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9.11.16

"..., así tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí" (Jn 15, 4 in fine)

De Horacio se cuenta aquella frase que llegó a hacer tal fortuna que ha llegado viva hasta nuestros días: “Y la montaña parió un ridículo ratón” ("Parturient montes, nascetur ridiculus mus"). En España también se hace referencia a ella cuando se habla de "el parto de los montes".

Me ha venido a la cabeza tal sentencia al leer con detenimiento la ya “famosísima” Declaración Conjunta Con Ocasión de la Conmemoración Católico-Luterana de la Reforma, firmada en Lund  (Suecia), el pasado 31 de octubre, fecha exacta de la clavada que se marcó el Lutero en la puerta de la catedral alemana de Wittenberg, abogando ni más ni menos que “por un cristianismo puro". ¡Toma nísperos! ¡No era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano…!

Por cierto y sine ‘animus criticandi’: ha pasado siempre -y no solo en el plano eclesial, también en el político o en el de la cultura- que  todos  los  intentos  de  los  hombres  -bienintencionados, segurísimo- de "purificar y restablecer en sus orígenes” -tal como ellos lo ven, claro: pequeño detallito- acaban por “ensuciar” y “destrozar” lo que pretendían -bienintencionada y misericordiosamente-, corregir. Siempre.

Y el caso de Lutero y su “cristianismo puro” no solo no escapa a esta regla sino que es paradigmático: una “foto fija” o mejor todo un icono, ya que estamos en temas de religión. Porque en el luteranismo, de hecho, no ha quedado “títere con cabeza” (Miguel de Cervantes, cap 26 de su “Retablo de Maese Pedro", en su segundo libro sobre don Quijote).

Allí, caso de que hubiese habido algo en los comienzos, como pasó también en su día con los anglicanos -y las dos familias han llegado a lo mismo a día de hoy- no ha quedado ni el recuerdo: ni Sacerdocio, ni Eucaristía, ni Pentencia ni nada de nada; o sea, no han quedado ninguna de las señas de identidad de lo que es la Iglesia: si la Iglesia vive de la Eucaristía -y de Ella vive-, donde no la hay, solo habrá -y en el mejor de los casos- una iglesia “muerta". De pura inanición: consumida y cocida en su propio jugo.

Es lo que les ha pasado y les pasa, tanto a los luteranos como a los anglicanos.. De ahí que el pretendido “ecumenismo” con ellas no tiene más que estos dos caminos posibles: el camino malo, el de “pelillos a la mar", aquí todos guais, y besitos y abrazos, comunión a gogó; o el camino bueno, el que “denunció” Benedicto XVI afirmando que el “ecumenismo” es un tema que está solo en las manos de Dios.

Sin ir más lejos -es más: yendo a lo cercano de la noticia. o mejor: “notición” en campo sueco- la “ordenación” de ministr@s y obisp@s homosexs es el poso tóxico pero real de a dónde han llegado y en qué se han convertido. Algo que nunca debió suceder; pero…, ha sucedido; y como por sus frutos los conoceréis (Mt 7, 20), se han retratado; y el selfy, al no pasarlo por el fotoshop, les ha salido como les ha salido: con lo que hay, con la obispa y los besitos. Por cierto, no sé si será.verdad, pero circulan por ahí unas palabritas de la obispa en las que declara que fue Francisco el que se invitó; y que si quería ir como uno más, pues que fuese, pero que ellos opinaban lo que opinaban del Papa y de la Iglesia.

Bueno, a lo que iba. He leído la Declaración Conjunta (DC, en adelante) en la que “a bombo y platillo", y a falta de otras piezas más jugosas que echarse a la boca -porque no las había: “las uvas aún están verdes"…, “y lo que te rondaré morena"-, han puesto todo el acento en “seguir juntos en el servicio” -¡en castellano, y dicho así, qué expresión más desafortunada!-, “defendiendo los derechos humanos y la dignidad", “trabajando por la justicia y rechazando toda forma de violencia".

“Hoy…, elevamos nuestras voces para que termine la violencia y el radicalismo". “Instamos a trabajar conjuntamente para acoger al extranjero, para socorrer las necesidades de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecucion, y para defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo". “Hoy más que nunca, comprendemos que nuestro servicio conjunto en este mundo debe extenderse a la creación (sic) de Dios, que sufre explotación y los efectos de la codicia insaciable". “Rogamos por un cambio de corazón y mente que conduzca a una actitud amorosa y responsable en el cuidado de la creación” (sic).

“¡¡¡Apaga y vámonos"!!! ¡Sé católico para esto! ¡Hazte cura para esto!

Vamos a ver: ¿que un católico puede firmar esto? Por supuesto. ¿Y un luterano? También. Y un budista, y un moro, y el portero del Madrid, y la pescatera de Santurce, y un intelectual, y un obrero de la construcción, y la misma Doñores; y no digamos la Cifuentes y el Osoro… Pero pretender que la Iglesia Católica está para esto, y además como el primero de sus objetivos…, pues como que no: ¡qué quieren que les diga!

Por cierto y perdón por el inciso: esta DC me ha traído a la memoria otras bienintencionadas “platajuntas” postconciliares, y sus “declaradas” posteriores; de esas “platajuntas” no quedan más que 6 o 7 vejestori@s, y que no han logrado absolutamente nada: nada positivo o bueno, se entiende…, porque contribuir activamente en descristianizar el país y empobrecer a la Iglesia española…, ese granito sí lo han puesto. Y ha dado sus “frutos” con la colaboración necesaria por imprescindible, y viceversa, de una parte notable de los jerarcas que, aplaudieron hasta con las orejas unos y callaron, arrinconados, otros. y una parte de los superiores de todos esos sujet@s que participaron en el tinglado. Pero daño hicieron todo el que quisieron: porque les dejaron decir y hacer todo y de todo.

Luego, en esa DC, se han lanzado también algunos fuegos artificiales -todo apariencia, pero tienen un punto de arte notable, nada despreciable-, que mientras los ves, deslumbran y encandilan; pero son instantáneos; y han ardido también algunos fuegos fatuos (por inflamación de fosforo o metano, principalmente, y suelen oler fatal); hombre, queda uno muy bien al decirlo, pero son meros brindis al sol; para más inri, al sol sueco que comparado con el hispano… pues está todo muy descompensado, porque no hay ni comparación.

La pregunta clave, a mi entender es la siguiente: ¿cómo se ha podido llegar en la Iglesia Católica -y de hecho se ha llegado- del “Yo soy la vid, y vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí, y Yo en él, ese da mucho fruto, porque sin Mí no podéis hacer nada. El que en Mí no permanece será echado fuera y se secará, y lo recogerán y lo echarán al fuego, y arderán […] Permaneced en mi Amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi Amor, como Yo he guardado los mandamientos d mi Padre y permanezco en su Amor (Jn 15, 5-6.10); al “Rogamos [los dos, anglicanos y católicos] por un cambio de corazón y mente que conduzca a una actitud amorosa y responsable en el cuidado de la creación (sic)"?

El bajonazo, como se dice en términos taurinos, es impresionante: vamos, de mandarles a la Guardia Civil y que los metan en el cuartelillo a dormirla.

¿Va a ser este el itinerario ecuménico que desde el Vaticano se pretende imponer -por no usar otros términos, que podría- a toda la Iglesia?

Hombre, si se piensa y se declara que el proselitismo es el mayor pecado en estos temas, que es lo peor que puede pasar y que puede hacer la Iglesia Catñolica y sus hijos en este horizonte…, siempre quedarán los besitos y los abrazos y el rogar y el pedir bien juntitos -¡tots junts!, se gritaba por las cataluñas, a caballo entre los 60 y los 70- por la creación (sic)