Razones para preparar con tiempo algunos cambios en el Derecho Canónico (2)
Algunas enseñanzas del otro Código
Aquellos que se preguntan si es posible tener más de un ‘corpus’ de leyes en la Iglesia Católica pueden obtener preciosa información de la historia que condujo a la elaboración del Código de Cánones de las Iglesias Orientales (Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium [traducción al inglés aquí], en adelante CCEO), que por cierto no aparece en el sitio web de la Santa Sede (acepto correcciones si estoy equivocado). En síntesis: existe distinta legislación porque ha existido desde tiempo inmemorial distintos ritos.
Iuscanonicum nos introduce en este fascinante mundo:
Es sabido que en la Iglesia existen diversos ritos. Por ritos se pueden entender dos realidades: por un lado un rito es un conjunto de tradiciones litúrgicas, y por otro se habla de ritos en sentido jurídico.

Cuando se habla de homosexualismo–lo hemos comprobado una vez más–las reacciones suelen ser viscerales. Hubo una época en que la sola mención de la palabra despertaba burlas y amargo desprecio; hoy, por lo menos en Europa, la tendencia es juzgar todo lo que digas con el siguiente rasero: si no afirmas que da exactamente lo mismo la preferencia sexual de la gente eres un retrógrado- machista- patriarcalista- hipócrita- reprimido- homófobo- intolerante.
Siglos enteros de clara discriminación y agresividad contra la población homosexual hacen que una proporción notable de gente de nuestro tiempo se sienta con complejo de culpa a la hora de hablar del asunto. Algunos comentarios recibidos en entregas anteriores sobre este mismo tema así lo reflejan. Van en la línea de : “Oye, ya los hemos maltratado bastante, ya déjalos en paz…”
El amor de un papá es una de esas maravillas que está por convertirse en “especie en vía de extinción.” Los que critican el patriarcalismo y el machismo (que no son inventos, porque sí que se dan) corren el riesgo de engañarse o de engañar a otros haciendo creer que el amor masculino es siempre dominación, egoísmo, uso del otro. Precisamente lo hermoso de un papá, de un verdadero papá, es que ama sin aplastar y ama sin utilizar.