Ser o no ser Charlie Hebdo: cinco preguntas
1.
¿Por qué el mundo es más sensible a unas tragedias que otras? Ejemplos de otras tragedias: En su última avanzada, Boko Haram asesinó dos mil personas; en Iraq continúa la persecución sistemática de kurdos y cristianos; los abortos voluntarios se cuentan por miles y miles cada día. ¿Dónde están esas otras marchas?
2.
En las marchas de París, y otros lugares, ¿qué concepto hay de “libertad de expresión"? En particular, ¿cómo se supone que debe articularse esa libertad con la responsabilidad social de tener una voz pública? ¿Estamos dispuestos a respaldar la libertad para insultar, denigrar, humillar, y todo queda resulto con decir que es un lenguaje “sarcástico"? ¿El antisemitismo, la islamofobia, la blasfemia quedan automáticamente aprobados por las marchas en Francia?
3.
Una muerte violenta, a manos de cobardes armados, no hace automáticamente buena la vida así mutilada. Hay en esto un extraño principio hermenéutico que ha sido implantado exitosamente por el comunismo en muchos lugares, y que pretende exaltar al agredido con el propósito de castigar al agresor. ¿Somos conscientes de que entre la consigna “el que sufre es inocente” y la consigna “el que sufre se merece su sufrimiento” hay una amplia serie de matices? ¿Nos damos cuenta que en el caso del periodismo irresponsable de Charlie Hebdo nos quieren obligar a saltar del extremo de la reprobación al extremo de la canonización? ¿Y si yo prefiero rechazar A LA VEZ la violencia de esa clase de periodistas y la de los terroristas, sin caer en ninguno de los dos extremos?
4.
Es clara la hipocresía política de una marcha en la que lo único que parece grave es no hacerse presente. Como anotaba Michele Tribalat, ¿cuántos de los medios de comunicación que cubren las marchas estarían dispuestos a republicar las grotescas caricaturas contra Mahoma que hicieron tristemente famoso a Charlie Hebdo? ¿Cuántos países que envían altos representantes a las calles de París contienen leyes que de hecho impedirían la publicación o reimpresión de Charlie Hebdo en su propio territorio? ¿No resulta excesivamente fácil ser valiente con los muertos ajenos?
5.
¿Qué sigue después de las marchas? Reivindicada así la “libertad (irresponsable) de expresión,” queda claro que las religiones deben aceptar que en una “sociedad democrática y libre” cualquiera puede blasfemar y que lo malo es oponerse porque ello, según esa mentalidad, lo sitúa a uno del lado de los terroristas salvajes, primitivos, ignorantes, fundamentalistas y dogmáticos. ¿Tienen consciencia de ello los sacerdotes y religiosos que pasan un cheque en blanco de respaldo a los manifestantes de “Je Suis Charlie“?

Hay que orar por la Iglesia perseguida por la seducción de la mundanidad, y pedir a Dios que se levanten voces claras y vigorosas que sepan tapar la boca a los sacerdotes, obispos y cardenales irresponsables, o en complicidad de pecado, que proponen barbaridades, como los que hablan de reconocimiento de matrimonio gay o de dar la sagrada comunión a los divorciados. Ese tipo de personas hacen mucho daño y van a presionar mucho para que en la segunda parte del Sínodo de la Familia, a celebrarse en este 2015, se imponga su punto de vista y la Iglesia produzca un documento traidor a Cristo y al Evangelio. Si algo así sucede, pasarán siglos antes de que el daño se repare, aunque por supuesto la Iglesia no se acabará. Esta intención implica interceder fervientemente por el Papa aunque sabemos que un error suyo en esto no termina la autoridad de la Iglesia ni del papado mismo. Pero sería un daño espantoso y hay que suplicar que Francisco sea claro en sus palabras y firme con la firmeza de Cristo en lo que hay que defender en cuanto al matrimonio y la familia.
o falta ver si eran menos lascivos los mediterráneos de Pompeya y Herculano que algunos grandes ejecutivos del siglo XXI, verdaderos alimentadores del tristemente llamado turismo sexual.