no puede hacer mociones rompibles. Está bien señalarle a Calvino la asimetría entre el bien y el mal, pero luego Uds los bañecianos son incapaces de llevar esa asimetría hasta sus ultimas consecuencias.

Lo importante es tener claro lo que es realmente doctrina católica y diferenciarlo de lo que son hipótesis teológicas no obligatorias.
Luego nos podemos preguntar qué es lo que edifica y alimenta la fe. Está meditación que nos ofrece es excelente en ese sentido. Sus teorías filosóficas no siempre me lo parecen, la verdad
Y tener la última palabra no le da la razón.
Saludos cordiales

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El principal problema que tiene el bañecianismo es que no existe. Nadie va a pensar que Molina era tomista, empezando por el mismo Molina, que reconoce al comienzo de su obra que se opone en ese punto a San Agustín y a Santo Tomás. La reacción de Báñez es simplemente la lógica en los dominicos, que son tomistas. Y como hemos visto por los textos mismos de Santo Tomás, Bañez no hace otra cosa que exponer el pensamiento del Aquinate.

Lo que pasa es que las circunstancias históricas dieron lugar al desarrollo de lo que los tomistas han llamado la "comedia bañeciana". Nadie quería decir que iba en contra de Santo Tomás, en eso Molina no fue seguido por sus mismos discípulos. De ahí que se cargó al pobre Báñez con las críticas que en realidad iban dirigidas al tomismo.

Es lógico que esa "comedia" se haya intensificado después de que León XIII, en la encíclica "Aeterni Patris", puso a Santo Tomás como modelo y guía de los estudios filosóficos y teológicos en la Iglesia.

Y nadie va a encontrar, obviamente, en Santo Tomás las "mociones rompibles" o "falibles" de Marín-Solá y Maritain, que son claramente un intento de hallar una tercera vía entre el tomismo y el molinismo.

En cuanto a la Omnipotencia divina, es la capacidad de hacer todo aquello que no implica contradicción. Y las mociones divinas "rompibles" o "falibles" implican contradicción, porque implican que Dios puede fallar, ya que la moción, activamente tomada, es el acto del que mueve.

Dios no puede fallar, y por eso tampoco puede querer fallar, ni puede permitir su propio fallo, como no puede querer ni permitir que los círculos sean cuadrados.

Cuando alguien falla en hacer algo es porque interviene alguna causa que escapa a su control, pero nada escapa al control de la Causa Primera, ya que las causas segundas actúan solamente en tanto son movidas a actuar por la Causa Primera. Por eso la Causa Primera no puede fallar.

No puede haber sorpresas ni novedades para el que es Omnipotente, como no puede haberlas tampoco para el que es Inmutable.

Lo que pasó fue que la teología jesuítica se comenzó a formar en un ambiente que ya estaba cargado de nominalismo. El mismo San Ignacio tuvo profesores nominalistas en la universidad de París. El nominalismo hace imposible la analogía del ente, y sin la analogía del ente no se puede pensar la relación entre el Creador y la creatura sino en términos de oposición, como hace Karl Barth.

Por eso los nominalistas no pueden entender que María sea Corredentora, por ejemplo.

"Ente" es "aquello que es". Tanto Dios como la creatura, por tanto, son entes, pero qué distintos que son. Y qué distinta es su forma de ser "entes". La misma palabra "ente", dicha de Dios y de las creaturas, significa algo en parte igual, y en parte diferente. Simplemente hablando, diferente, y bajo cierto aspecto, igual.

Y por eso es que la creatura, a pesar de que existe, no compite con Dios. Hay que darle su crédito, aún en el error, a Parménides, cuando razonó que el ente sólo puede ser uno, porque fuera del ente sólo habría el no ente, que por definición no es.

De eso sólo nos saca la analogía del ente, el cual, como dice Aristóteles, "se dice de muchos modos". Lo que dice Parménides es válido respecto del ente realizado en forma absolutamente perfecta, pero puede haber participaciones imperfectas en el ente, que somos nosotros, justamente, y que por eso mismo serán "ente" en un sentido imperfecto, participado, o sea, análogo.

Y entonces no hay competencia posible, porque hay dos niveles distintos, el del Ente Perfecto, que es Dios, y el de los entes imperfectos, que son las creaturas. Para chocar hay que ir por la misma vía. La Virgen puede ser todo lo Corredentora que se quiera, lo será siempre en el segundo nivel, el de lo creado, participado, imperfecto, analógico y dependiente del primer nivel, el del Creador.

Pero entonces ya no hace falta el "parte y parte" típico de la mentalidad nominalista: esto es de Dios, esto otro es de la creatura. Por el contrario, el 100 % es de Dios como Causa Primera (primer nivel) y el 100 % es de la creatura como causa segunda (segundo nivel).

No hay que hacerle lugar a la creatura y a su libertad haciendo retroceder un poco al Creador. Al contrario, cuanto más actúa la Causa Primera, más actúa la causa segunda, e inversamente. El "respeto de Dios por la libertad creada" es lenguaje nominalista.

El nominalismo dice que a nuestros conceptos universales no les corresponde nada en la realidad fuera de un conjunto de individuos que no tienen nada en común entre sí. A partir de ahí, todo discurso acerca del "ente en general" se vuelve ficticio, y por tanto, desaparece la analogía del ente. Y entonces, se entra inevitablemente en la oposición entre el Ser y los seres, entre Dios y las creaturas, que es la base de la teología de Lutero en "De Servo Arbitrio", resucitada por Barth en su comentario a la Carta a los Romanos.

Y eso es el calvinismo, también, claro. Si Dios es libre, el hombre no puede serlo.

Es decir, en el fondo, vuelta a Parménides, pero por el camino opuesto. Para Parménides sólo existe el Ser, para los nominalistas el "ser" es sólo una palabra, pero en ambos casos, es algo unívoco, que significa siempre exactamente lo mismo, no hay analogía del ente.

El molinismo es justamente la quintaesencia del "parte y parte". La gracia divina es eficaz, dice el molinismo, por el consentimiento de la creatura. Dios da una parte, el hombre hace la otra parte. Dos hombres reciben de Dios la misma gracia, uno se salva, el otro no, porque el primero puso la parte que le faltaba al don de Dios, el segundo no lo hizo. Donde Dios avanza, el hombre retrocede, y viceversa. Mucho respeto por todas partes.

El tomismo es exactamente lo contrario. Todo es de Dios como Causa Primera y todo es de la creatura como causa segunda. El hombre no pone nada que no reciba de Dios. La gracia eficaz lo es por sí misma, no por el consentimiento de la creatura racional. Dos hombres que reciben exactamente lo mismo de Dios, o se salvan los dos o se condenan los dos, porque todo es don de Dios, incluido lo que hacemos nosotros. Y el respeto consiste en que Dios nos mueve en forma infalible a obrar libremente, como creaturas racionales que somos.

Y el "marinsolismo" es poner al molinismo al comienzo del tomismo, las gracias falibles antes que las infalibles. En las "mociones falibles" vuelve el "parte y parte": Dios da la moción falible, ésa es su parte, el hombre no la hace fallar, pudiendo hacerlo, ésa es su parte. Es en el fondo la misma gracia eficaz por el consentimiento de la creatura de los molinistas, sólo que puesta en forma negativa: en vez de hacer algo para completar la obra de Dios, el hombre no hace nada para impedirla, pudiendo hacerlo, claro.

Saludos cordiales.
17/11/25 9:35 AM
  
Marta de Jesús
Dios mueve infaliblemente las voluntades creadas de sus criaturas... entiendo que se refiere únicamente a lo que sucede por su querer, no? Pero, y qué pasa con el mal que sucede por permisión, lo que Él no quiere, pero aún así permite? No precisa de un preveer por parte de Dios para encajar el puzle de su plan? Pueda parecer un recurrir a esa ciencia media, no sé. O cómo se explica en el tomismo sin caer en la doble predestinación? El otro día leí que Iscariote solo cumplía una orden. Mande? Como no sea orden del demonio al alejarse de Dios...

Otra pregunta. La gracia eficaz es la suficiente aceptada por la criatura movida por Dios? No son dos gracias diferentes, en realidad es una, en un caso aprovechada y en otro desechada? En ambos casos bajo el libre albedrío personal.

Personalmente la frase que más recorre mi mente últimamente es la de S.Pablo. Qué tengo yo que no haya recibido? Nada. Absolutamente nada.

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En el acto del pecado, el tomismo distingue lo que ese acto tiene de ser y de bien, y lo que tiene de pecado y de mal, recordando que el mal es una falta de ser, un privación, es decir, la carencia de algo que se debería tener.

Lo que el acto del pecado tiene de ser y de bien es querido y causado por Dios, Ser y Bien Supremo, no puede haber ser y bien en lo creado que no venga de Él.

Lo que el acto del pecado tiene de pecado, de mal y de no ser, no es querido ni causado, sino solamente permitido, es decir, no impedido, por Dios. Su única causa es la voluntad falible de la creatura racional.

Todo lo que sucede "ad extra", entonces, Dios lo conoce conociendo sus libres decretos, sea de querer, sea de permitir.

Por eso, propiamente hablando, Dios no prevé nada, ve todo como presente, porque esos libres decretos traen a la existencia actual lo que es bueno o permiten la existencia actual de lo que es moralmente malo.

Dios no manda a Judas que peque, permite que lo haga, y entonces Judas peca libremente, porque sólo tiene dos alternativas: peca o no peca, ambas cosas libremente. Para lo segundo, que es algo bueno, tiene que ser movido por Dios, pero entonces Dios impediría su pecado en vez de permitirlo. Dada la permisión divina, y en la ausencia por tanto de la moción divina al acto bueno, Judas peca libremente.

Por eso mismo la gracia eficaz y la gracia suficiente son esencialmente distintas. La primera da el poder hacer, la segunda da el hacer de hecho. La gracia eficaz, siempre según el tomismo, claro, es eficaz por sí misma, no por el consentimiento de la creatura, es decir, en vez de recibir su eficacia de ese consentimiento, produce infaliblemente ese consentimiento libre de la creatura racional.

Y por eso lo que dice San Pablo: "¿Qué tienes que no hayas recibido?" ¿Acaso el libre consentimiento a la gracia eficaz? No, tampoco eso.

Saludos cordiales.
17/11/25 12:54 PM
  
Marta de Jesús
Respecto a la primavera, creo que pueda ocurrir como con la venida del Mesías. No fue el guerrero derrocador de Roma que muchos esperaban. Tampoco vino con sus ángeles a sentarse en su trono Glorioso (eso lo veremos a Su Vuelta), como pensaban otros. Pues ídem respecto a la primavera. Podemos creer ver mejor que los judíos de entonces y estar tan ciegos o más. No creo que vaya a haber segunda cristiandad, segunda vuelta, números impresionantes, un cambio mundial hacia Cristo. Que yo no lo crea no quiere decir que no vaya a pasar, ojo. Solo es mi parecer al respecto. Creo que la primavera pueda ser mucho más humilde e inesperada que la prevista, pues el invierno habría sido también mucho más devastador de lo aparente. Creo que pueda ser un simple preparar la Vuelta. Un resto fiel purificado en las pruebas, creciendo poco a poco, sin gran ostentación, preparando el Camino al Señor, anunciando a quien quiera escuchar, que el Reino de Dios está cerca, para que no se lo pierdan. Anunciando la conversión para acceder a la Salvación.

Dios nos guíe. Nos haga ver, oír, cantar, saltar, como hizo en su paso por este mundo con los ciegos, sordos, mudos, cojos... Nos limpie como a los leprosos, y nos lave los pies como a sus Apóstoles, sin dejar rastro de pecado en nosotros.

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Bueno, pero entonces es más coherente decir que no va a haber primavera hasta que el Señor vuelva, porque la primavera, por más humilde que sea, algo de primaveral tiene que tener, y en estos días y con lo que está pasando...En general, cuando se habla de "primavera" es para decir "qué bien que estamos y qué bien que lo hicimos", y ahí es donde detecto el componente alucinógeno.

Claro que hay brotes primaverales, ver mi "post" reciente sobre la oleada de conversiones al catolicismo. Pero ése es justamente el lugar en el que menos buscarían los "primaverales" algo primaveral, para ellos todo eso es, en el fondo, "antiecuménico".

Saludos cordiales.
17/11/25 1:25 PM
  
sofía
Existe el bañecianismo como una particular interpretación tomista y existen otras interpretaciones tomistas no bañecianas.
Maritain es tomista cien por cien y no tiene nada de molinista. Marín Solá no solo es tomista sino que tiene algo de bañeciano y nada de molinista.
Santo Tomás no hablaría de mociones rompibles ni irrompibles, pero tampoco de la definición bañeciana de gracia suficiente y eficaz. UD deduce lo que le parece y Maritain también.
Los católicos podemos tener otra definición de gracia suficiente basada en el sentido común y la revelación, compatible con el tomismo no bañeciano, no tenemos por qué creer en la reprobación negativa antecedente o en decretos permisivos antecedentes. Claro que a usted le puede parecer más razonable su forma de pensar y a otros nos pueden parecer más razonables Marín Solá y Maritain.
En cuanto a su noción de moción rompible, difiere de la mía, que no es ningún fallo del agente, como le he explicado muchas veces - las últimas no publicadas por ud, supongo que por no repetir lo mismo eternamente los dos.
Cierto que UD es un filósofo y es mucho más inteligente que yo, pero también Maritain es un filósofo y mucho más inteligente que yo y también él considera que la moción rompible no es contradictoria y que Dios puede mandar mociones rompibles y mociones irrompibles. A mí sentido común le van más los razonamientos de Maritain que los de Báñez.
Por supuesto que pienso que la gracia va siempre por delante, pero también que se puede rechazar. La iniciativa del bien es siempre de Dios, la iniciativa del mal es del hombre.
Y niego por tanto esa suposición suya de que el que no rechaza la gracia se distingue positivamente, es el que la rechaza el que se distingue negativamente.
No hay simetría entre la linea del bien y del mal.
Respeto su interpretación tomista, pero a mí sentido común le repugna la reprobación negativa antecedente tanto como otras interpretaciones que ya sí son heréticas, así que prefiero otras interpretaciones tomistas que no suponen ningún peligro para mi fé en el Dios justo y misericordioso que se revela en Jesucristo.
Le agradezco sus explicaciones, pero más aún que dé la posibilidad de no mostrarse de acuerdo y reconozca que somos plenamente católicos los que no aceptamos la teoría bañeciana tanto como los que sí - aunque según UD no tengamos razón.
Sería muy útil señalar lo que está definido por la doctrina y lo que no.
Saludos cordiales

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En estas tres respuestas de Santo Tomás a tres objeciones que plantea en la Suma (Ia., q. 19, a. 8), por ejemplo, está implícita la tesis de la gracia eficaz por sí misma y no por el consentimiento de la creatura racional.

“1. En aquella frase de Agustín hay que entender una necesidad en las cosas queridas por Dios que no es absoluta, sino condicional, ya que es necesario que sea verdadera esta proposición condicional: "Si Dios quiere esto, es necesario que esto suceda".

2. Del hecho de que nada se resiste a la voluntad de Dios, se sigue que no sólo se hace lo que Dios quiere; sino que se hace de modo contingente o necesario según El quiera hacerlo.

3. Lo posterior tiene necesidad de lo anterior según el modo de lo anterior. Por eso, lo hecho por la voluntad divina tiene la necesidad que Dios quiere que tenga: bien absoluta, bien sólo condicional. Así, no todo es absolutamente necesario.”

Recordar que “necesario” es “lo que no puede no ser”. Y como se ve ahí, Santo Tomás sólo admite dos posibilidades para todo lo que ocurre “ad extra” de Dios: o necesidad absoluta o necesidad condicional. La necesidad condicional es la de lo que sucede necesariamente supuesto algún otro factor, de modo que en sí mismo puede seguir siendo contingente. Como por ejemplo, el agua hierve necesariamente si se la pone a 100 grados, pero puede no hervir.

La misma contingencia, entonces, queda englobada en estas respuestas de Santo Tomás dentro de la necesidad condicional. Cuando habla de lo contingente, en la respuesta a la segunda objeción, es para decir que nada se resiste a la Voluntad de Dios, de modo que siempre se hace lo que Dios quiere, sea que se haga de modo necesario o de modo contingente. Obviamente que eso lleva a entender eso dicho de la Voluntad divina consecuente, porque lo que Dios no quiere que suceda, y sin embargo sucede, con su Voluntad antecedente Dios no quiere que suceda, mientras que con su Voluntad consecuente permite que suceda.

Recordar que la Voluntad antecedente divina es la que mira a las cosas en sí mismas, haciendo abstracción de sus circunstancias concretas, mientras que la Voluntad divina consecuente mira a las cosas en sus circunstancias concretas. Por eso sólo la segunda es operativa, porque sólo se opera y actúa en lo concreto. Por eso la primera es condicional: “si no lo impiden las circunstancias”, mientras que la segunda es absoluta. En el ejemplo de Santo Tomás, el juez, con voluntad antecedente, no quiere colgar al delincuente, porque éste es hombre, con su voluntad consecuente quiere hacerlo, porque es delincuente.

Hablando de esa misma Voluntad divina consecuente es que Santo Tomás declara verdadero este condicional: “Si Dios quiere esto, es necesario que esto suceda”, no porque todo lo que sucede sea necesario, sin más, sino porque es necesaria la verdad del condicional que dice que si Dios lo quiere (con Voluntad consecuente), sucede. O sea, no es necesidad del consecuente del condicional, sino de la consecuencia del mismo.

Pero todo eso es incompatible con la gracia eficaz por el consentimiento de la creatura racional. Porque en esa hipótesis, puede suceder que Dios quiera con voluntad consecuente y no sólo antecedente, que la creatura se convierta, y ésta no se convierta. Aquí no habría necesidad ni siquiera de la consecuencia, no habría en lo contingente ni siquiera necesidad condicional.

Claro, eso se puede sostener, lo que no se puede es sostenerlo y ser tomista. Los molinistas dirán que la necesidad condicional permanece, porque Dios crea lo que ha previsto en forma infalible con su “ciencia media”. Pero en su sistema, lo que prevé la “ciencia media” es una gracia que produce su efecto sin necesidad alguna, ni absoluta ni condicional, porque efectivamente, prevé que dependerá del libre consentimiento de la creatura que la gracia produzca su efecto o no. Luego eso se vuelve condicionalmente necesario porque Dios elige crear el mundo en el que esa gracia produce de hecho su efecto, por el libre consentimiento de la creatura. Pero son dos mundos distintos, el que Dios prevé con su “ciencia media”, en el nada de lo que sucede tiene necesidad ni condicional ni absoluta (porque no hay en ese mundo futurible otro Dios que a su vez con su ciencia media haya previsto otros mundos futuribles, etc., y así “in infinitum”) y el que de hecho realiza, en el que sí hay necesidad condicional. Ahora bien, realizar el mundo posible que se ha previsto es realizar ese mundo, no otro distinto.

Es notable como la parte medular, a mi juicio, del “De Servo Arbitrio” de Lutero es el rechazo de la distinción tomista entre necesidad absoluta y necesidad condicional. Claro que en el sentido contrario a los molinistas: para éstos, en el fondo, no hay necesidad alguna en lo creado, ni absoluta ni condicional, para Lutero todo sucede con necesidad absoluta. Para los molinistas, la gracia es eficaz por el libre consentimiento de la creatura racional, para Lutero, si hay gracia eficaz en su sistema, suprime el libre albedrío. El Lutero histórico es calvinista, al menos en este punto.

Y el “marinsolismo”, en la medida en que pone el molinismo al comienzo del tomismo, también sostiene implícitamente que hay eventos mundanos que no tienen necesidad alguna, ni absoluta ni condicional, sino que simplemente sucede a veces que Dios da la gracia “falible”, con toda su Voluntad de que la creatura no la obstaculice, y la creatura la obstaculiza. Por eso el “marinsolismo” tampoco es tomista. Además, aquí ni siquiera hay la necesidad condicional que el molinismo trata de introducir con su recurso a la ejecución divina de lo previsto por la “ciencia media”. No hay “ciencia media”, Dios simplemente recibe de lo que hacen las creaturas su conocimiento de lo que hacen, por la “vía de Eternidad”, o sea, porque todo está presente ante la Eternidad divina, de modo que viene a enterarse y tomar nota de eventos que suceden en forma totalmente contingente.

Saludos cordiales.
17/11/25 2:46 PM
  
sofía
No tengo ningún problema con esas citas de Santo Tomás pero no veo en ellas la definición bañeciana de la gracia "suficiente", con la que no estoy de acuerdo porque como católica puedo no estarlo, porque el sentido común reconoce como gracia suficiente otra cosa y ningún concilio ni catecismo de la Iglesia nos da esa definición bañeciana.

De acuerdo con su crítica a Lutero.
Sobre el molinismo no opino porque me parece abstruso. Como usted reconoce en otro comentario se puede ser católico y molinista pero yo no lo soy, ni Maritain, ni Marín Solá.
En ningún sitio he dicho que la gracia sea eficaz por el libre consentimiento de la criatura, la gracia es eficaz por sí misma,aunque se puede rechazar. El que no la rechaza no le agrega ninguna positividad extra que no tenga ya la gracia que sigue su curso.
El que la rechaza es el que se distingue negativamente tomando la iniciativa del mal.
El marinsolismo no me parece que lleve implícito lo que usted dice.
Respeto al conocimiento por vía de eternidad yo no veo ningún problema.
Lo importante es que mi postura es católica y acorde con la doctrina y la revelación y el sentido común y no tengo por qué creer en la reprobación negativa antecedente, que a mí, inevitablemente, me resulta contradictoria con la bondad y la justicia de Dios. Quien quiera creerlo, por lo visto puede, pero igualmente tengo todo el derecho a rechazarlo. Como católica puedo elegir.
Saludos cordiales

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Esos textos de Santo Tomás tienen implícita la idea de la gracia eficaz por sí misma, no dije nada sobre la gracia suficiente.

La gracia que es eficaz por sí misma no es rechazada nunca de hecho, porque "eficaz por sí misma" quiere decir que no depende del consentimiento libre de la creatura, sino que produce ese mismo consentimiento libre. Por eso es incompatible tanto con la versión molinista de la gracia eficaz como con la gracia falible de Marín Solá y Maritain.

Puede siempre ser rechazada, porque es la gracia para un acto libre, que se pone pudiendo no ponerlo o poner otro, y por eso hay que decir que puede ser rechazada en sentido dividido, no en sentido compuesto, o lo que es lo mismo, que lo que se hace bajo la gracia por sí misma eficaz se hace con necesidad condicional, no con necesidad absoluta.

No es posible distinguirse en la línea del mal si no se tiene la capacidad de distinguirse en la línea del bien, como no es posible distinguirse en ponerse a la derecha si no se tiene la capacidad de distinguirse en ponerse a la izquierda.

Esto es de sentido común, justamente.

Si el estar a la izquierda no depende de mí, entonces tampoco depende de mí el estar a la derecha. Justo cuando iba a ponerme a la derecha, me cayó encima esto de estar a la izquierda, qué mala suerte.

Pero san Pablo pregunta "¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?"

Saludos cordiales.
17/11/25 5:09 PM
  
sofía
Lo que me dice el sentido común es que si no hay simetría entre la línea del bien y la línea del mal, ni Calvino tiene razón cuando habla de doble predestinación (ahí estará de acuerdo usted conmigo, supongo) ni usted tiene razón cuando quiere atribuir a quien no rechaza la gracia que se distingue positivamente cuando en realidad es el que la rechaza el que se distingue negativamente.
Así que totalmente de acuerdo con san Pablo, no tengo nada que no haya recibido.
Siempre ha dicho la Iglesia que el que se salva se salva por la gracia y el que se condena se condena por rechazarla. El sentido común no tiene ningún problema con esto.
Pero ya hablamos de barcas en las que mi sentido común tiene claro que quien me salva es el que me recoge del agua y no yo y usted no admite mi punto de vista no sé por qué.
Y ya dije que no considero que la gracia sea eficaz por consentimiento de la voluntad sino que lo es por sí misma. Pero como dice la Iglesia se puede rechazar. Y en ningún catecismo dice que la gracia actual se puede rechazar pero nunca se rechaza porque solo se puede rechazar en sentido dividido pero no compuesto, sino que cuando se dice que se puede rechazar, el sentido común entiende que tal vez se rechace y tal vez no.
En el caso de que no se rechace la gracia actual se podrá rechazar en sentido dividido pero no en sentido compuesto.
En el caso de que se rechace, se podrá no rechazar en sentido dividido pero no en sentido compuesto.
Y los catecismos hablan de gracia actual, no de gracia suficiente y eficaz en el sentido bañeciano, una que se da a todo el mundo pero que no sirve para hacer el bien de hecho y otra que no se le da a todo el mundo que es la que sirve para hacer el bien de hecho.
Por supuesto el sentido común me dice que Dios da a todos la gracia actual en grado suficiente para que puedan salvarse si no la rechazan
Si quiero puedo tener el concepto de gracia suficiente de Marín Solá, que es acorde con el sentido común y la revelación y la doctrina.
Pero esto también lo hemos discutido hasta que ha dejado de publicarme los últimos comentarios y yo comprendo que resulta jartible estar siempre discutiendo lo mismo, pero lo cierto es que no me ha resuelto mis objeciones, qué le vamos a hacer... de todos modos le agradezco mucho el tiempo que ha dedicado a contestarme.

Yo lo único que quiero que quede claro es que los que rechazamos la reprobación negativa antecedente y el concepto de gracia "suficiente" y gracia eficaz bañeciano no tenemos ningún problema con la revelación ni con la doctrina ni con los concilios ni con los catecismos ni con esa frase de San Pablo - se lo digo siempre que me la pone.
O sea, que somos plenamente católicos los que negamos la reprobación negativa antecedente y no tenemos por qué aceptarla si no nos resulta coherente con la imagen de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo.
Saludos cordiales.

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La existencia de una gracia distinta de la eficaz, que da el poder hacer pero no el hacer de hecho, es de fe por la condena del jansenismo, que sostenía que toda gracia es eficaz y que el pecador no ha recibido gracia alguna de Dios.

La Iglesia no entiende, por tanto, que esa gracia sea inútil por el hecho de que no da el hacer el bien efectivo.

Cuando se dice que la gracia es eficaz "por sí misma", se quiere decir que en vez de depender del consentimiento de la creatura, produce infaliblemente ese consentimiento. Así entendida, es un contrasentido decir que puede ser el caso que se dé la gracia eficaz y la creatura no obre de acuerdo con ella.

Por eso, la gracia eficaz por sí misma sólo puede ser rechazada en sentido dividido, no en sentido compuesto.

Es claro que el que no rechaza la gracia se distingue a sí mismo, porque pudiendo rechazarla, no lo hizo. Ambas cosas estaban su poder, y optó por una de ellas, distinguiéndose, por esa opción, del que optó por la otra.

La cuestión es si él es la Causa Primera de esa distinción. En ese caso, vamos contra lo que dice San Pablo : "¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?". En caso de que la Causa Primera de esa opción suya sea Dios, estamos de acuerdo con San Pablo, pero en desacuerdo con Marín - Solá y Maritain.

Saludos cordiales.
17/11/25 7:04 PM
  
eclesiam day
¿Qué son las “mociones”?

La palabra “moción” significa movimiento o empujón que Dios nos da por dentro.
Maritain decía que Dios puede darnos dos tipos de “empujones”:

1 Moción rompible

Es un empujón suave, que podemos aceptar o no.
Como cuando alguien te dice: “¿Quieres venir a jugar?”
Tú puedes decir sí o no.

= Somos completamente libres.

2️ Moción irrompible

Es un empujón tan fuerte y tan lleno de amor, que no lo queremos romper.
No es que nos obligue, sino que es tan bueno que naturalmente lo seguimos.

Es como cuando alguien te ofrece tu helado favorito cuando hace mucho calor:
¡Claramente lo quieres aceptar! Pero lo haces libremente, porque te encanta.

¿Y qué decía Maritain sobre esto?

Maritain decía que:

No es contradictorio que existan dos tipos de mociones.

Dios puede darnos a veces una moción que podemos rechazar (rompible).

Y otras veces puede darnos una moción que no queremos rechazar, porque es demasiado buena (irrompible).

Las dos vienen de Dios y las dos respetan nuestra libertad, solo que de maneras diferentes.

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"Moción" significa, activamente, el acto de mover, y pasivamente, el estado de ser movido.

Ambos sentidos son estrictamente correlativos, no se puede dar uno sin el otro. No se puede mover sin que algo sea movido, y nada puede ser movido sin que algo lo mueva.

Por tanto, no hay lugar a distinguir entre empujones fuertes o suaves. Si son mociones, mueven. Si no mueven, no son mociones.

Además, es muy cierto que Marín - Solá y Maritain aceptan, para después de las mociones "falibles" o "rompibles", si no se las hace fallar ni se las rompe, mociones infalibles, es decir, gracias intrínsecamente eficaces, eficaces por sí mismas y no por el consentimiento de la creatura racional, sino que al contrario, producen infaliblemente el consentimiento libre de la creatura racional.

Así que desde estas posiciones no se puede argumentar contra "Báñez" (que había nacido en Roccasecca) diciendo que pone en peligro la libertad de las creaturas racionales.

Saludos cordiales.
17/11/25 7:35 PM
  
Betania in albis
El gran Tomista MAritain y 100% católico dice:



Cómo se combinan gracia y libertad
En una moción rompible:

Dios mueve → tú puedes cooperar o resistir.

Tu libertad se ejercita eligiendo.

En una moción irrompible:

Dios mueve más intensamente → la voluntad ve el Bien tan plenamente que lo elige sin posibilidad psicológica de rechazo.

Tu libertad se ejerce más plenamente porque la voluntad está “poseída por el Bien”, no forzada.

Maritain dirá que en el cielo todas las mociones son así:
= irrompibles y perfectamente libres.

¿ Por qué rechazas esto Néstor ?

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Ya en la primera frase hay una contradicción. Dios mueve, tú puedes cooperar o resistir. No. Es decir, puedes en sentido dividido, no en sentido compuesto, ver en la respuesta otros comentarios.

Si Dios te mueve, te mueves.

Así de fácil. Claro, puede ser que Dios no te mueva. y entonces, no te mueves.

Lo que pasa es que "mover" es mover.

Por tanto, hasta donde Dios "da la moción" (forma complicada de decir que Dios mueve), la creatura se mueve. Si la creatura deja de moverse, es que Dios ha dejado de mover.

¿Qué es lo que ha "fallado" ahí? Lo único que puede haber "fallado" es una Voluntad divina condicional, la llamada Voluntad antecedente, que es esa Voluntad con la que Dios quiere que no pequemos cuando pecamos. Pero ese "fallo" ha tenido como condición necesaria que Dios dejase de mover a la creatura. O sea, que con su Voluntad consecuente Dios determine dejar de mover a la creatura y permita el pecado.

Toda resistencia de la creatura racional a la gracia tiene que ser previamente permitida por Dios, y desde ese punto de vista, no hay fallo alguno en el plan de Dios ni en ninguna moción divina, porque siempre Dios mueve hasta donde quiere mover (con Voluntad consecuente, que es la que hace las cosas), lo cual es lo único que cabe esperar del Omnipotente.

No es tampoco, por tanto, que Dios permita el pecado en el sentido de que deja sola a la creatura a ver si peca o no. Dios permite el pecado porque deja de mover a la creatura hacia el bien, y sin la moción divina hacia el bien, la creatura no se mueve hacia el bien.

Las propuestas del tipo de Maritain y otras no buscan ante todo la verdad. Buscan apaciguar al espíritu humano. No es una buena forma de hacer filosofía ni teología. Según mi experiencia, la verdad es el camino más corto, porque todos los otros, al final, son más largos, si llegan a algo, que sólo lo hacen cuando vuelven al de la verdad.

Saludos cordiales.
17/11/25 7:55 PM
  
Jordania_
Estimado Néstor:

Agradezco sinceramente el esfuerzo y la dedicación con que desarrolla estas discusiones tan técnicas sobre gracia, libertad y predestinación. Quisiera, si me permite, hacer una sugerencia desde una preocupación pastoral y pedagógica.

Muchos lectores que acceden a este blog no son especialistas; llegan buscando orientación y, en ocasiones, pueden sentirse desbordados por debates muy áridos o altamente especializados. Precisamente por eso, creo que sería de gran ayuda —y un verdadero servicio a quienes lo leen— que pudiera ofrecer una síntesis sencilla y clara de los puntos esenciales, explicitando qué aspectos son objeto de legítima diversidad dentro de la tradición tomista.

Por ejemplo, existen autores plenamente tomistas y perfectamente acordes con la doctrina católica —como Jacques Maritain— que presentan una comprensión distinta de ciertos aspectos relacionados con la reprobación negativa antecedente que usted defiende vehementemente a la vista de los anteriores comentarios. No lo menciono para abrir una controversia, sino para recordar que la tradición tomista es amplia y rica, y que no todas las interpretaciones teológicas que se mantienen dentro de sus límites comparten exactamente la misma formulación.

Tal vez podría ser útil, para los lectores menos formados, exponer brevemente en qué consiste la diferencia esencial entre su enfoque y el de autores tomistas como Maritain. Dicho en términos muy simples: mientras su posición sostiene con fuerza que existe una reprobación negativa antecedente, es decir, que Dios permite desde el inicio que algunas criaturas no reciban ciertas ayudas especiales de gracia, Maritain insiste en que Dios ofrece a todos una verdadera posibilidad inicial de salvarse y que la diferencia final no está en una “falta previa” de ayuda divina, sino en el uso que cada persona hace de su libertad frente a la gracia que sí recibe. Esta manera más amplia de entender la acción divina y la libertad humana, también dentro del tomismo, puede ayudar a muchos lectores a no pensar que la tradición tomista afirma algo duro o fatalista, sino una doctrina en la que Dios quiere sinceramente la salvación de todos sin excluir a nadie desde el principio.

Gracias nuevamente por su labor filosófica y por la oportunidad de participar con respeto en este espacio de reflexión.

Un cordial saludo.

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A continuación viene un intento de presentación breve y esquemático de las distintas posturas, con algunas aclaraciones previas: Maritan y Marín - Solá, en esos puntos específicos, no son tomistas, y el tomismo estricto no es fatalista ni niega que Dios quiera sinceramente la salvación de todos, y sí enseña que Dios ofrece a todos una verdadera posibilidad inicial de salvarse, y que la diferencia final no se da sin el uso que cada persona hace de su libertad frente a la gracia que sí recibe. En cuanto a que eso sea más o menos "amplio" que el tomismo clásico, habría que ver ante todo qué puede eso significar y si es realmente un valor.

Va el cuadro:

Veamos este breve resumen, de lo que es contario a la fe y lo que no lo es, y dentro de lo que no es contrario a la fe, las distintas teorías.

1) Dios no es Libre. Contrario a la fe. (Plotino, Spinoza, etc.)

2) El hombre no es libre: Contrario a la fe. (Lutero, Calvino, etc.)

3) El hombre puede salvarse sin la gracia de Dios: Contrario a la fe. (Pelagio).

4) El hombre no puede salvarse sin la gracia de Dios, pero el primer paso en ese camino es obra exclusivamente del hombre, que luego Dios premia con su gracia. Contrario a la fe (Semipelagianos).

5) Toda gracia de Dios es eficaz, y por tanto, va acompañada necesariamente del acto bueno correspondiente. El pecador, por tanto, no ha recibido ninguna gracia de Dios. Contrario a la fe. (Jansenismo). En esta condena se fundamenta la existencia de una gracia distinta de la gracia eficaz, que los teólogos llaman “gracia suficiente”, y que da la capacidad de hacer el bien. El pecador la ha recibido y por eso es culpable, porque podía hacer el bien, y no quiso hacerlo.

6) La gracia eficaz lo es por el consentimiento libre de la creatura racional. Para saber quiénes se salvan o se condenan, Dios depende de su eterna previsión, por su "ciencia media", de ese consentimiento libre o de la falta del mismo. La elección y predestinación divina, por tanto, es posterior a la previsión divina de los méritos de las creaturas racionales (post praevisa merita), mientras que la reprobación divina es posterior a la previsión divina de las culpas, y sobre todo, de la impenitencia final (post praevisa demerita). Es lo que se conoce como “reprobación consecuente”. No condenado por la Iglesia: Molinismo.

7) Congruismo. Igual que el anterior, pero con la diferencia de que la elección y predestinación son “ante praevisa merita”, sólo la reprobación es “post praevisa demerita”. Es decir, mientras que los molinistas puros dicen que Dios prevé cómo responderán las creaturas racionales “futuribles” a la gracia, y según esa respuesta prevista, elige o reprueba, el “congruismo” dice que Dios elige ante todo, sin consideración de mérito alguno, a los que se han de salvar, y entonces selecciona para ellos las gracias que con su “ciencia media” prevé que han de ser infaliblemente aceptadas por ellos, por la “congruidad” que tienen esas gracias con la índole particular de cada uno de ellos. No condenado por la Iglesia.

8) La gracia eficaz lo es por sí misma, ya que produce infaliblemente el consentimiento libre de la creatura racional. Dios sabe quiénes se salvan porque sabe a quiénes ha elegido y predestinado para la Vida Eterna. La elección y predestinación divina, por tanto, son anteriores a la previsión divina de los méritos (ante praevisa merita). La condenación eterna depende de las culpas y la impenitencia final, por tanto, Dios la decreta luego de prever que el pecador morirá impenitente, es “post praevisa demerita” y “reprobación consecuente”. Pero la elección de algunos para la Vida Eterna implica la no elección de los otros, es lo que se conoce como “reprobación antecedente”. Esto es el tomismo, dentro del cual hay distintas interpretaciones de la “reprobación antecedente”:

a. Billuart, Garrigou-Lagrange, y otros: La reprobación antecedente consiste en que Dios permite el pecado, y en definitiva, la impenitencia final, en aquellos a los que no ha elegido para la Vida Eterna.

b. Contenson, Gonet, y otros: La reprobación antecedente consiste en que Dios niega, a los que no ha elegido, la Vida Eterna y la gracia para de hecho alcanzarla, no por razón del pecado de la creatura, porque entonces sería consecuente, no antecedente, sino a título de don gratuito y de ningún modo exigible por la creatura racional.

Tampoco condenado por la Iglesia.

Nota: En el calvinismo, la condenación eterna —que sólo puede llamarse ‘condenación’ en razón del pecado— es decretada por Dios antecedentemente, es decir, sin basarse en la previsión de culpas. Las culpas mismas de los réprobos ocurren infaliblemente según el decreto divino, como medios para cumplir ese decreto de reprobación, ya sea porque Dios las determina positivamente (según la línea supralapsaria) o porque decreta permitirlas de modo efectivo e indefectible (infralapsarismo).”

10) Agustinismo. Igual que el tomismo, excepto que no acepta que Dios mueva físicamente la voluntad creada a la realización de actos libres, sino que en lugar de la “premoción física” tomista, afirma la “delectación victoriosa”, es decir, Dios mueve infaliblemente la libertad creada porque le propone una gracia cuyo atractivo es tal que hace que la voluntad opte por ella siempre y en todos los casos.

11) Marín- Solá y Maritain. La gracia eficaz puede ser falible o infalible. Dios da primero las gracias falibles, y a los que no las hacen fallar, les da las infalibles. Dios sabe eternamente quiénes se salvan y quiénes se condenan, no por la “ciencia media” molinista, ni conociendo sus propios decretos libres, como dicen los tomistas, sino por su “ciencia de Eternidad”, que se basa en la eterna presencia de todo lo creado ante Dios. O sea, viendo lo que de hecho hacen las creaturas racionales a medida que lo van haciendo. Tanto la elección y predestinación, por tanto, como la reprobación, son posteriores al conocimiento divino de los méritos o de las culpas, respectivamente, de las creaturas racionales.

Tampoco ha sido condenado por la Iglesia.

A este sistema yo le hago dos objeciones fundamentales, como ya se ha visto:

1) Dios no puede fallar, las mociones divinas, por tanto, tampoco. Toda falla en la creatura tiene que ser previamente permitida por Dios, con lo cual volvemos o al tomismo o al molinismo.

2) Dios no puede recibir su conocimiento de las creaturas, no puede enterarse de lo que pasa mirando a lo creado.

Además, este sistema reúne las objeciones que se hacen tanto contra el tomismo como contra el molinismo: conserva la gracia intrínsecamente eficaz, que rechazan los molinistas, y admite una especie de gracia eficaz por el consentimiento de las creaturas (en este caso, por la voluntaria no interrupción de la moción divina por parte de la creatura racional), como hacen los molinistas, y que rechazan los tomistas.

Por eso, hay que agregar aquí también la objeción fundamental contra el molinismo: que independiza a la creatura del Creador, en la medida en que requiere una intervención de la voluntad de la creatura racional que no tiene a Dios como Causa Primera, y pone algo de ser y de bien en la creatura racional que no procede de Dios, a saber, el consentimiento libre a la gracia, en el molinismo. En cuanto al sistema de Marín Solá y Maritain, que sostiene la libre no interrupción de la gracia por parte de la creatura racional, Santo Tomás enseña que para omitir un acto hay que poner otro contrario, que es ser y bien y tiene por tanto a Dios como Causa Primera. En este caso, entonces, Dios sería indirectamente Causa Primera de la libre no interrupción de la "moción falible" por parte de la creatura. Pero esto destruye todo el sistema de Marín Solá y Maritain, que está pensado justamente para que Dios no cause ciertos actos libres del hombre. Por tanto, de todos modos habría también en este sistema algo de ser y de bien en lo creado que no procedería de Dios.

Por supuesto que todo esto tiene más consecuencias y aspectos que no pueden entrar en este breve esquema. Hay también sistemas mixtos, pero habría que ver si son esencialmente distintos de los de Marín – Solá y Maritain, porque por lo general dicen que la gracia suficiente alcanza por sí sola para los actos fáciles y es necesaria la eficaz para los difíciles, y que Dios da primero la gracia suficiente para el acto fácil de la oración, por ejemplo, y a los que oran, les da entonces las gracias eficaces para los actos difíciles. Eso en el fondo es lo mismo, parece, que decir que Dios da primero mociones falibles para orar, y luego, a los que oran, es decir, a los que no hacen fallar esas mociones, les da las mociones infalibles para los actos difíciles.

Saludos cordiales.
17/11/25 8:59 PM
  
Bethleny
1. Néstor sostiene:

Dios tiene una reprobación negativa antecedente:
desde el principio Dios decide no dar a algunos ciertas gracias eficaces que producirían infaliblemente la salvación.

La gracia eficaz por sí misma produce ella sola el consentimiento libre,
de modo que:

no depende de la cooperación de la libertad,

la libertad consiente porque la gracia lo produce,

por eso la gracia eficaz verdadera nunca puede ser rechazada.

Y por eso concluye que:

la gracia “falible” de Maritain no sería tomista,

ni la de Marín-Solá,

ni ninguna visión que dé un papel real a la libertad como “causa secundaria” cooperante.

2. Por qué esta interpretación NO es la única tomista (y ni siquiera la más fiel al núcleo de Santo Tomás)

Vamos por partes.

2- A. En Santo Tomás, la libertad creada es causa real, no mero efecto

Uno de los pilares metafísicos del Aquinate es:

“Dios mueve a la voluntad como causa universal sin destruir su modo propio de obrar: lo necesario, necesariamente; lo libre, libremente.”
(ST I-II q.10, a.4)

Esto implica dos cosas:

La acción divina no anula la indeterminación propia del acto libre.

La voluntad no queda reducida a mero “resultado” inevitable de la gracia.

Pero Néstor afirma que la gracia eficaz:

✔ produce por sí misma el consentimiento
✘ sin depender de la libertad creada,
✘ y no puede ser rechazada porque es intrínsecamente eficaz.

Problema:
Si la gracia eficaz produce infaliblemente e intrínsecamente el consentimiento, la libertad ya no causa, sino que recibe un efecto. Se activa, sí, pero no elige realmente, porque la elección ya viene causada previamente de manera determinante.

Esto es incompatible con el principio tomista fundamental:

“La libertad es causa de su acto.”
(ST I-II q.6 a.1)

Y aun más:

“Dios no violenta la voluntad.”
(ST I q.82 a.2)

Una gracia que intrínsecamente determina el consentimiento vuelve a la voluntad incapaz de no consentir, lo que equivale a anular su contingencia y, por tanto, su libertad formal.

2- B. En Santo Tomás, la eficacia no está en la gracia sola, sino en la cooperación de la voluntad

Maritain aquí sigue exactamente a Santo Tomás:

“Dios obra en cada agente según su modo propio de operar.”
(ST I q.105 a.5)

Por lo tanto:

lo necesario actúa necesariamente,

lo libre actúa libremente,

y en ambos casos Dios es causa primera,

pero no de la misma manera.

La voluntad bajo la moción divina puede decir sí o no.

La gracia eficaz es eficaz por el acto completo del que participan Dios como causa primera y la libertad como causa segunda.

Esto es puro tomismo realista, no molinismo.

Santo Tomás jamás dijo que:

la gracia eficaz es eficaz porque ya intrínsecamente produce el acto,

ni que la libertad solo “siga” una determinación previa.

Esto es propio de Báñez y la escuela tomista tardía, no del Aquinate.

✦ C. Sobre la reprobación negativa antecedente: Santo Tomás habla de “permiso”, no de “decisión negativa previa”

Néstor entiende la reprobación negativa antecedente como:

una decisión divina previa por la cual Dios no da a algunos la gracia eficaz,

lo cual implica que su destino ya está marcado.

Pero Santo Tomás no enseña eso.

Dice:

“Dios no niega a nadie lo necesario para la salvación.”
(ST I q.23 a.5 ad 3)

La reprobación, para Tomás:

es consecuente, no antecedente:
ocurre como respuesta al pecado libre.

y aun cuando distingue “preterición” y “condenación”,
deja claro que el pecado es causa del alejamiento final,
no la falta inicial de gracia suficiente.

Por eso Maritain pudo decir —con pleno derecho tomista— que:

Dios ofrece una verdadera posibilidad de salvarse a todos,

la libertad tiene un papel real,

y la reprobación solo tiene sentido después del acto libre, no antes.

Esto no contradice a Tomás; contradice solo una escuela tardía.

✦ D. El tomismo original no exige que la gracia sea “intrínsecamente” eficaz

Santo Tomás define gracia eficaz por el efecto conseguido, no por un poder interior irresistible.

No dice:

“La gracia eficaz es tal porque ella misma produce indefectiblemente el consentimiento libre.”

Dice:

“La gracia es eficaz porque produce el efecto según la disposición del que la recibe.”
(ST I-II q.112 a.3)

Es decir:

la gracia mueve,

la libertad responde,

y la eficacia aparece en la conjunción, no en una causa unilateral.

Esto es exactamente lo que defienden Maritain y Marín-Solá.

3. En resumen, desde Santo Tomás:

La gracia eficaz no puede concebirse como causa intrínsecamente determinante, pues eso elimina la libertad formal.

La reprobación no es negativa y antecedente, porque Dios da a todos lo necesario para la salvación.

La eficacia de la gracia no excluye la cooperación libre, sino que la presupone metafísicamente.

La escuela de Báñez ofrece una interpretación tomista, no el tomismo mismo.

Maritain se mueve plenamente dentro del tomismo original:
Dios mueve sin destruir; la libertad coopera sin autosuficiencia.

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"por eso la gracia eficaz verdadera nunca puede ser rechazada."

No se puede dar un paso en este tema sin la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido, necesidad condicional y necesidad absoluta, necesidad de la consecuencia y necesidad del consecuente. Son tres formas de hablar de lo mismo.

Cuando Santo Tomás dice:

"En aquella frase de Agustín hay que entender una necesidad en las cosas queridas por Dios que no es absoluta, sino condicional, ya que es necesario que sea verdadera esta proposición condicional: "Si Dios quiere esto, es necesario que esto suceda"."

¿está negando la libertad de las creaturas? ¿Está diciendo que, por ejemplo, si Dios quiere que Pedro acepte el martirio, es necesario que Pedro acepte el martirio?

En un sentido, sí, es claro que lo está diciendo. "Si Dios quiere esto, es necesario que esto suceda". Este condicional, dice el Aquinate, es necesariamente verdadero.

"Pero ése es Néstor, o Báñez".

No, es Santo Tomás.

A ver si podemos colocar allí la "moción falible" de Maritain. No, no podemos. "Si Dios quiere que la moción no sea interrumpida, es necesario que no sea interrumpida", diría Santo Tomás, y agregaría que ese condicional es necesariamente verdadero.

¿Pero y la libertad de las creaturas? ¿No es jansenismo la imposibilidad de rechazar la gracia? Porque de nuevo, apliquemos el "test" tomista: "Si Dios quiere que la gracia sea aceptada, es necesario que esto suceda", y este condicional es necesariamente verdadero.

Por eso no se puede dar un paso en este tema sin la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido. En el mismo texto que cito, Santo Tomás está distinguiendo entre necesidad condicional y necesidad absoluta.

¿Puede no existir el mundo creado por Dios?

En un sentido sí, en otro no, obviamente. Puede no existir, porque es una realidad contingente, y Dios podría no haber creado mundo alguno (sentido dividido). Pero bueno fuera que Dios crease el mundo y el mundo no existiese (sentido compuesto).

Por eso hablamos también de "necesidad de la consecuencia y no del consecuente", porque lo que es necesario allí no es el mundo, sino el condicional: "Si Dios crea el mundo, el mundo existe".

El jansenismo no hace esta distinción, y por eso habla de la "gracia irresistible", cosa que los tomistas nunca dicen, porque la gracia intrínsecamente eficaz puede ser resistida, en sentido dividido, no en sentido compuesto.

No es solamente, por tanto, que de hecho no sea resistida, al menos para Santo Tomás, que dice que este condicional, "Si Dios quiere que esto suceda, esto sucede", es necesariamente verdadero, y no sólo verdadero de hecho.

Para más claridad citamos otro texto de Santo Tomás, en Ia. IIae., q. 10, a. 4, ad 3um:

"Si Dios mueve la voluntad hacia algo, es incompatible con esta suposición que la voluntad no se mueva hacia ello. Sin embargo, no es absolutamente imposible. Por eso no se sigue que Dios mueva la voluntad con necesidad."

"Pero éste es Bañez, o peor aún, Néstor".

No, es el Aquinate.

A ver, vamos de nuevo con la "moción rompible" de Maritain...no, no calza.

"Si Dios mueve a la voluntad hacia algo, es incompatible con esta suposición que la voluntad no se mueva hacia ello".

Como que está diciendo que mover es mover, y que cuando A mueve a B, B se mueve, y que es imposible que A mueva a B y B no se mueva.

Lo que pasa es que en su sublime sencillez, el Aquinate prefería decir "mover" a decir "dar una moción", porque le interesaba seguir viendo claramente las cosas.

Claro, podemos abominar de todo esto, es decir, del tomismo.

En definitiva, otra vez la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido, necesidad de la consecuencia y necesidad del consecuente, necesidad condicional y necesidad absoluta.

La consecuencia "Si Dios quiere que Pedro se arrepienta, Pedro se arrepiente" es necesariamente verdadera, aunque el consecuente, "Pedro se arrepiente", no sea necesario. Es imposible en sentido compuesto que Dios quiera que Pedro se arrepienta y Pedro no se arrepienta, sólo es posible en sentido dividido. Si Dios quiere que Pedro se arrepienta, es necesario que Pedro se arrepienta, con necesidad condicional, no absoluta.

Y todo eso, entendiendo el "Dios quiere" de la Voluntad divina consecuente, no de la Voluntad divina antecedente.

Porque en efecto ¿qué pasa con el pecado? Dios quiere que no pequemos. ¿Cómo entonces pecamos?

Por eso hay que distinguir en Dios la Voluntad antecedente y la Voluntad consecuente. La primera es condicional, la segunda es absoluta. La primera no se cumple, porque no se cumple la condición. La segunda se cumple siempre.

Cuando Santo Tomás dice que el condicional "Si Dios quiere esto, esto sucede" es necesariamente verdadero, está hablando de la Voluntad divina consecuente.

Con esto solo alcanza para desarmar toda esa argumentación, que se basa en no tener en cuenta la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido, necesidad condicional y necesidad absoluta, necesidad de la consecuencia y necesidad del consecuente.

Pero además, si la gracia intrínsecamente eficaz, que produce por sí sola el libre consentimiento de la creatura racional, anula la libertad, anatema entonces a Marín - Solá y Maritain !!, porque ellos ponen la "moción falible" solamente al comienzo, y si no se la hace fallar, ¡zas! mociones infalibles, gracias intrínsecamente eficaces, o sea, eficaces por sí mismas y no por el consentimiento de la creatura, que producen infaliblemente el consentimiento libre de esa creatura racional, y que no pueden ser "rotas" (seguramente que en sentido compuesto, no en sentido dividido).

Saludos cordiales.
17/11/25 9:14 PM
  
FSolano
La tesis de la convivencia de dos sustancias en el hombre que parece defender Néstor me parece falaz (la falacia no radica en la dualidad, sino en la pretensión de sustancializarla).

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Si se puede explicar más claramente le agradezco, no entiendo a qué se refiere.

Saludos cordiales.
17/11/25 11:33 PM
  
eclesiam day
me permito compartir una dificultad que encuentro desde la doctrina católica, desde el sentido común y también desde mi propia experiencia espiritual.

La Iglesia enseña que el pecado contra el Espíritu Santo consiste en cerrarse deliberadamente y de manera persistente a las mociones y gracias actuales que Dios ofrece. No es un acto puntual, sino una actitud prolongada de rechazo consciente a la acción interior de Dios.

Dicho de forma sencilla:
Dios ofrece gracias actuales una y otra vez, y la persona puede aceptarlas o rechazarlas libremente; el rechazo constante es lo que constituye ese pecado.

Ahora bien, esta enseñanza parece encajar con dificultad en la idea de una reprobación negativa antecedente, entendida como una decisión divina previa de no dar a ciertas personas determinadas ayudas eficaces sin las cuales su conversión sería imposible.

Si la causa última del rechazo es la ausencia previa de una gracia eficaz, entonces el sentido mismo del “cerrarse” deja de ser un acto realmente imputable, y la advertencia evangélica sobre el pecado contra el Espíritu Santo pierde toda su fuerza moral y pedagógica.
En otras palabras, ¿cómo puede alguien “cerrarse” a lo que, según esa interpretación, nunca se le dio de manera suficiente como para poder abrirse?

Además —y esto lo digo con humildad— en mi propia historia con la providencia de Dios he sido consciente, aunque fuese a posteriori, de haber rechazado ciertas gracias actuales y más tarde haberlas acogido. Esa dinámica, que la tradición espiritual reconoce, presupone que la gracia realmente se da, y que la libertad realmente puede tanto aceptarla como resistirla.

Esta experiencia es muy difícil de armonizar con la afirmación de que desde un principio Dios decide no dar determinadas gracias eficaces a algunas personas. Desde el simple sentido común espiritual, uno experimenta precisamente lo contrario: que Dios insiste, vuelve, toca, mueve… y que es la propia libertad la que a veces se abre y otras se cierra.

Por eso creo que sería útil clarificar cómo se concilia la doctrina tradicional sobre el pecado contra el Espíritu Santo —que implica apertura o cierre a gracias realmente ofrecidas— con la noción de una reprobación negativa antecedente que, en apariencia, debilita la responsabilidad moral del rechazo y la amplitud de la voluntad salvífica de Dios.

Agradezco sinceramente la oportunidad de participar respetuosamente en esta conversación y su dedicación a estos temas tan delicados.

Un cordial saludo.

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Es que, lo digo una vez más, es inevitable (esta vez tanto en sentido compuesto como en sentido dividido :)) acudir a la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido para entender estas cosas.

"...una reprobación negativa antecedente, entendida como una decisión divina previa de no dar a ciertas personas determinadas ayudas eficaces sin las cuales su conversión sería imposible."

Sería imposible: en sentido compuesto, no en sentido dividido.

Sería posible: en sentido dividido, no en sentido compuesto.

Esas personas tienen la gracia suficiente, que les da la capacidad real de convertirse, pero no tienen la gracia eficaz, que les da el convertirse de hecho.

Por eso tienen la posibilidad de convertirse en sentido dividido y no en sentido compuesto: en sentido dividido, porque tienen la gracia que les da la capacidad de convertirse, no en sentido compuesto, porque no tienen la gracia que les da la conversión misma.

Otro pilar de este tema es la distinción entre la potencia y el acto, el poder ser y el ser.

¿Cómo iban a llamar "suficiente" los tomistas a una gracia que no es suficiente para que la persona haga el bien, sino porque estaban pensando que sí es suficiente para que pueda hacer el bien, lo cual no es de ninguna manera lo mismo que hacerlo?

"...¿cómo puede alguien “cerrarse” a lo que, según esa interpretación, nunca se le dio de manera suficiente como para poder abrirse?"

Justamente, se dio de manera suficiente para poder abrirse, no para abrirse.

La ausencia previa de la gracia intrínsecamente eficaz no es causa del rechazo, sino condición necesaria del mismo, como tener un libro es condición necesaria para leer, pero no causa de la lectura.

Además, cuando uno resiste a la gracia, esa gracia no es eficaz, lo admiten todos los teólogos. La definición "minimalista" de "gracia eficaz", que todos los teólogos aceptan, es "aquella que va siempre acompañada del acto bueno para el que fue dada".

Luego los teólogos discuten si eso es así porque el consentimiento libre hace eficaz a la gracia (molinistas) o porque la gracia produce infaliblemente el consentimiento libre (tomistas).

Por tanto, no es que Dios vaya dando gracias "eficaces" a las que uno no consiente (eso no existe) y luego dé una gracia eficaz a la que uno sí consiente (ésa es la única gracia eficaz que hay).

Saludos cordiales.
18/11/25 7:47 AM
  
eclesiam day
Permítame añadir, como simple ilustración, una experiencia personal reciente que me ayudó a comprender el modo en que Dios trabaja con la libertad creada. Hace unos meses inicié una acción respecto de la cual yo mismo tenía dudas. A partir de ese momento comencé a recibir lo que ahora reconozco como claros toques de la gracia: advertencias interiores y exteriores, llamadas suaves a rectificar, pequeños signos que me invitaban a replantear lo que estaba haciendo. En aquel momento no quise verlos, o no los vi con suficiente claridad. Esperé a que fueran mas claros y contundentes entre otras cosas porque mi querencia y gusto personal me animaba a continuar.
Sin embargo, esos movimientos de la gracia no desaparecieron; más bien fueron creciendo, multiplicándose y haciéndose cada vez más insistentes, hasta que, al cabo de unas semanas, recibí un toque de gracia tan fuerte —casi diría “brutal” por su claridad y contundencia— que me hizo finalmente cambiar de dirección, aparte de que dolió bastante.

Esta experiencia, que no tiene nada de extraordinario y que cualquier cristiano reconoce en su vida espiritual, me muestra que Dios acompaña en tiempo real, que insiste, que vuelve a llamar, que no retira su mano y que la libertad humana puede pasar por fases de resistencia y de apertura. Es decir: Dios ofrece gracias actuales de verdad, en secuencia, una tras otra, respetando la libertad pero llamando constantemente. Y, desde el sentido común espiritual, este modo de obrar de la gracia parece muy difícil de armonizar con una reprobación negativa antecedente entendida como una negación previa de ayudas eficaces indispensables para la conversión.

A partir de esa experiencia personal que mencioné, me parece también razonable pensar lo siguiente: Dios insistió porque sabía —en su ciencia eterna— que finalmente acogería esa última gracia tan fuerte, incluso dolorosa, que terminó por cambiar mi camino. Si Dios hubiera sabido desde el principio que yo iba a rechazar esa gracia también, después de haber rechazado las anteriores, me cuesta mucho pensar —desde el sentido común espiritual y la propia lógica de la providencia— que Él la habría “desperdiciado” conmigo. Más bien parece que Dios “invierte” esas mociones y gracias actuales precisamente porque ve en su eternidad que alguna de ellas será finalmente acogida.

Esto sugiere que las gracias actuales que precedieron a la última no eran inútiles, sino parte de un proceso vivo, un acompañamiento real que presupone que la gracia se ofrece verdaderamente, que la libertad puede resistirse temporalmente, y que Dios llama una y otra vez porque sabe que esa libertad no está previamente cerrada, sino que puede abrirse. Dicho con sencillez: Dios insiste porque sabe que su insistencia no será en vano.

Y esta dinámica concreta de la gracia —Dios que llama de verdad, la libertad que a veces resiste y a veces acoge, y la divina perseverancia que no se retira anticipadamente— resulta difícil de conciliar con la idea de una reprobación negativa antecedente, según la cual Dios ya habría decidido desde el inicio no otorgar determinadas gracias eficaces. Mi experiencia, como la de tantos cristianos, apunta más bien a un Dios que sigue tocando porque sabe que, en algún momento, la puerta finalmente puede abrirse.

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El recurso a experiencias no es buen método en estas cuestiones, porque puede darse el caso de que haya varias teorías contrarias entre sí que expliquen la misma experiencia.

Ud. dice que recibió una serie de gracias, a las primeras de las cuales no hizo caso y a la última de las cuales sí hizo caso.

Eso se puede leer en sentido molinista, a saber, que lo que ocurrió fue simplemente que al principio Ud. no consintió a la gracia y luego sí, o en sentido tomista, a saber, en el sentido de que las primeras gracias no eran intrínsecamente eficaces, la última sí.

Luego Ud. dice que Dios no iba a desperdiciar esa última gracia en alguien que Él hubiese previsto que la iba a rechazar.

¿Los que se condenan entonces no han recibido gracia ninguna? ¿Dios da solamente las gracias que sabe que no se van rechazar? ¿Cómo es posible el pecado, entonces? ¿Cómo pudo darle a Ud. mismo las gracias que Ud. rechazó? Y si se responde que ésas se las dio porque previó que la última no la iba a rechazar, de nuevo ¿ cómo se condena alguien, o es que los que se condenan no reciben gracia alguna?

Las experiencias, además, nos encierran en la particularidad de un caso, donde puede parecer que todo funciona, porque no estamos considerando otros casos donde se ve claramente que falla alguno de los principios que hemos empleado. Por eso la ciencia es de lo abstracto y universal, hay que situarse en la cumbre de los principios universales y necesarios para estar seguro de contemplar siempre todos los casos y circunstancias posibles.

Saludos cordiales.
18/11/25 8:37 AM
  
Néstor
¿La gracia intrínsecamente eficaz, eficaz por sí misma y no por el consentimiento de la creatura, que produce infaliblemente el consentimiento libre de la creatura racional, es de Santo Tomás o de Báñez?

Dice Santo Tomás en Ia. IIae., q. 10, a. 4, ad 3um:

"Si Dios mueve la voluntad hacia algo, es incompatible con esta suposición que la voluntad no se mueva hacia ello. Sin embargo, no es absolutamente imposible. Por eso no se sigue que Dios mueva la voluntad con necesidad."

O sea que si Dios da la gracia eficaz para que se realice un acto libre determinado, es incompatible con esa suposición que ese acto libre no se realice.

Es necesario que ese acto libre se realice, con necesidad de la consecuencia, no del consecuente.

Es necesario que ese acto libre se realice, en sentido compuesto, no en sentido dividido.

Es necesario que ese acto libre se realice, con necesidad condicional, no absoluta.

Es posible que ese acto libre no se realice, en sentido dividido, no en sentido compuesto.

No es necesario que ese acto libre se realice con necesidad absoluta, sí lo es, con necesidad condicional.

Y eso quiere decir que la gracia eficaz produce el acto libre en forma infalible, y por lo mismo, no depende del consentimiento libre de la creatura racional.

Sí, es infalibilidad en sentido compuesto, no en sentido dividido, la misma infalibilidad con la que el mundo existe, supuesto que Dios lo crea, siendo así que el mundo, en sí mismo contingente, en sí mismo considerado puede no existir.

Claro, esto se puede entender también en sentido molinista, porque si la gracia eficaz es al final, aquella que de hecho es aceptada por la creatura, como el Rey de "El Principito", que siempre era obedecido porque siempre le mandaba a la gente que hiciese lo que la gente quería hacer o incluso ya estaba haciendo, entonces es claro que el condicional "Si Dios da la gracia eficaz, la creatura hace libremente el bien al que esa gracia está destinada" es necesariamente verdadero, como es necesariamente verdadero el condicional que dice que "Si el Rey le ordena al Principito que se vaya del planeta cuando el Principito ya está surcando el espacio, el Principito se va del planeta", es también necesariamente verdadero.

Pero ahí en realidad lo único que hemos hecho ha sido ponerle el cartel de "gracia eficaz" a algo.

El Rey no está moviendo nada al Principito, y la gracia eficaz por el consentimiento de la voluntad creada no mueve a esa voluntad. No hay allí moción divina alguna ni gracia actual divina alguna.

Lo que no se puede de ningún modo es interpretar ese pasaje de Santo Tomás en el sentido de Marín-Solá o Maritain, al menos cuando ellos hablan de las mociones divinas "falibles" o "rompibles".

Saludos cordiales.
19/11/25 2:37 PM
  
Néstor
Es cierto que cuando se habla de “moción” se habla también de una cualidad transeúnte, fluyente, infundida por la causa del movimiento y pasivamente recibida en lo que se mueve, y que explica el influjo de esa causa sobre el móvil. En ese sentido, “mover” es “dar una moción”. O sea que la “moción” puede ser una de estas tres cosas: el acto de la causa del movimiento, la cualidad pasivamente recibida en el móvil, y el movimiento del móvil, considerado en relación a su causa.

Pero eso no quita que “mover” y “ser movido” son estrictamente correlativos, de modo que no se puede tampoco dar una cualidad transeúnte y fluyente que sea una “moción rompible”, por lo ya dicho: hasta donde el motor mueve, el móvil se mueve, si el móvil deja de moverse, es que el motor ha dejado de moverlo, y por tanto, ha dejado de darle la moción. La moción, por tanto, entendida como esa cualidad fluyente, siempre produce su efecto, y nunca falla, porque cuando no lo produce es porque ella misma ya no existe.

Saludos cordiales.
19/11/25 3:14 PM
  
ZARA
Néstor, sé que sostienes con firmeza la idea de la reprobación negativa antecedente de Dios sobre sus creaturas, siguiendo una línea tomista estricta. Para que esta visión no resulte tan abstracta ni “repugnante”, podría ser útil desabstractivizarla: en lugar de pensar que Dios simplemente decide de antemano la condenación de algunos, podemos imaginarlo como quien vive la película de la vida antes de que suceda, pero a la vez está plenamente presente en cada instante acompañando a todas sus criaturas con su gracia.

Desde esta perspectiva, Dios no anula la libertad; más bien, respeta y acompaña a cada criatura en su camino, ofreciendo su presencia y ayuda en todo momento. Esto nos permite reconciliar la soberanía divina con la libertad humana sin caer en una visión demasiado fría o determinista.´

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En el tomismo Dios no decide de antemano la condenación de algunos, sino que determina antes de toda previsión de culpas no elegir a algunos para la Vida Eterna. La condenación de esos mismos la decreta solamente con posterioridad a su previsión de las culpas y la impenitencia final de ellos.

Eso no tiene nada de determinista, que sea frio o caliente no se sabe bien qué puede significar.

El resto no queda claro, al menos no queda claro cómo podría ser una presentación del tomismo.

Saludos cordiales.
19/11/25 3:58 PM
  
eclesiam day
Nestor dice:¿Los que se condenan entonces no han recibido gracia ninguna? ¿Dios da solamente las gracias que sabe que no se van rechazar? ¿Cómo es posible el pecado, entonces? ¿Cómo pudo darle a Ud. mismo las gracias que Ud. rechazó? Y si se responde que ésas se las dio porque previó que la última no la iba a rechazar, de nuevo ¿ cómo se condena alguien, o es que los que se condenan no reciben gracia alguna?

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Esto es un extracto de la SUMMA DAEMONIACA del padre Fortea, que hoy leí por casualidad y creo que arroja luz a las cuestiones que usted plantea:

Cuestión 178
¿Si se arrepintiera ahora mismo el demonio sería perdonado? Sin duda, ¿por qué no podría ser perdonado? Podría hacer una intensa penitencia de millones de años para purificarse de su mal. Dios lo puede perdonar todo. No hay pecado que no pueda perdonar. El problema de la condenación es un problema de la voluntad. La condenación es eterna porque la voluntad ya se ha determinado de forma eterna. Por eso habla el Redentor de un pecado entre todos los pecados que no se puede perdonar. Y una vez que eso sucede ya no hay marcha atrás. Y es absolutamente imposible esa marcha atrás porque Dios después de muchos intentos ya no sigue enviando más gracias para evitar que siga endureciéndose más y más en el mal. Si le siguiera enviando esas gracias, ellas le producirían un remordimiento. Y cada vez que se resiste un remordimiento (un remordimiento adecuado a la medida del endurecimiento que se ha de superar) se desciende otro grado en el camino del mal. Por eso Dios cuando ya pierde la esperanza sobre el destino eterno de alguien, no sigue enviando más gracias. Para evitar que siga descendiendo más y más en la escala de ese abismo.

De manera que se puede aseverar con toda verdad que nada impide el arrepentimiento de cualquier demonio, por malo que sea, salvo su propia voluntad. Pero también es cierto que nunca, jamás, por ninguna razón, ningún demonio ni alma condenada se arrepentirá. Pues sin gracia es imposible el más pequeño arrepentimiento. Y ellos no recibirán esa gracia pues ya han tomado su decisión. Como se ve el círculo se cierra, se cierra alrededor del infierno que es cada espíritu maldito por la eternidad.

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El texto del P. Fortea parece decir que absolutamente hablando el demonio podría arrepentirse, a saber, si Dios le diese la gracia del arrepentimiento, pero que de hecho no puede el demonio arrepentirse, porque de hecho Dios ha determinado no darle esa gracia.

Se puede sostener, en efecto, que la voluntad humana y la voluntad angélica son naturalmente incapaces de arrepentirse después de morir en pecado mortal, para el hombre, o después de su primera y única elección libre, para el ángel, pero que Dios puede sobrenaturalmente dar en esos casos el arrepentimiento, sólo que ha decretado libremente no hacerlo.

Sea lo que sea de ello, no viene a nuestro tema, porque hablamos de los pecados que se cometen en esta vida, en la cual siempre es posible el arrepentimiento, salvo en el caso del “pecado contra el Espíritu Santo”.

En el caso de este pecado, se podría pensar que es como dice el P. Fortea respecto de los demonios, que absolutamente hablando podría perdonarse, por un don de la gracia de Dios, pero que Dios ha determinado no perdonarlo.

Pero esto tampoco es lo mismo que la reprobación negativa antecedente. Sin duda, todos los que cometen el pecado contra el Espíritu Santo han sido reprobados antecedentemente, según el tomismo, porque no se les ha dado la gracia que habría impedido ese pecado, y de ese pecado, según se suele entender, se sigue necesariamente la condenación eterna.

Pero no todos los reprobados antecedentemente se condenan por el pecado contra el Espíritu Santo, sino también por otros pecados diferentes.

Saludos cordiales.
19/11/25 6:41 PM
  
eclesiam day
¿Los que se condenan entonces no han recibido gracia ninguna? ¿Dios da solamente las gracias que sabe que no se van rechazar? ¿Cómo es posible el pecado, entonces? ¿Cómo pudo darle a Ud. mismo las gracias que Ud. rechazó? Y si se responde que ésas se las dio porque previó que la última no la iba a rechazar, de nuevo ¿ cómo se condena alguien, o es que los que se condenan no reciben gracia alguna?

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También lei un sermón del cura de Ars donde decía que todos recibimos una serie de Gracias; pero son limitadas y si te cierras a esa última Gracia.... se acabó

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Es que necesariamente tiene que haber una última gracia, porque la vida se termina. Eso no decide la cuestión entre el tomismo y el molinismo o el marinsolismo.

Saludos cordiales.
19/11/25 7:00 PM
  
eclesiam day
Pero no todos los reprobados antecedentemente se condenan por el pecado contra el Espíritu Santo, sino también por otros pecados diferentes.

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Nestor, solo te puedes condenar por tu impenitencia; y esto es el pecado contra el Esp. Santo.

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La impenitencia no es necesariamente un pecado contra el Espíritu Santo, porque no es necesariamente un acto especial de pecado. Puede ser simplemente que una persona murió en estado de pecado mortal sin arrepentirse de ese pecado. El no arrepentirse de un pecado no es necesariamente el pecado contra el Espíritu Santo. A veces nos arrepentimos luego de no habernos arrepentido, y no vamos a decir, me parece, que ahí hemos pecado contra el Espíritu Santo.

Saludos cordiales.
19/11/25 9:36 PM
  
sofía
En su respuesta a mi último comentario hay dos puntos que creo que deben ser considerados por separado, porque son dos cuestiones distintas.

Empezaré por su afirmación sobre la condena del jansenismo:
"La existencia de una gracia distinta de la eficaz, que da el poder hacer pero no el hacer de hecho, es de fe por la condena del jansenismo, que sostenía que toda gracia es eficaz y que el pecador no ha recibido gracia alguna de Dios."

Pero lo cierto es que en la condena del jansenismo no se habla para nada de la gracia suficiente tal como usted la describe, que desde luego no es una cuestión de fe. Lo que es de fe es que Dios da a todos gracia suficiente para salvarse si no la rechazan, y que la gracia es resistible, como se puede ver aquí:

La doctrina jansenista queda resumida en las cinco proposiciones condenadas el año 1653.
1 algunos preceptos divinos son imposibles de poderse cumplir por parte de las almas justas, a pesar de sus buenos deseos y sus esfuerzos, y además falta a estas almas la gracia que haría posible su cumplimiento;
2 en el estado de naturaleza caída no se resiste nunca a la gracia interior;
3 para merecer y desmerecer en el estado de naturaleza caída no se requiere la libertad interior; es suficiente la libertad exterior o ausencia de obligación y presión externa;
4 los semipelagianos admitían la necesidad de una gracia interior proveniente para todos los actos, incluso para el inicio de la fe; su herejía consistía en creer que esta gracia era de una naturaleza tal que la voluntad podía, a su arbitrio, resistir u obedecer;
5 es semipelagiano afirmar que Cristo ha muerto y ha derramado su sangre por todos los hombres.
 
Es decir, que se condena 1 y por tanto lo que es de fe es que Dios da gracia suficiente que hace posible cumplir sus mandamientos y por tanto si no rechazamos esa gracia los cumpliremos. Nada que ver con la definición bañeciana de gracia "suficiente" con la que dicen ustedes que nunca se cumplirán los mandamientos, a menos que se tenga además otra gracia, la "eficaz", que no se resiste nunca.
En la 2 se condena que se diga que la gracia interior nunca se resistirá.
Queda claro también que sí es precisa la libertad interior (3) y que la gracia interior se puede resistir u obedecer (4) y que Cristo sí ha muerto por todos los hombres (5)

Dejo la cuestión de la "simetría" para un próximo comentario.
Saludos cordiales

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"es de fe es que Dios da gracia suficiente que hace posible cumplir sus mandamientos y por tanto si no rechazamos esa gracia los cumpliremos"

Solamente los cumpliremos si Dios nos da gracia eficaz para cumplirlos, y eso lo admiten todos los teólogos, porque todos comparten la definición "minimalista" de "gracia eficaz" como aquella que va siempre acompañada por la obra buena correspondiente.

Obviamente, no se puede decir que la gracia es eficaz cuando no se produce la obra buena en cuestión.

Todos admiten, por tanto, que el que peca ha recibido gracia suficiente, pero no gracia eficaz, y que la gracia eficaz no se resiste nunca. En efecto, si resistiese alguna vez, sería la gracia que va siempre acompañada por la obra buena correspondiente, pero a veces no.

Luego, unos dicen que la gracia eficaz es eficaz por sí misma, otros, que es eficaz por el consentimiento de la creatura, y otros, que es eficaz porque la creatura no la interrumpe.

Saludos cordiales.
19/11/25 11:31 PM
  
sofía
No es cierto que sea de fe que haya dos tipos de gracia: una "suficiente" que nunca es suficiente para realizar la obra buena, con la que nunca se realiza y otra "eficaz" que es la que sirve para realizar la obra buena y con la que siempre se realiza la obra buena. Esa es la teoría tomista bañeciana, una entre otras que un católico puede admitir si le parece razonable - a mí no.
Usted mismo ha reconocido más arriba que el molinismo, y el tomismo no bañeciano, están dentro de la fe católica y en estos casos no se coincide con la definición bañeciana de gracia suficiente y los conceptos no se corresponden con el suyo por mucho que usen el mismo término ¿O va usted a decir ahora que el concepto de gracia suficiente de Marín Solá coincide con el de Báñez? Poco importa que se usen los mismos términos si no quieren decir lo mismo y describen realidades distintas. Pues se pueden quedar con la teoría que más les guste, porque ninguna es de fe y las dos son admisibles en el catolicismo.

Lo que es de fe es que Dios nos da gracia en grado suficiente para que podamos realizar el bien y salvarnos con tal de que no la rechacemos.
Naturalmente si no rechazamos la gracia y se realiza la obra buena, cumple su objetivo y diremos que es eficaz, pero eso no significa que tenga que ser un tipo de gracia especial, aunque haya teorías para todos los gustos.
Los catecismos hablan de gracia actual, y no utilizan los términos "suficiente" y "eficaz" para describir tipos de gracia actual, por algo será.

Saludos cordiales.

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Es de fe que hay una gracia que va acompañada del acto bueno correspondiente y otra que no. A la primera es a la que los teólogos llaman "eficaz", a la segunda es a la que los teólogos llaman "suficiente".

Es lógico que llamen "eficaz" a la primera y sólo a ella, porque es la que va acompañada del acto bueno correspondiente.

En esto están de acuerdo todos los teólogos. El desacuerdo está en si la gracia eficaz es esencialmente distinta de la gracia suficiente o no, que es lo mismo que preguntar si la gracia eficaz es eficaz por sí misma o por el consentimiento de la creatura racional, en cuyo caso no será esencialmente distinta de la gracia suficiente.

Incluso en este caso, la gracia suficiente no da el hacer el bien de hecho, sino solamente la capacidad de hacer el bien. Es el consentimiento de la creatura racional, que no es producido por la gracia suficiente, el que hace que el bien se haga efectivamente, cuando se hace, en esta teoría.

En los Catecismos no se hace teología.

Saludos cordiales.
20/11/25 2:39 AM
  
Oscar Alejandro
Nestor dices:
"Pero ahí en realidad lo único que hemos hecho ha sido ponerle el cartel de "gracia eficaz" a algo."

Coincido.
¿Pero no se hace lo mismo al hablar de gracia suficiente no distinguiendola con precisión de la moción?
Porque la gracia suficiente no "mueve", sino que otorga capacidad.
Y en sentido estricto, esta condicionada al presupuesto de la libertad, que le precede.

Asi que si esto así fuese, solo habría una sola y verdadera gracia-moción: la rotulada "eficaz".

Pero entonces, la persona que no aún no recibe esta moción, y elige el bien, (eleccion que siempre implica "movimiento"), estaría realizando un bien por sí, como creatura.
Y este bien, visto de este modo, no tendría origen en Dios, sino en la propia creatura, lo cual sería imposible, y nos llevaría a la objeción que tu quieres poner al Molinismo, de "separar creatura de creador".

Pareciese más logico, entonces, que la gracia es una y siempre eficaz, pero condicionada al amor-respuesta de la creatura.

Por otro lado, ¿acaso no es posible que Dios quisiese, y decretase, por su absoluto arbitrio, "autocondicionarse"?

Si fuese su voluntad previa limitar, en la economia de la gracia, la eficacia de sus mociones, a la libre respuesta de amor del hombre, ¿quién se atrevería a juzgarle o abarcarle en comprensión?

¿Podría ser que sea, designio del motor, dar fielmente y sin cansarse la moción al movil, y haberle dado al mismo tiempo también, un freno de mano?

"Los pensamientos de Dios, no son los pensamientos de los hombres"

¿No sería posible que el camino de santificación fuese renunciar libremente a ese freno-condicionamiento, obsequiando por amor, voluntad y querer a quien todo nos lo ha dado?
Y que entonces, paulatinamente, se "aumentase", (hablando impropiamente), la eficacia de esa gracia?

Es decir, solo haciendo "un dejar hacer".

¿Cómo sería ser "fiel en lo poco o en lo mucho" si la eficacia de la gracia no tuviese el condicionante de nuestro fiat?

"Fidelidad" ¿no es un término que solo puede usarse lícitamente referenciandolo, a "promesa", "entrega", "renuncia" y "amor"?

Podria quizá ser, qué cuando digo: "hágase tu voluntad", estoy diciendo "no se haga la mía"; renuncio a ella, para que pronto, dejando que esta gracia sea eficaz, "mi voluntad" sea, analógica y participativanente, "su misma voluntad".

Podría ser también que paradójicamente soy cada vez más libre cuando renuncio libremente, a elegir.
Para obedecer por amor.

Yo nada sé sobre estos tremendos misterios.

Lo que Jesucristo, impronta del Padre, nos ha revelado, y está en el catecismo, me es suficiente.

Creo que mucho de los cómo, porqué, o cuándo, permanecerán en el misterio, por voluntad de Dios, hasta que ya no veamos "como en un espejo".

Lo que sí se, es que nadie tiene el bisturí para diseccionar los pensamientos de Dios.

Se dice que Santo Tomás, luego de un éxtasis, decidió no continuar con sus escritos y dijo: "He visto cosas que hacen que lo que escribí, sea pura paja"

Cuánta sabia humildad!

Bendiciones!

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Es que en el tomismo nadie elige el bien sin haber recibido esa moción eficaz que es gracia eficaz. La gracia suficiente, en efecto, da solamente la capacidad de hacer el bien, no el hacer el bien de hecho. Eso no la convierte en un mero rótulo, porque la potencia es algo real, aunque sea distinta del acto, y de hecho, la posibilidad de querer, hacer o elegir es una posibilidad real, aunque no se quiera, haga o elija de hecho.

Lo que es siempre uno y eficaz es la moción, pero la gracia no tiene porqué ser una moción. Lo que da la capacidad de hacer algo es más bien una cualidad.

Lo único que Dios no puede hacer es lo contradictorio. Pero es contradictoria una moción que es eficaz por el consentimiento de la creatura, al menos si le queremos conservar algún sentido a la palabra "eficaz", como la propiedad de algo que hace algo. Porque esa moción "eficaz" por el consentimiento de la creatura no hace nada, pues al contrario, es el mismo consentimiento de la creatura el que la hace eficaz, pero eso ¿qué puede querer decir?

Lo único que quiere decir que después de haber recibido esa gracia, la creatura decidió libremente obrar bien. No tiene sentido decir que el consentimiento de la creatura obró sobre la gracia "eficaz" para que luego la gracia eficaz lo produjese a él mismo !!

Por eso es que el Rey de "El Principito" en realidad no mandaba nada ni hacía nada.

Lo único que no es contradictorio, es que o bien Dios mueve eficazmente a la creatura, y por tanto, la creatura se mueve tal como Dios la mueve, o bien Dios no mueve a la creatura, y estamos en el pelagianismo puro.

Y no hay nada de humildad, en el fondo, en ese "despojamiento" nuestro que nada menos que confiere eficacia a la actividad de Dios.

Es cierto que Dios es misterioso, pero las contradicciones no son misteriosas, y no querer permitirlas no es falta de veneración ante el misterio, sino falta de pereza intelectual.

Saludos cordiales.
20/11/25 3:48 AM
  
sofía
En los catecismos no se hace teología, afortunadamente, en los catecismos se expone claramente la fe, lo que constituye la doctrina católica, no las especulaciones de los teólogos que se pueden aceptar o no sin perder un átomo de catolicidad.

Usted dice que es de fe que hay dos tipos de gracia diferentes que se corresponden con su descripción bañeciana de suficiente y eficaz, pero hasta ahora ha sido incapaz de citarnos un documento que lo demuestre. Dijo que era doctrina de fe desde la condena del jansenismo, pero tras leer la condena del jansenismo podemos comprobar que eso no es cierto.

Lo que decía el documento es que la gracia se puede resistir o se puede obedecer y que Dios da a todos los hombres gracia, lo que pasa es que los que pecan la rechazan. Se puede leer más arriba en mi comentario anterior el contenido de la condena al jansenismo. Nada que ver con los conceptos bañecianos de gracia suficiente y gracia eficaz.

Lo de aplicar el adjetivo "eficaz" a la gracia cuando se realiza la obra buena no supone ningún problema y no es cuestión de fe, es cuestión de acuerdo lingüístico sobre lo que significa el adjetivo eficaz, pero lo mismo se puede aplicar a la gracia suficiente que no ha sido rechazada y ha realizado su obra buena.

Saludos cordiales

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Por la condena del jansenismo se sabe que hay una gracia que da la capacidad de obrar bien y que no siempre va acompañada de la buena obra. A eso es a lo que todos los teólogos, de la escuela que sean, llaman “gracia suficiente”. Y llaman “gracia eficaz” a la que va acompañada de la buena obra.

Esos nombres así entendidos no prejuzgan la naturaleza de esas gracias, que las distintas escuelas teológicas interpretan distintamente.

Así entendidas esas expresiones, lo que ellas designan es parte de la fe católica.

Es obvio además que la gracia suficiente no es por sí sola suficiente para producir la obra buena y que lo único que produce por sí sola es la capacidad de obrar bien.

Porque para que se produzca la buena obra, en todo caso hay que agregarle, según las escuelas, o bien la gracia intrínsecamente eficaz, o bien el libre consentimiento de la creatura, aunque sea el libre consentimiento en no interrumpir la “moción falible”.

Y eso explica que esa gracia suficiente a veces vaya acompañada de la buena obra y a veces no, según que se añada o no ese otro factor.

Saludos cordiales.
20/11/25 4:04 AM
  
sofía
Dije que en su contestación a mi comentario del 17/11/25 7:04 PM había dos puntos distintos, voy con el segundo:
Dice usted:
“Es claro que el que no rechaza la gracia se distingue a sí mismo, porque pudiendo rechazarla, no lo hizo. Ambas cosas estaban su poder, y optó por una de ellas, distinguiéndose, por esa opción, del que optó por la otra.

La cuestión es si él es la Causa Primera de esa distinción. En ese caso, vamos contra lo que dice San Pablo : "¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?". En caso de que la Causa Primera de esa opción suya sea Dios, estamos de acuerdo con San Pablo, pero en desacuerdo con Marín - Solá y Maritain.”

Como ya le dije en un comentario anterior no estoy de acuerdo en que el que no rechaza la gracia se distinga a sí mismo positivamente, es el que rechaza la gracia el que se distingue a sí mismo negativamente.

Ni Marín Solá ni Maritain dicen que el hombre sea causa primera en la línea del bien.

Yo también dije claramente en un comentario anterior que la iniciativa del bien es siempre de Dios y la iniciativa del mal es del hombre.

A eso me respondió usted:
“No es posible distinguirse en la línea del mal si no se tiene la capacidad de distinguirse en la línea del bien, como no es posible distinguirse en ponerse a la derecha si no se tiene la capacidad de distinguirse en ponerse a la izquierda.
Esto es de sentido común, justamente. ...
...Pero san Pablo pregunta "¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?" “

Según su respuesta, ¿piensa usted entonces que hay simetría en el funcionamiento de la línea del bien y la línea del mal?

Porque yo tenía entendido que Santo Tomás dejó muy claro que la línea del bien es la línea del ser y la línea del mal es la del no ser y es por eso que la causa primera del bien es siempre Dios pero el hombre es causa primera del mal, por eso le había contestado anteriormente:

“Lo que me dice el sentido común es que si no hay simetría entre la línea del bien y la línea del mal, ni Calvino tiene razón cuando habla de doble predestinación (ahí estará de acuerdo usted conmigo, supongo) ni usted tiene razón cuando quiere atribuir a quien no rechaza la gracia que se distingue positivamente cuando en realidad es el que la rechaza el que se distingue negativamente.

Así que totalmente de acuerdo con san Pablo, no tengo nada que no haya recibido.”

Saludos cordiales

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Lo que distingue a uno de otro es lo que se da en su caso que no se da en el caso del otro.

En el caso del que no interrumpe la moción falible, lo que lo distingue del que interrumpe la moción falible es precisamente esa no interrupción libre y voluntaria de su parte.

Según Marín Solá y Maritain, el origen último de esa no interrupción no está en Dios, sino en el mismo ser humano que no interrumpe esa moción.

Luego, él se distingue a sí mismo, contra lo que dice San Pablo: “¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?”.

No hay simetría entre la línea del bien y la línea del mal, porque en la línea del bien Dios es Causa, por su querer, en la del mal, es solamente Condición necesaria, por su permitir, siendo la única causa la creatura.

Pero la no interrupción de la “moción falible” no es ser, según Marín Solá y Maritain, y por tanto, tampoco es buena, y no se puede decir tampoco, según esos autores, que sea mala. Y sin embargo, es algo libremente decidido por la creatura, con lo cual debería ser o bueno o malo moralmente.

Saludos cordiales.
20/11/25 4:58 AM
  
sofía
Veo que en su respuesta a un comentario hace ud una suposición gratuita que es además una falacia ad hominem:
"Las propuestas del tipo de Maritain y otras no buscan ante todo la verdad. Buscan apaciguar al espíritu humano."

Eso no es cierto: las propuestas del tipo Maritain buscan evitar la incoherencia de hacer que el Sumo Bien sea responsable del mal ni directa ni indirectamente.

En cuanto al espíritu humano, se apacigua de modos muy diversos según la psicología de cada cual y su experiencia vital. Hay quienes necesitan del fatalismo del "todo está escrito", hay quienes se dedican a buscar constantemente "signos" de que sucederá lo que desean, hay quien necesita el fanatismo de creer que él y nadie más que él posee la verdad y niegan la búsqueda honesta de la verdad por parte de otros. Hay quienes necesitan tener fé en las ideas más diversas, ateísmo incluido, con absoluta seguridad de que tienen razón, hay quienes necesitan evadirse de la realidad etc.etc.etc.

Tener fé en Dios, en la imagen de Dios que se revela en Jesucristo, nuestra Verdad existencial como católicos, no supone ningún obstáculo para la búsqueda de la verdad en ningún campo del conocimiento, sea científico o filosófico.

Saludos cordiales

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Es otra forma de no buscar la verdad. Todo pensamiento "para que" resulte algo que se supone que es bueno, tiene otros objetivos además de la verdad. Además, nunca el tomismo clásico dijo que Dios sea responsable del mal moral, sino que explica porqué no lo es.

Pero si vamos al tema concreto que estamos discutiendo, una y otra vez vamos a ver aparecer consideraciones "pastorales" que lo que buscan, justamente, no es la verdad, sino apaciguar al espíritu humano.

Saludos cordiales.
20/11/25 12:07 PM
  
sofía
Yo: "..: las propuestas del tipo Maritain buscan evitar la incoherencia de hacer que el Sumo Bien sea responsable del mal ni directa ni indirectamente"
Ud: "Es otra forma de no buscar la verdad. Todo pensamiento "para que" resulte algo que se supone que es bueno, tiene otros objetivos además de la verdad."
Pues le diré,que yo sepa evitar incoherencias tiene como objetivo buscar la verdad, porque la verdad es coherente, no es contradictoria.

(...)

Saludos cordiales

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Lo que se busca ahí es algo que se ve como bueno, y ése es el peligro, justamente, de no buscar ante todo lo verdadero. En base a lo que a uno le parece que es la justicia y en base a lo que a uno le parece que debería ser la justicia de Dios, se arma una teoría acerca de lo que es.

El camino correcto es el inverso: ante todo, qué es lo que realmente es. Recién ahí vamos a poder tener ideas correctas sobre la justicia, y sobre la justicia de Dios.

Saludos cordiales.
21/11/25 1:00 AM
  
The Providence
Interesantísimo debate !

Yo le preguntaría a alguien que defiende la reprobación negativa antecedente lo siguiente:


¿Puede ser justo que la no-elección divina anteceda al uso de la libertad, sin que la criatura tenga aún responsabilidad alguna?

¿Cómo se distingue una “voluntad permisiva” de una “negación de auxilios necesarios” sin que esta última implique una voluntad positiva de perder al no-elegido?

Si Dios es Amor, ¿cómo puede un acto primero suyo consistir en no amar eficazmente a un alma que aún no ha elegido el mal?

¿Puede llamarse “providencia” a un plan donde algunos reciben ayudas infalibles y otros no, sin relación con sus decisiones?

¿No es más acorde con la bondad divina que la diferencia entre salvados y condenados provenga del libre rechazo humano y no de una diferencia de auxilios previos?

¿En qué sentido puede ser “imparcial” un Dios que reparte gracias desiguales antes de cualquier mérito o demérito?

¿No basta con la presciencia divina para preservar la soberanía de Dios sin introducir una pre-reprobación no basada en la libertad humana?

Si la gracia suficiente es realmente suficiente, ¿cómo se explica que infaliblemente nunca llegue a producir el acto?

Néstor, no pretendo que responda a todas, no quiero abusar de su time. Me conformaría con un par de ellas. Mil gracias

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No es que nunca se produzca el acto para el cual la gracia suficiente capacita a la persona, se produce si la persona recibe además la gracia eficaz.

La gracia suficiente por sí sola no puede producir el acto, porque lo que produce es la potencia, es decir, la capacidad de actuar, no el acto mismo. De por sí, la posibilidad queda en posibilidad por los siglos si no es actualizada por alguna causa en acto. Pero eso no quita que sea una verdadera posibilidad. Sería absurdo exigir que algo fuese actual para que fuese realmente posible.

La única exigencia, por así decir, que se plantea a la Voluntad divina respecto de las creaturas es hacerles posible lo que corresponde a sus naturalezas, y esto en universal, porque en lo individual nada impide que alguna creatura careza de lo necesario, como los animales que mueren de hambre, por ejemplo.

Es decir, las creaturas ni siquiera tienen porqué existir, pero una vez que ha decidido libre y gratuitamente darles la existencia, Dios “debe”, en cierto sentido, hacerles posible lo que corresponde a su naturaleza, en universal, como dije.

Pero hay una “segunda gratuitad”, que es la ordenación de la creatura racional al orden sobrenatural, haciéndola tender a un fin sobrenatural que es la visión beatífica. En forma análoga, es coherente con la Sabiduría y Bondad de Dios que haga posible, en universal, alcanzar ese fin a todas las creaturas racionales, y para eso está justamente la gracia suficiente. Pero tampoco se puede exigir a Dios que lleve a la salvación a todas las creaturas racionales sin excepción.

A ese fin sobrenatural no se llega sin la gracia. La gracia es sobrenatural, y por tanto, no es debida nunca a la naturaleza creada, Dios la da, por tanto, cuando quiere y a quien quiere, sin injusticia alguna.

El que se condena no es responsable de no haber sido elegido, es responsable de los pecados y la impenitencia final en los que libremente ha incurrido. Lo que pasa es que aquí hay un factor que cambia toda la ecuación, y que es la libertad de las creaturas racionales. Si suelto una piedra en el aire, la piedra no es responsable de caer, pero si fuese una piedra libre y cayese libremente, lo sería. Claro, no tenemos ejemplos así en nuestra experiencia, pero es que no hay nada que sea “de la misma clase” que la relación entre la Libertad divina y la libertad creada.

La reprobación negativa antecedente no es la voluntad de condenar a alguien, ésa es consecuente, posterior a la previsión divina de las culpas y la impenitencia final.

Es parte de la libre y soberana disposición que Dios hace de sus dones
sobrenaturales, gratuitos e inexigibles.

De la reprobación negativa antecedente se sigue la previsión divina de las culpas y la impenitencia final en las que libremente incurren los réprobos, y sobre esa base, o sea, consecuentemente, decreta Dios la condenación eterna de los mismos.

Justamente, el Amor de Dios es gratuito, no obligatorio. A lo único a lo que Dios ama necesariamente es a Sí mismo, porque sólo el Bien Supremo ha de ser necesariamente amado.

Las creaturas no son necesarias ni el amor a las creaturas es necesario, fuera del hecho de que si Dios las crea, es porque libremente ha elegido amarlas y sería contrario a su Sabiduría y Bondad que dejase de amarlas una vez que las ha creado.

Dios crea por pura generosidad, sin estar sujeto a ley alguna fuera de aquella de hacer posible a cada naturaleza lo que naturalmente le corresponde, al menos en universal. La existencia no nos corresponde naturalmente, claro.

De nuevo, el caso de Dios es único, Él está en la cumbre, no tiene ninguna autoridad por encima de Él a la cual tenga que dar cuentas. No podemos aplicarle sin más categorías como la “obligación”.

Dios no tiene porqué ser imparcial. Él hace lo que quiere con sus dones, y siempre en forma justa y santa. No tiene que darnos cuenta a nosotros, y es necesario que no tenga que hacerlo, de lo contrario no sería Dios. No está obligado a evitar todo pecado en todas sus creaturas racionales.

Todo el espectáculo del mundo que nos rodea confirma es así con todos los dones divinos. La Creación es el escenario de las desigualdades. Hay diferencias por doquier, y destinos diferentes, por doquier. Dios reparte sus dones con total libertad, a unos más, a otros menos, porque así lo quiere. Miremos nada más lo que son los talentos artísticos o científicos, las fortunas económicas, la salud, etc. etc. ¿Dónde está la Providencia divina? Precisamente ahí.

Decir que todo depende en última instancia de la decisión que tomen las creaturas racionales y de nada más, es en el fondo negar a Dios. No hay ser y bien en lo creado que no venga del Creador. Si la decisión de la creatura es buena, entonces, viene del Creador. Si es mala, no viene del Creador, pero tampoco puede ocurrir sin la permisión del Creador, que siempre pudo causar en su lugar la decisión buena.

No tiene sentido poner a la libertad creada a pelear con la Omnipotencia divina, lo único que tiene sentido es decir que el mismo acto libre de la creatura racional es fruto de la Omnipotencia divina, ahí está el error del calvinismo, justamente, en pensar que la Omnipotencia niega la libertad de las creaturas, al pensarlo así, disminuye la Omnipotencia divina precisamente al querer ensalzarla.

No basta con la sola Presciencia divina, porque Dios es Causa Primera, y eso quiere decir que nada escapa al control divino, porque las causas segundas sólo actúan en tanto que movidas por la Causa Primera. Sólo existen Dios y las creaturas, y las creaturas dependen totalmente de Dios.

Saludos cordiales.
21/11/25 8:29 AM
  
sofía
Y refiriéndome al contenido que se viene discutiendo, aunque no contestó a mis últimos comentarios en otros posts, sigo estando en desacuerdo con su noción de gracia suficiente como aquella que capacita para hacer el bien pero con la que nunca elegiremos hacer el bien a pesar de tener libre albedrío y capacidad de elegir.
Si con solo la gracia suficiente la persona está capacitada para elegir el bien y si realmente tiene libre albedrío y dos opciones a elegir: A (hacer el bien) y No A, aquí y ahora ocurrirá una de estas dos cosas:

1- Que elija No A, en cuyo caso tiene usted razón en que en el momento de la elección puede elegir A en sentido dividido pero no puede elegirlo en sentido compuesto.
2- Que elija A, en cuyo caso en el momento de la elección puede elegir No A en sentido dividido pero no en sentido compuesto.
Sin embargo usted elimina la opción 2 sin explicar por qué.
Pero si no hay dos opciones reales, sino solo una de ellas, en realidad no hay libre albedrío, se está determinado al No A.

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Con la gracia suficiente la persona está capacitada para elegir, con sólo la gracia suficiente, la persona está capacitada para elegir en sentido dividido, no en sentido compuesto.

De lo contrario alcanzaría con la potencia para tener el acto, lo cual es absurdo.

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Respecto a la potencia y el acto, si la actualización de esa potencia depende de la voluntad del sujeto, se le puede considerar responsable de no actualizarla, pero si la actualización no depende de ese sujeto sino de una circunstancia externa al sujeto, no se le puede considerar responsable de no actualizarla.

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En efecto, la actualización de esa potencialidad depende de la voluntad del sujeto, y por eso éste es responsable. Lo que pasa es que a su vez el acto de la voluntad del sujeto depende de la moción divina intrínsecamente eficaz. Ahora bien, Dios no está obligado a mover siempre hacia el bien a las voluntades creadas.

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En cuanto a las mociones rompibles sigo sin estar de acuerdo con usted en que sean contradictorias, porque hay diversos modos de mover, ¿o es que la atracción no es una manera de moción? Moción es agarrar a alguien por los pelos y arrastrarlo y moción es atraerlo suavemente de modo que pueda decidir dejarse llevar o no, a lo mejor simplemente mostrando un incentivo. Y en cualquiera de los dos casos, tanto si se deja atraer como si no, no hay ningún fallo del agente si eso es precisamente lo que quiere el agente, que se deje llevar por la atracción si quiere o que no se deje llevar si no quiere.
Así que Dios puede realizar mociones rompibles si esa es su voluntad. Decir que no puede realizar mociones rompibles es rebajar su omnipotencia.

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La moción es la acción y el efecto de mover, y es también la cualidad transeúnte que hace posible ese movimiento. Por tanto, es lo mismo que la moción sea por atracción o por la causa que sea: si mueve, mueve, si no mueve, no es moción. Por tanto, si no mueve, no es que falle, porque para fallar hay que existir.

Lo que puede fallar no es la moción, es el intento de mover, como si quiero tirar con una cuerda de un bloque de piedra, y la cuerda se rompe. La moción no falló, porque sólo existió mientras alcanzaba su objetivo, mover la piedra. Al romperse la cuerda se terminó la moción, y no es que haya fallado la moción, falló la cuerda.

Lo mismo si quiero atraer a un animal para venga donde estoy. Lo estoy moviendo mientras se está acercando, o sea, la moción no falla, lo que puede pasar es que deje de hacerme caso, con lo cual la moción deja de existir y ya no puede tampoco fallar.

Es claro que en el caso de la moción divina, la cuerda no puede romperse, al menos sin que Dios lo permita, con lo cual tampoco hay fallo alguno, como yo no fallo si voluntariamente dejo que se me termine la batería del celular y se me corta por eso una conversación.

Saludos cordiales
22/11/25 3:05 AM
  
The Providence
Néstor, esto es de Fe; cito del Catecismo Mayor:

2001 La preparación del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la gracia. Esta es necesaria para suscitar y sostener nuestra colaboración a la justificación mediante la fe y a la santificación mediante la caridad. Dios completa en nosotros lo que Él mismo comenzó, “porque él, por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina cooperando con nuestra voluntad ya convertida” (San Agustín, De gratia et libero arbitrio, 17, 33):

«Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar con Dios que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos curados; nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos sigue para que seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos sigue para que vivamos por siempre con Dios, pues sin él no podemos hacer nada» (San Agustín, De natura et gratia, 31, 35).

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Exactamente. De aquí no se sigue, claro, que todos se salven, sino que eso se cumple hasta el fin en los elegidos y predestinados.

Saludos cordiales.
23/11/25 8:14 AM

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