Olvido y Sustitución (por lo eclesial)
Cuanto más pasa el tiempo, y más evidentes se nos aparecen los girones de Iglesia que sangran -y hacen sangrar-, más evidentes se hacen los peligros que se empezaron a gestar en su Seno, engendrados por algunos en/por el Concilio Vaticano II.
Porque según algunos el Concilio sembró y, por tanto, cosechó -con el debido tiempo y cuidados-, lo que hoy es la Iglesia: un “ente” que ya no se sabe si sube o baja, si gira a un lado u otro, si vive o muere: ha perdido su Ser y, en consecuencia, su Mision. Salva sea siempre la Providencia Amorosisima del Señor, por Ella y por cada uno de nosotros.